Oh! Parece ser que estás usando adblocker y lo respetamos. Por eso podrás seguir disfrutando de nuestros contenidos sin problema pero quisiéramos pedirte que lo desactivaras para nuestro site. Ayúdanos a seguir adelante y a luchar por aquello en lo que creemos.
Content
Volvió corriendo segundos después cuando se percató de su tremenda metedura de pata
Playground community
08 Noviembre 2018 22:54
“Confundes lo público con lo privado” es ya una frase hecha. Y cuando la Humanidad ya tenía asimilado el concepto de “intimidad”, ha llegado la exposición en las redes sociales, bien sea manifestando nuestros pensamientos, preferencias y fobias por escrito; bien a través de imágenes fotográficas u otra clase de iconografías. Incluso algunos se atreven a calificar estas actividades exhibicionistas con una nueva palabra: “extimidad”.
Claro que esto implica un deseo de llevarlo a cabo, una intención, un acto de la voluntad. Pero el ser humano tiene otra capacidad a veces impagable: la de meter la pata. Hasta el corvejón, como en este caso.
El vídeo que podéis ver aquí —con alguna que otra zona borrosa, pícaros— fue grabado hace cuatro días en la ciudad de Nueva Taipei, en Taiwán. Registra el momento en el que un conferenciante que estaba dispuesto a desplegar su conocimiento ante los alumnos de la Universidad de esa ciudad proyecta desde su portátil —obviamente, por error— un vídeo porno.
No, no se trataba de ninguna nueva y agresiva técnica educativa.
Podríamos decir que hubiera podido ser peor. Hubiera podido tratarse de un vídeo amateur, doméstico, grabado por el propio docente, con lo cual la sensación de vergüenza se hubiera potenciado. Pero al menos era un vídeo porno industrial, de rostros anónimos.
El grueso de la respuesta emocional ante esta metedura de pata fueron las risas, con la notable excepción de alguna alumna que se tapa —o medio tapa— los ojos con un libro para no ver. ¿Por qué con un libro, cuando es más fácil cerrar los ojos? Misterio y asombro. Cómo puede ser para nosotros un asombro que el domingo sea día lectivo. Pero ya sabrán en Taiwán lo que hacen.
20 segundos de sexo y risas nerviosas, incontroladas, hasta que el nervioso profesor, que había salido del aula tras darle al play, se percató del entuerto y corrió a cortar la emisión.
Solo 20 segundos que seguro que a él se le hicieron como 20 horas. Y más que se le harán si recibe algún severo castigo por parte de la administración universitaria. Que eso está por ver. Aunque, casi seguro que pasa.
Por cierto, si te parece que algo así es rarísimo, que sepas que no es la primera vez que pasa. Hace poco más de un mes sucedió exactamente lo mismo en la Universidad de Toronto. Así de bien preparan sus clases algunos.
share