La disconformidad de parte de la población ha puesto punto final al experimento
Finlandia ya ha anunciado que pondrá fin al experimento con la renta básica universal (RBU) a finales de este mismo año. Este programa fue pionero en Europa y convirtió Finlandia en el primer país de la UE en dar pagas gratis a sus ciudadanos a nivel nacional, y que ahora llega a su fin como un reflejo, en palabras del New York Times, «de la incomodidad pública con la idea de invertir una generosidad gubernamental sin obligar a sus beneficiarios a buscar trabajo» .
El proyecto inicial arrancó en enero de 2017. Unos 2.000 desempleados de entre 25 y 58 años fueron elegidos al azar entre una base de datos de unos 175.000 personas del país que percibían algún tipo de subsidio por desempleo.
La renta básica fijada por el ejecutivo finlandés se marcó en 560 euros al mes durante 24 meses. Una renta no sujeta a ninguna condición y libre de impuestos. Los seleccionados no tienen por qué buscar ni aceptar empleos. Y aquellos que han conseguido trabajo en el último año siguen percibiendo la renta básica de 560 euros.
La prueba, según sus responsables, también busca estudiar las consecuencias y efectos de la renta básica universal en personas empleadas, extendiendo así su efecto no solo a parados.
El objetivo último de este piloto, según apunta The Guardian, era comprobar si la ayuda de una renta básica universal incentivaría a la gente a aceptar un trabajo remunerado reduciendo así las desigualdades en el sistema de bienestar.
Tras dos años, el ensayo tocará a su fin sin demasiadas conclusiones. Para sus principales organizadores, dos años es un periodo de tiempo “demasiado corto para sacar conclusiones exhaustivas de un experimento tan grande”. Olli Kangas, uno de los expertos que participó en el programa, apuntó en la televisión pública que deberían haber “tenido más tiempo y dinero para lograr resultados fiables”, citado en el The Guardian.
Una RBU, pero con matices
Los principales responsables de esta renta básica recalcan que el experimento en Finlandia, si bien es pionero y de los más avanzados, no sirve para medir el impacto real que tendría la RBU. Hay dos aspectos importantes que diferencian este piloto de la RBU “pura”: en primer lugar, la RBU, en principio, tiene que permitir al beneficiado vivir sin ayuda de ninguna de otra prestación, mientras que el importe fijado de 560 euros en este caso es solo una ayuda parcial, pero no total.
En segundo lugar, la RBU es, por definición, “universal”, esto es, que se extiende de base a toda la población y no solo a los desempleados. Algo que es contrario al planteamiento inicial de esta prueba piloto.
Finlandia quiere explorar otras vías
Aunque la Kela (Seguridad Social finesa) estaba dispuesta a aportar más dinero para ampliar la cobertura del programa, el gobierno de Finlandia lo ha rechazado. Según El Diario, el gobierno quiere explorar en otras vías de beneficios sociales más allá de la renta básica. Por ejemplo, entregando dinero, pero sujeto a otras condiciones.