Oh! Parece ser que estás usando adblocker y lo respetamos. Por eso podrás seguir disfrutando de nuestros contenidos sin problema pero quisiéramos pedirte que lo desactivaras para nuestro site. Ayúdanos a seguir adelante y a luchar por aquello en lo que creemos.
Future
Investigadores canadienses desarrollaron un tratamiento contra el alcoholismo mediante implantes que funcionan como un marcapasos, pero en el cerebro
20 Enero 2020 19:01
Un investigador médico se convirtió en la primera persona en recibir un implante cerebral para combatir su trastorno por consumo de alcohol.
El Centro de Ciencias para la Salud del hospital Sunnybrook, en Canadá, creó un tratamiento experimental basado en Estimulación Cerebral Profunda (ECP) para ayudar a pacientes en su batalla contra el alcohol.
La estimulación es generada por una especie de marcapasos que, mediante una microcirugía, implanta electrodos para estimular circuitos del cerebro donde se detecta actividad anormal.
Para atacar el trastorno de consumo de alcohol, los investigadores se centran en el núcleo accumbens, una región del cerebro que es clave en la adicción y el manejo de la ansiedad de beber.
“Pese a los avances en las intervenciones de EPC en el último medio siglo, aún nos falta mucho para desarrollar tratamientos directos al cerebro con un impacto significativo”, expresó el doctor Nir Lipsman, director del Centro de Neuromodulación de Sunnybrook.
El trastorno por consumo de alcohol ocurre cuando una persona no puede controlar cuánto bebe y, de acuerdo con Sunnybrook, hasta 75% de los pacientes de tratamientos habituales, como detox, psicoterapia y medicación presentan recaídas.
En diciembre de 2018, el doctor Frank Plummer se sometió al tratamiento y, hoy, toma alcohol con moderación.
En un testimonio del paciente difundido por el propio centro de salud, Frank relata que comenzó a beber en la adolescencia. Su bebida: el whisky escocés. El investigador formaba parte del equipo que trabajaba en Kenya cuando se desató la epidemia de VIH.
“Salvamos millones de vidas pero era una montaña rusa de emociones. En ese tiempo, bebía whisky para celebrar, relajarme y lidiar con estrés, ansiedad, decepción y dolor”, narra el médico.
“Cuando dejé Kenya en 2000, tomé un trabajo como director del laboratorio nacional de microbiología en Winnipeg, era un trabajo de 24 horas, 7 días a la semana. (...) Si había alguna epidemia en Canadá o en el mundo, uno está bajo el microscopio y no puede decir ‘perdón, estoy de vacaciones’”. Empezaba el día con café y terminaba con varios vasos de whisky.
Doce años después, Frank tuvo una falla hepática y recibió un trasplante, pero pronto volvió al escocés. “El alcohol se convirtió en adicción para ese momento, no sólo un remedio contra el estrés automedicado”.
Luego de probar diversos tipos de terapias y medicaciones, decidió participar en el estudio experimental de EPC que desarrollarían en Sunnybrook.
“Estuve despierto y relajado durante la cirugía, salvo cuando taladraron dos hoyos en la parte frontal de mi cráneo. El ruido y la vibración eran enormemente molestos. Fue la peor parte, pero afortunadamente no duró mucho.
Un año después, Frank se describe como alguien feliz.
“Antes de la cirugía, estaba esperando morir. Ahora, planeo vivir para terminar mi libro, ver el desarrollo de una vacuna contra el VIH y ver mis hijos, hijos adoptivos y nietos crecer”.
“Aún bebo un poco, con moderación, pero paso mis días feliz y productivamente, disfrutando la vida por primera vez en muchos años”.
Seis personas más se convertirán en pacientes del estudio. Si quieres pedir información para saber si eres elegible, puedes escribir a Sachie Sharma al email harquailcentre@sunnybrook.ca.
share