Este hombre tuvo que cavar varios metros en la nieve para encontrar su coche

Cada país tiene sus pequeños inconvenientes. En España, por ejemplo, si estamos en Sevilla en pleno mes de julio, será una locura salir a echar una carrerita a eso del mediodía. Lo mismo se podría decir de los habitantes de Potosí, aunque a ellos no se verían afectados por el calor sino por la falta de oxígeno provocada por sus más de 4.000 metros de altitud.

Pues bien, la ciudad de Norilsk, situada en Siberia, en la parte norte de Rusia, dista mucho también de ser el paraíso en la tierra. Cuando decimos al norte, es al norte. Concretamente, al norte del círculo polar ártico. Allí lo de salir en invierno a la calle a dar un paseo es algo que no se estila. La gente prefiere vivir.

Hay que decir que en Norilsk no se vive el frío de Yakutsk o Oymyakon, donde se pueden registrar temperaturas cercanas a los -50º. Pero pueden pasarte cosas como las del vídeo.

Sales de casa una mañana rumbo al trabajo y al ir a coger el coche... sorpresa. Donde habías dejado el vehículo, ahora hay una montaña de nieve de varios metros de alto.

Según los medios locales, aquella noche las temperaturas llegaron a bajar hasta los -31 grados, perfecto para hacer cubitos de hielo gratis en la ventana.

Este fenómeno de que te caiga una montaña de nieve encima es tan habitual, que los habitantes de la zona hasta han acuñado la palabra “podsnezhniki”, que significa campanillas de invierno, en honor a una flor que lleva ese mismo nombre.

Sea como fuere, este hombretón del norte tuvo que pasarse dos horas dando paladas para liberar cientos de kilos de nieve y hielo. Lo raro es que una vez despejado, la suspensión del coche estuviera bien.

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