Si ya es difícil meter la bola en el agujerito, imagina lo que es cambiar cesped bien rasurado por hielo
No es casual que el Golf naciese en Escocia allá por el siglo XV. En Escocia llueve mucho. Su clima templado y húmedo propicia la existencia de verdes pastos a los que los escoceses de antaño supieron encontrar un uso que ha dado innumerables momentos de gozo a millones de personas.
Aunque en un primer momento no parezca gran cosa, el juego de introducir una bola en una serie de hoyos utilizando distintos palos y salvando las incidencias del terreno, exige gran precisión, concentración, flexibilidad, inteligencia estratégica y es óptimo para cultivar el amor por el aire libre e incluso la conversación y la complicidad con buenos amigos. No es de extrañar que sea uno de los escenarios favoritos en los que realizar reuniones de negocios al más alto nivel.
Pero esa idea del ‘Green’ del campo de golf, con su césped impecable y su verde deslumbrante, no es tan fácil de conseguir en todas las latitudes del planeta. En España tenemos no pocos problemas para sostener los grandes campos de golf de Andalucía y Levante, donde la preciosa y escasa agua potable utilizada para mantener el green en perfecto estado es objeto de frecuentes polémicas por quienes entienden que debiera mejor destinarse al consumo humano o animal, o al riego de huertas y producciones agrícolas. Pero los aficionados al golf no entienden de fronteras e incluso en lugares donde el clima haría pensar que es imposible practicar el deporte favorito, nos sorprenden con iniciativas llenas de imaginación y voluntad.
Es el caso de estos aficionados rusos que llevan ya catorce años celebrando una nueva modalidad de torneo, el de “Golf sobre Hielo”, en el Lago Baikal, cerca de la villa turística de Listyvanka, en la región de Irkutsk.
Este año cerca de cincuenta participantes han puesto a prueba sus habilidades en un “campo” congelado de dos mil metros cuadrados con un total de nueve hoyos. Podemos verlos en este vídeo jugando felices, demostrando sus habilidades y disfrutando de cada minuto y cada golpe.
Sorprendentemente, los participantes en este inusual torneo han venido de distintas ciudades de Rusia, sin dejarse amedrentar por la dificultad o por el frío. Ni cortos ni perezosos han cambiado el verde césped por el hielo blanco de este lago congelado.
Uno de los contendientes explica en declaraciones a la agencia de noticias AP que lo esencial a la hora de lanzarse a practicar este golf invernal es la estrategia y la táctica (además de ropa caliente, claro). No muy distinto de lo que ocurre en el golf convencional.
Sea como fuere y aunque aún está muy lejos de su hermano, el golf “verde” que todos conocemos, el comité organizador se siente tan optimista con su modalidad gélida que ya ha anunciado la intención de convocar una “Copa del Mundo” de Golf sobre hielo en Baikal para el año 2020.
Quién sabe. Quizá algún día, los vencedores de este torneo, vistan un plumífero blanco con el mismo orgullo que lucen sus chaquetas verdes los grandes vencedores de Augusta.