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Future
El cultivo del cactus no requiere agua ni pesticidas, lo cual ya implica mejoras en los procesos de la segunda industria más contaminante del planeta
11 Diciembre 2019 18:39
Adrián López Velarde y Marte Cázares nacieron el mismo día del mismo año en distintas regiones de México. Se conocieron del otro lado del mundo, en Taiwán, donde ambos realizaban estancias universitarias. Hoy son los empresarios detrás de un material que en poco tiempo ha llamado la atención de la industria de la moda: la piel de cactus, una alternativa vegana y ecológica a las pieles animales y sintéticas.
Los jóvenes de 27 años fundaron la empresa Desserto y lanzaron su producto al mercado el verano pasado, después de un par de años dedicados a la investigación. Desde entonces, la piel de nopal ha sido presentada en ferias de Italia, Australia y Eslovenia, y ya se exporta a varios países europeos y americanos.
“Yo creo que este material no es un lujo, sino una necesidad”, dice López Velarde a PlayGround. “Es una solución a un problema grande de sostenibilidad y por eso ha tenido muchísima aceptación en varias industrias”.
El nopal es un cactus comestible tan mexicano, que se encuentra plasmado en el escudo nacional. De acuerdo con el mito fundacional de Tenochtitlan, los mexicas se establecieron en el lago de Texcoco porque allí encontraron la señal que buscaban: un águila sobre un nopal devorando una serpiente.
“Escogimos el nopal porque es una planta abundante en México que no necesita riego”, explica López Velarde. “Tampoco necesita cuidados de control de plagas –a diferencia del algodón–, por lo cual no utilizamos herbicidas ni pesticidas, que terminan contaminando los ríos, a las personas o a las abejas”.
Los cultivos de nopal de Desserto se localizan en Zacatecas, en el centro-norte del país, y cuentan con la certificación de producto orgánico de la USDA.
López Velarde y Cázares estudiaron economía y negocios internacionales, respectivamente. Comenzaron sus carreras como empleados en las industrias automotriz, mueblera y de la moda, donde se dieron cuenta de la creciente necesidad de encontrar materias primas más amigables con el medio ambiente.
La industria de la moda es la segunda más contaminante del planeta, de acuerdo con un informe reciente elaborado por la ONU. Cada año, el rubro del vestido utiliza 93 mil millones de metros cúbicos de agua, lo que podría satisfacer las necesidades de 5 millones de personas. También cada año se tiran al mar medio millón de toneladas de microfibra, lo que equivale a tres millones de barriles de petróleo.
La producción de ropa, calzado y accesorios genera más emisiones de carbono que todos los vuelos y envíos marítimos internacionales juntos. De continuarse la trayectoria actual, las emisiones aumentarán más de 60% para el año 2030, según la organización Global Fashion Agenda.
“Estas industrias están conscientes de la gravedad del asunto y buscan proactivamente materiales alternativos que cumplan con sus estándares de calidad, pero que a la vez puedan contribuir a reducir la huella ambiental en sus productos terminados”, dice López Velarde.
Por eso él y su socio se propusieron encontrar una alternativa orgánica a las pieles animales y sintéticas. Las primeras, como se sabe, están relacionadas con la explotación y maltrato de vacas, cerdos, cabras, ovejas y otros animales. Varias pieles sintéticas, por su parte, se recubren con PVC, un derivado del plástico que resulta tóxico y contaminante.
La tendencia de las pieles veganas tiene cada vez mayor resonancia en el mundo de la moda. En diciembre de 2018, Chanel anunció que dejaba de fabricar productos con pieles de animales exóticos –tales como serpientes, cocodrilos y lagartijas–, y que eventualmente lo haría con cualquier piel animal.
Un representante de la firma francesa comunicó que están enfocados en la investigación y el desarrollo de pieles generadas por la industria agroalimentaria. Otras grandes marcas como Armani, Hugo Boss, Gucci y Versace han tomado medidas similares.
Después de hacer muchas pruebas con distintos tipos de fibras y plantas, López Velarde y Cázares descubrieron las bondades ecológicas y la resistencia de la piel de nopal. Aunque la fórmula desarrollada y patentada por Desserto también pasa por un proceso industrial, los empresarios aseguran que su producto está libre de PVC, plomo y otros materiales pesados.
De acuerdo con los estudios realizados por la empresa mexicana, la piel de nopal terminada es 50% biodegradable. “A gran escala implica una contribución importante”, sostiene el empresario, "ya que buena parte de los desechos de la industria textil terminan en vertederos".
López Velarde calcula que unas 30 personas trabajan actualmente en Desserto, entre los campesinos que cultivan el nopal en Zacatecas, los empleados que transforman el material en el Estado de México y los distribuidores en Guadalajara.
Hasta el momento, la empresa cultiva una cantidad suficiente de cactus para su producción, pero sus fundadores tienen claro que una vez que aumente la demanda, buscarán trabajar con nuevos agricultores. Otra de sus metas a largo plazo es contribuir al desarrollo del campo y de la agricultura orgánica en México.
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