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Un ‘blaster’ biónico que haría las delicias de Major Lazer
Playground community
21 Marzo 2018 20:08
Algunas de las mejores ideas del mundo han surgido de una charla entre amigos. Tal es el caso de esta prótesis que reconoce los impulsos eléctricos musculares y los traduce en una señal capaz de activar... una pistola Nerf modificada.
El proyecto procede de un colectivo de ingenieros llamado Hackerloop, que tras discutir sobre lo fácil que sería ganar una batalla de Nerfs contra un oponente al que le faltara un brazo, decidieron crear este ‘blaster’ biónico en aras de equilibrar la balanza.
Para darle vida a su criatura, utilizan varios sensores EMG, que recogen la intensidad eléctrica producida por los músculos, y han recurrido a la impresión 3D para crear la prótesis adaptada.
Según cuentan, solo tardaron dos días en plantear un prototipo que funcionara correctamente, y su amigo Nicolas Huchet fue el orgulloso piloto de pruebas.
La cosa no está carente de ironía, pero esta singular agencia creativa y el propio beneficiario prefieren acortar distancias a su manera.
“Hacemos estúpidos modelos de pistolas NERF y drones todas las semanas”
Bajo el lema “¿Qué podría salir mal?”, Hackerloop desarrolla actividades lúdicas y creativas, aunque siempre desde el punto de vista funcional, ya que todas sus creaciones son fruto de un más o menos cuidadoso proceso de diseño.
Desde luego, en este proyecto “han echado el resto”, y han conseguido trascender su objetivo original para abrir una nueva puerta a su amigo Nicolas, donde la electromiografía juega un papel esencial.
Este sistema de comunicación entre hombre y máquina aprovecha la electricidad generada al activar el músculo para establecer contacto con el hardware receptor que convierte la señal en instrucciones para el gadget, un ‘blaster’ biónico que haría las delicias de Major Lazer.
A pesar de que el resultado que han obtenido los chicos de Hackerloop es espectacular, la ciencia que hay detrás del proceso es bastante básica. Aquí va la secuencia de acontecimientos:
1. Se colocan en el brazo tres electrodos cubriendo distintas áreas musculares, capaces de detectar oscilaciones mínimas en la actividad del músculo.
2. El voltaje se transmite al sensor y éste envía una señal a un microcontrolador.
3. El citado microcontrolador intenta determinar si la intensidad recibida es una “señal de fuego”.
4. En caso afirmativo, la información se transmite a la Swarmfire Nerf que descarga a discreción.
Es difícil perder cuando tienes a la ciencia de tu lado; el ingenio sigue siendo nuestra artillería pesada. Y en lo que respecta a Nicolas, por fin puede divertirse con sus amigos en igualdad de condiciones.
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