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Opinión
J. Balvin: “De los cobardes no se ha escrito nada”
El artista le enseña a una nueva generación de Game Changers cómo corretear sueños
Acaba de salir el segundo capítulo de la nueva serie patrocinada por Buchanan’s y (¿por qué no?) me puse a verlo mientras daba traguitos coquetones a una bebida refrescante en mi silla Acapulco, mientras el sol de las cinco de la tarde pegaba frente a mi ventana, indiferente —quizá olvidadizo— del mundo de allá afuera. Más que negligente, necesito mis respiros. Todos los necesitamos hoy en día.
Así pues, digo fuck it y le pico al triangulito para ver dónde se quedó Balvin y sus amigos en esto de cambiar las reglas del juego. La verdad es que ya medio se me había olvidado de qué iba esto, pero, después de un breve recap al puro estilo “¡hola, soy Goku!”, me acordé: J. Balvin… artistas emergentes… el mundo de la música está podrido… clases de Game Changeo pa’ cambiar la industria: vavava. Ahí disculpen los flujos de pensamientos...
“De los cobardes no se ha escrito nada”, dice J. Balvin quien acaba de lanzar un ambicioso proyecto llamado COLORES, mientras habla con Cazzu, Amenazzy, Las Villa y Raymix, como si fuera pinchis Aristóteles o, no sé... ¿Jesús? Todos miran a esta especie de Bodhisattva de la música, atentos a que cuente alguna anécdota que toque fibras en cada Game Changer o se eche una epifanía; por ejemplo, ésta de que nadie escribe sobre los cobardes. Y sé que ya lo dije, pero es que se quedó en mí aunque siguiera dando traguitos coquetones a mi bebida refrescante un miércoles de Semana Santa. ¿Por qué? Porque creo que para cambiar las reglas del juego —¡del que sea!— se necesitan huevos, mandar el miedo A-L-V y perseguir como perros hambrientos eso que nos mueve y nos quita el sueño por la noche.
No es fácil, pero creo que vale la pena atreverse a dar un salto al vacío de vez en cuando. Lo peor que nos puede pasar es que aprendamos a caer. ¿Y lo mejor? The world, chico… and everything in it!
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