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Culture
La película se inventa la fecha en la que el cantante conoció que tenía VIH para jugar con el drama y justificar el regreso de Queen a los escenarios.
06 Noviembre 2018 13:16
Que Bohemian Rhapsody no realiza un retrato fiel de la figura de Freddie Mercury es algo que ya apuntamos por aquí. A pesar de ser un éxito rotundo en la taquilla internacional y de recaudar 50 millones de dólares en EE.UU. y Canadá en tan solo tres días, varias críticas y publicaciones especializadas, como The Wrap, E! y ScreenCrush, han detallado las imprecisiones y manipulaciones de la película para acrecentar el drama.
El guion escrito por Anthony McCarten, que cuenta con el beneplácito de Brian May y Roger Taylor (miembros de Queen), presenta a Mercury como un villano cuando se propone ser el primero de la banda en grabar un disco en solitario y hacerlo además a espaldas de sus compañeros. Sin embargo, esto es inexacto e incierto. Antes de que Mercury debutara como solista en 1985 con Mr. Bad Guy, anteriormente el batería Roger Taylor ya había publicado dos álbumes: Fun in Space (1981) y Strange Frontier (1984), un detalle que tanto el guionista y los consultores se dejaron fuera de la cinta.
La otra gran tergiversación de Bohemian Rhapsody tiene que ver con el estado serológico del cantante. En el largometraje de Bryan Singer, Mercury descubre que tiene VIH poco antes del concierto Live Aid, que tiene lugar en 1985. No obstante, eso no fue así ya que Mercury conoció su diagnóstico en 1987. La película se vale de la noticia de que el intérprete vive con este virus para que Queen se reúna y actúe en el Live Aid pero, por esa época, el Dios del rock aún no sabía que era seropositivo.
“Es muy perverso que la cinta use el VIH para que la banda encuentre una justificación para actuar en el Live Aid”, señalan desde IndieWire, mientras que en Daily Beast remarcan que utilizar de esa forma el virus es un movimiento “cruel que perpetúa la idea de que el sida era un castigo a la promiscuidad gay”.
Bohemian Rhapsody ofrece una versión inofensiva de Freddie Mercury para que al espectador varón blanco heterosexual no le moleste nada de él: ni sus orígenes étnicos, ni su fluida orientación sexual, ni sus últimos días luchando contra el sida. Su sexualidad queda resumida en una sentencia reduccionista que distorsiona realidad y, mientras que Freddie Mercury fue uno de los primeros grandes nombres del mundo de la cultura en morir a causa del sida, la producción pasa por esta parte de su vida de puntillas y de forma maniquea.
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