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Reportaje El nuevo genio mexicano Artículo Co-Branded

Reportaje

El nuevo genio mexicano

25 Octubre 2019 03:05

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Tres mexicanos que aprendieron a ensuciar sus tenis

Cuando digo que en México hay talento, me imagino un slogan de campaña pública para el fomento de la cultura y el deporte o algo así. Me sabe a palabras desgastadas. Palabras huecas. Sin embargo, es cierto: en México hay talento. Piensen en los altares a la Virgen. Piensen en los pollos Beyonce (hasta en el plagio hay talento), en una salsa de chile, en los bares de ficheras, en la literatura de la onda, en las fiestas drag, en las mentadas de madre: el mexicano es un ser artístico por excelencia.

En repetidas ocasiones y circunstancias, ha existido la tendencia a creer que lo mexicano no es malo, pero nunca tan bueno como lo extranjero. Pero esta especie de adoración no propone realmente nada más que opacar cualquier intento de expresión artística mexicana que no se apegue al canon de siempre y, como a un hijo no querido, nulifica su presencia e ignora su hambre e imaginación.

Otro punto a considerar es la consolidación de los millennials como fuerza de trabajo. Este hecho ha replanteado, precisamente, la palabra trabajo, abriendo su significado a posibilidades de substistencia diferentes a los trabajos de nuestros padres. De esta manera, la creatividad mexicana ha vuelto a encontrar una salida y, consecuentemente -y con la ayuda del internet-, se ha democratizado, permitiendo a cualquiera tener los medios necesarios para convertirse en ilustrador, fotógrafo o lo que quiera, con el esfuerzo y tiempo necesario. Así, nuestra atención se vuelca cada vez más en la bastedad de expresiones nacionales que brotan como un manantial oprimido por años y años de tabúes, autodiscriminación y esquemas arcaicos, pero aún vigentes.

Gracias a esta nueva apertura, en México están pasando cosas. La escena mexicana bulle y tira balazos desde diferentes trincheras. Tenemos, por ejemplo, a Calacas: un man que empezó haciendo fiestas y acabó armando festivales como Ceremonia y Trópico. A la cantautora, pianista, productora, cineasta y modelo trans mexicana, Zemmoa o a Francisco Cancino: el diseñador chiapaneco que hace una reinterpretación de la indumentaria tradicional mexicana, dotándola de nuevos significados.

Ninguno de estos tres personajes estaría donde está si no hubiera tenido la confianza de emprender su propio camino y ensuciarse los tenis. A medida en que los cánones estéticos, sociales y hegemónicos sigan colapsando, un pueblo de artistas innatos seguirá buscando oportunidades para modelar el mundo a su gusto y capricho. Mientras siga habiendo tradiciones por reinventar, sueños por emprender y tenis blancos qué ensuciar, el genio mexicano proveerá.

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