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entrevista
Los machos mexicanos que configuran el imaginario nacional de la masculinidad de pronto lucen frágiles bajo la mirada del pintor Fabián Chairez
Para el pintor Fabián Chairez, no hay duda alguna: México vive en el clóset.
Revolucionarios femeninos, luchadores que lamen pistolas y charros posando con delicadeza son parte del imaginario de este artista de 32 años nacido en Chiapas; actualmente, expone su obra en el Palacio de Bellas Artes, uno de los recintos culturales más importantes del país.
Todos los personajes en el trabajo de Chairez son personas morenas. Todas y cada una de las figuras de su universo son reconocibles para cualquier mexicano, pero al mismo tiempo revelan una fragilidad desconocida por el arquetipo masculino nacional.
“Estamos saturados de la imagen del hombre blanco hipermasculinizado”, dice Fabián a PlayGround. “Incluso dentro de la propia comunidad gay se aboga por esta concepción de lo masculino, de la hipermasculinidad”.
La semana pasada, la Secretaría de Cultura tuiteó imágenes de la exposición “Emiliano. Zapata después de Zapata”, entre ellas, una pieza de Fabián titulada “La Revolución” que muestra a uno de los máximos héroes nacionales, al revolucionario de “La tierra es para quien la trabaja” y “Quiero morir esclavo de los principios, no de los hombres”, al ícono que ha sido estandarte de lucha en miles de batallas para exigir justicia.
Pero no lo muestra posando con la conocida mirada de determinación, portando rifle y carrillera, como ha sido representado durante 100 años, sino que representa a Emiliano Zapata desnudo sobre un caballo blanco, con una banda tricolor que ondea sobre su figura delicada y portando un zapato de tacón que termina en un revólver.
“Pero por qué todo tienen que hacerlo gay? En serio que ganas de deformarlo todo! (sic)”, respondió alguien al tuit.
Fabián ríe cuando le leo el post y comenta: “Cuando nos ven en otras posiciones en las que no están acostumbrados a vernos, cuando nos ven altivos, cuando nos ven orgullosos de quiénes somos, les molesta. Lo mismo pasa con las mujeres, cuando se sienten empoderadas con su cuerpo, eso le molesta a mucha gente”.
“Estamos muy acostumbrados a ver la imagen femenina y representar el deseo sin problema, ¿pero qué pasa cuando representamos el cuerpo masculino y lo erotizamos y lo volvemos un objeto de deseo? Cambia la situación. Para mí es bastante sorprendente”.
La masculinidad frágil no sólo expresa en tuits de odio, dice Fabián, sino también en galerías de arte, en instituciones públicas y privadas donde le han dicho que su trabajo es “demasiado fuerte”.
“¿En qué radica que sea fuerte, en que está desnudo el personaje masculino, en que sea moreno o en que es afeminado?”, les pregunta el artista.
Pese a las reacciones que genera su obra, Fabián no se considera un provocador, para él es importante darle un giro a la imagen hegemónica del héroe nacional, cuestionar esas representaciones con las que nunca se ha sentido identificado.
La masculinidad es una máscara, sostiene.
“Detrás de esa máscara hay seres sensibles, seres frágiles, seres amorosos, seres que no tienen que demostrar nada ante los demás y que se sienten libres de expresar sus afectos, sus decisiones: gente valiente, la gente que tiene máscaras no lo es”.
¿Qué diría Emiliano Zapata si viera tu obra? —le pregunto.
“Una revolución es justo eso: mover ideas, mover cosas establecidas para llevarlas a otro lugar, por lo general, en favor de la libertad y la dignidad. Si Zapata fuera una persona contemporánea”, responde Fabián con una sonrisa, “seguramente estaría de nuestro lado”.
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