Catástrofe, sí. Pero memorable también. Ninguno de los presentes olvidará jamás el desastre causado por el padrino-gimnasta patoso
PlayGround quiere impulsar el cambio. Solo tienes que hacer clic sobre el botón rojo ‘DO’ que verás a lo largo del artículo para apoyar acciones y proyectos con sensibilidad social que creemos pueden ser de tu interés.
¿Nos ayudas a cambiar el mundo?
Hay quien planifica su boda desde la infancia. Personas que consideran que es cierto aquél cliché de “el día más feliz de nuestras vidas” y están dispuestas a hacer algo diferente y memorable para que la felicidad y los recuerdos perduren en el tiempo. Con ayuda de amigos y familiares, se han venido poniendo de moda distintas propuestas, como sofisticados bailes que van mucho más allá del consabido vals. Pero las cosas no siempre salen como se planifican.
El ejemplo perfecto es esta boda. El padrino hace la entrada triunfal de mano de la novia en el salón de baile. Ambos ríen, se contonean y danzan, avanzando hasta el centro de la habitación cuando, de pronto, el padrino empieza a realizar saltos mortales que dejan a todos con la boca abierta. A todos menos a la novia, que sigue avanzando y bailando hasta que, en un error de cálculo en su último salto mortal, el padrino le cae literalmente encima.
Está visto que cuando las cosas no están destinadas a funcionar, no funcionan. Porque el pobre hombre trata de reponerse y ayudar a la novia que yace despatarrada en el suelo sobre los arreglos florales, le tiende la mano y la ayuda a ponerse en pie, sólo para volver a tirarla por segunda vez.
Catástrofe, sí. Pero memorable, también. Y si de eso se trataba, pues misión conseguida. Ninguno de los presentes olvidará jamás el desastre causado por el padrino-gimnasta patoso.
¿Le volverán a llamar cuando renueven votos?
No se trata de un caso aislado. Para quienes estén preparando su momento y quieran beber de la experiencia para evitar situaciones no deseadas, aquí os dejamos algunos fails de bodas más que se han hecho virales en los últimos años:
1. Kanye West, la elegancia de las chanclas con calcetines.
2. Cuando no te gustan las fotos de tu boda y escribes una tesis doctoral sobre el asunto.
3. Amigos que están mejor callados.
4. Cambiar de idea…justo a tiempo (o un poco tarde, la verdad).
Si una vez visto lo anterior, sigues queriendo dar el paso y ser fiel a las tradiciones, quizá no sea mala idea que sepas que casi todas ellas responden a anécdotas que tienen poco de romántico: desde el blanco del vestido, que se impuso porque a la Reina Victoria de Inglaterra le parecía mono (sí, por eso, no busquéis más), hasta el ramo, que proviene de cuando en tiempos de la peste negra se daba a las novias un hatillo de hierbas que se suponía las protegerían de la enfermedad. O el velo que buscaba ocultar a la novia en los matrimonios concertados hasta que ya era demasiado tarde para que el novio se echase atrás si ella no le gustaba. O el padre entregando a su hija como parte de un acuerdo comercial como si fuese vulgar ganado.
Visto lo anterior, ante el rigor de la historia, casi nos quedamos con la fantasía falaz. Ojalá que también feliz.
