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El EZLN ha celebrado el 25º aniversario de su alzamiento siendo muy, muy crítico contra el gobierno actual de México
02 Enero 2019 16:19
El Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) está enfrente del gobierno de Andrés Manuel López Obrador. El colectivo armado del sur de México se manifestó en este sentido en el acto que tuvo lugar en el Caracol La Realidad en el marco del 25º aniversario del alzamiento del 1 de enero de 1994.
Con respecto al gobierno actual del país, los zapatistas, que se han reunido recientemente con otros colectivos para fijar políticas comunes de oposición a AMLO, han sido claros. "No vamos a permitir que vengan a destruirnos", han dicho.
El EZLN se opondrá principalmente a dos proyectos del gobierno. El Tren Maya es un megaproyecto que afectará a 82 comunidades indígenas y que pretende conectar, especialmente pensado para el turismo, los principales centros arqueológicos de hasta cinco estados del sureste mexicano. El costo, además de en desplazamiento, usurpación y molestias para quien vive en las zonas, se estima en miles de millones de dólares.
Tampoco se muestran favorables a la reforma constitucional que pretende logar el gobierno para implantar una Guardia Nacional que los zapatistas tildan de ejército con otra denominación suavizada.
El Subcomandante Moisés dijo que van a defender lo construido y que no creen a este gobierno aunque se quiera mostrar amigo de los territorios indígenas. Es más, el EZLN ha querido dejar claro que las políticas de AMLO destruyen a los pueblos originarios. Moisés quiso recordar que hace ya cinco años el EZLN advirtió que vendría para el pueblo algo así como "la hidra", "el colapso", "el muro", "el monstruo", en referencia a esta nueva etapa en la dirección del país.
El mal gobierno, la tradicional referencia zapatista hacia los poderes omnipotentes, solo se dedica a turistear, se dijo. Nadie debería sorprenderse por esta posición de los zapatistas: ya en 2006 cuando AMLO intentó llegar a la presidencia de México, el Subcomandante Marcos mostró su total rechazo incluso llamando a no votar por su candidatura.
Acaban de cumplirse 25 años del último gran amanecer de Año Nuevo en el mundo, si hablamos en términos geopolíticos. El primer día del año 1994 el planeta fue recibiendo noticias que confirmaban un levantamiento de campesinos pobres en el sur de México, concretamente en el estado de Chiapas.
La fecha no fue escogida al azar: ese día entraba en vigor el Tratado de Libre Comercio de América del Norte entre Canadá, EEUU y México, un acuerdo sobre el que las voces críticas alertaban que era asimétrico y que el perdedor económico, laboral y social era precisamente el último.
Los rebeldes encapuchados -tuvieron que vestirse así, paradójicamente, para ser vistos por el gobierno de su país- tomaron varias localidades, la más importante la de San Cristóbal de las Casas. Posteriormente hicieron públicas sus exigencias a través de la Declaración de la Selva Lacandona: "trabajo, tierra, techo, alimentación, salud, educación, independencia, libertad, democracia, justicia y paz". Los combates, que duraron casi dos semanas, dejaron decenas de muertos. La mayoría eran zapatistas.
Al alto el fuego le siguió un diálogo que fue haciéndose complejo y largo. En medio, incluso un cambio de presidente -Ernesto Zedillo sustituyó a Salinas de Gortari- al mando de un México que llevaba siendo gobernado por el Partido Revolucionario Institucional desde 1928.
No fue hasta 1996 que se llegó a firmar los Acuerdos de San Andrés, aunque los zapatistas nunca han visto colmada una de sus exigencias concretas principales: una reforma constitucional que garantice la autonomía de sus territorios, gobernados de facto por ellas y ellos mismos.
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