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Artículo “Haced parientes, no bebés”. La propuesta de Donna Haraway para un mundo necesitado Lit

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“Haced parientes, no bebés”. La propuesta de Donna Haraway para un mundo necesitado

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Donna Haraway, zoóloga y filósofa, publica en castellano ‘Seguir con el problema. Generar parentesco en el Chthuluceno’, un nuevo desafío a la manera que tenemos de relacionarnos con nuestro entorno

Cristian Palazzi

13 Agosto 2019 12:44

Hablar de Donna Haraway es hablar de un cruce originalísimo. Zoóloga y filósofa, su pensamiento lleva poniendo contra las cuerdas a las teorías oficiales en materia de biología, antropología, historia, manipulación genética, agricultura, desde los años setenta. Ahora la editorial Consonni publica en castellano su última obra: Seguir con el problema. Generar parentesco en el Chtuluceno.

Como el propio título indica, Haraway es consciente de que el problema de seguir vivos no es algo que se agote fácilmente. Al contrario, en su opinión hace falta seguir pensando —preñando quizás sería más apropiado— nuevos mundos que dibujen soluciones a los problemas del presente.

Pero para ello, defiende, hará falta aprender a cooperar, a convivir, a relacionarnos, y esta vez no valdrá únicamente hacerlo desde el punto de vista del ser humano, no. La apuesta de Haraway es, en palabras de Paul B. Preciado, “una nueva alianza entre especies que se organiza para revitalizar un planeta devastado por el capitalismo patriarcal”.

Donna Haraway se ha convertido en una de las intelectuales más osadas y divertidas de la actualidad. Sus ideas sobre cómo derrocar al machismo del relato evolutivo, sobre la figura del cíborg y la idea de solidaridad entre especies, le han valido un lugar preeminente a la hora de avistar nuevas formas de lucha contra, como ella nos dice, un mundo cada vez más egoísta y depredador.

Estos tres temas, que conviven en su última obra, hunden sus raíces en diferentes momentos de su biografía intelectual. Aquí un brevísimo repaso.

1. El machismo en el relato evolutivo

En Ciencia, cíborgs y mujeres. La reinvención de la naturaleza, de 1991, Haraway puso en evidencia que el estudio de los primates siempre ha dado buenas pistas sobre las preocupaciones de cada época. El comportamiento en manada, la imposición sexual del macho, la visión de la hembra como ser disponible, el cuidado grupal de las crías, la madre ausente, el estrés ambiental de los primates. Todas estas escenas, alimentadas en nuestra cabeza por los documentales que emite la televisión al mediodía, nos han servido para explicar muchos comportamientos que luego hemos creído reconocer en nuestras ciudades y pueblos.

Un ejemplo reciente: la utilización del término “manada” para referirnos a un grupo de descerebrados que violaron a una chica en un portal. Como también lo fue la inmediata reacción por parte de diferentes colectivos feministas a la hora de reivindicar el término. “Reaccionaremos en manada”, decían algunas. La lucha por la resignificación nos muestra que los relatos de la biología se alzan en función de intereses sociales. Y no hay nadie mejor que Haraway para recordárnoslo.

Tanto hay detrás del macho alpha todo un discurso de género, de raza y de clase social, como detrás de la cueva y la crianza una imagen de la mujer y su posición en el mundo. Hace falta, nos dice, “desmitificar el nacimiento de significados científicos dentro del discurso público” y dar espacio a explicaciones alternativas.

2. El cíborg como metáfora descolonizada

Una de estas explicaciones es, claramente, el cíborg. “En el centro de mi irónica fe, mi blasfemia es la imagen del cíborg”, confiesa al inicio de El sueño irónico de un lenguaje común para las mujeres en el circuito integrado, más conocido como “Manifiesto cíborg”, de 1984.

Entender el feminismo como motor de generación de posibilidades y de alternativas audaces que opten también a cambiar el estado de las cosas, eso representa el cíborg. Pensar desde el yo por codificar. Un espacio donde se puede hablar libremente de sexualidad y género, interseccionalidad, animalismo y solidaridad. Un lugar para pensar sin cadenas, más allá de los corsés en los que se ha recluido a la mujer y al pensamiento femenino.

“No hay nada acerca de ser hembra que una naturalmente a las mujeres. Ni siquiera existe tal estado como el de “ser” hembra, que de por sí es una categoría altamente compleja construida en discursos científicos sexuales debatidos y otras prácticas sociales”.

Haraway abandera un feminismo especulativo que tiene al especismo como metáfora principal. El perro, la orina, los primates, los embriones, pero también los cristales, el compost, la siembra. La mujer aparece a su lado teniendo relaciones con ellos. No para ponerse en el centro, sino para desplazarse a sí misma y encontrar de nuevo su lugar de paso.

3. Después del antropoceno. Un alboroto crítico y jubiloso

Un lugar amenazado por las lógicas del antropoceno y del capitaloceno, dos formas exterminadoras de estar en el mundo. Contra ellos, la propuesta de Haraway en Seguir con el problema es plantear una alianza entre especies pensada desde la dislocación que nos permite el cíborg y la desmitificación del relato oficial en torno al animalismo y la teoría de las especies.

“El Chthuluceno, todavía inacabado, debe recolectar la basura del Antropoceno, el exterminismo del Capitaloceno; trocear, triturar y apilar como un jardinero loco, hacer una pila de compost mucho más caliente para pasados, presentes y futuros aún posibles”.

Se trata de generar nuevos parentescos y esto pasa por abrirnos a la tierra como una de sus partes, como uno de sus elementos en conjunto con todos los demás, y recuperar así la función solidaria de la suma de organismos.

Haraway no defiende un nuevo orden mundial sino unas condiciones de vida que nos sirvan para seguir creando riqueza, esta vez de manera en contacto con todo lo que nos rodea. Las palomas y su capacidad de orientarse a kilómetros de distancia, las orquídeas, las focas. Todo un zoológico transita por estas páginas llenas de imágenes que animan a la acción y a la consecución de otra forma de vida, más consciente, más material.

Preocupados por un mundo cada vez más poblado, Haraway y dos investigadores más participaron en un ejercicio de escritura especulativa en el que la premisa era pensar a partir de un bebe como sería el futuro de cinco de sus generaciones. La propuesta saliente: parientes sin lazos de sangre, parientes colaterales, formas de asociación significativas que trascienden las formas de parentesco que hemos heredado y las conectan con formas animales y vegetales en una simbiosis creativa y cariñosa. “Haced parientes, no bebes”, sentenciaron.

En definitiva, estamos ante un libro plagado de acompañantes no humanos y de relaciones inesperadas. Una forma de vida desconectada de la explotación y re-ensamblada a partir del barro, la lluvia y las pieles, que habitan mucho más cerca de lo que nos pensamos. Solo hace falta abrir los ojos y escuchar.

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