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El río del Parque Cañón de Sumidero en Chiapas era un lugar idílico, pero se ha convertido en algo que cuesta explicar
Playground community
04 Abril 2018 18:55
Que sí, que ya sabemos que cualquier generalización es injusta. Pero lo cierto es que, como especie, los humanos somos unos guarros. Talamos, arrasamos, aramos, matamos, cortamos, podamos y ensuciamos sin medida.
Parece que si se acaba con un bosque siempre habrá otro, si se extingue una especie aún quedan miles, si un pozo se agota cavamos en otro lugar… Este planeta es tan rico que algunos deben de pensar que es inagotable, pero los datos nos dicen todo lo contrario. Las modernas fórmulas económicas permiten conocer en detalle los recursos usados por cada humano y aquellos que el planeta es capaz de proveer y en los países llamados desarrollados casi multiplicamos por cinco la capacidad de la Tierra, causamos daños a veces irreversibles, agotamos recursos que dejan a los más pobres en situaciones imposibles y destrozamos no sólo en términos económicos, sino también ecológicos, sin pararnos a respetar ni a nuestros semejantes, ni el equilibrio de los ecosistemas, ni la belleza y plenitud de una Tierra que, cada vez se parece menos a un paraíso y más a un vertedero urbano.
Se ha dicho durante décadas que el río Ganges, en La India, es el más contaminado del mundo, pero viendo estas imágenes tomadas en octubre de 2017 en el río del Parque Cañón de Sumidero en Chiapas, México, nos entran serias dudas.
Las imágenes impactan porque en ellas se recoge un mar de basura flotando hasta donde alcanza la vista. El entorno verde nos permite imaginar cómo era ese lugar antes de ese marasmo de contaminación, un lugar seguramente idílico, en un clima templado-cálido, con agua potable en abundancia y vegetación que hace sospechar de una inabarcable riqueza animal tanto en tierra como en el propio río. Pero tanta basura y tanto plástico lo han emponzoñado todo y nos parece imposible que el oxígeno y la luz puedan llegar adecuadamente a peces, anfibios y la fauna que habitaba el río.
El caso es que esto es como un juego de dominó: cuando cae una pieza se causa un efecto en cadena y este río de desperdicios no saldrá gratis. Seguramente se haya alterado para siempre el equilibrio de toda la zona. Y, lo más triste, según parece son los propios vecinos de la zona los que han causado este desastre.
Pensando en el futuro, lo que es indudable es que todo ese plástico, toneladas y toneladas de basura no degradable, no desaparecerá sólo. La perspectiva de que todos hayan colaborado en el destrozo, pero que nadie haga nada para solucionarlo es deprimente. Un trabajo de esas dimensiones requiere grandes medios y no unas cuantas excursiones de voluntarios.
Afortunadamente los actuales medios permiten hacer viral esta situación, la denuncia y la reivindicación. Así que te invitamos a compartir esta información y a expresar, como hacemos nosotros, tu indignación exclamando, como haría una madre a sus traviesos hijos que han destrozado parte de la casa: ¡Arreglen todo esto de forma inmediata! ¡Y que no vuelva a pasar!
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