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Nadie al volante: un tranvía pierde el control y provoca el caos en esta ciudad rusa

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La conductora bajó para poder hacer el necesario cambio de agujas para seguir circulando. Lo demás, es historia

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20 Julio 2018 14:56

¿Crees en los fantasmas? ¿Y en los fantasmas que conducen autobuses? Al ver esta escena, seguro que muchos de los habitantes de la ciudad rusa de Ekaterimburgo pasaron en unos minutos del miedo a la risa, y al revés.

La situación tiene miga: de repente uno de los tranvías de esta localidad empieza a moverse solo por la calle. ¿Será que un espíritu quiere jugar una mala pasada a estos ciudadanos rusos? ¿O que la unidad ha decidido darse una vuelta por sí sola? La verdad es mucho más prosaica: la conductora bajó para poder hacer el necesario cambio de agujas para seguir circulando, y podemos suponer que se olvidó de echar el freno, así que la inercia lo hizo todo.

Cuando el tranvía empezó a moverse sin control, el miedo empezó a recorrer las calles de Ekaterimburgo por las que el vehículo se movía a sus anchas y, por suerte, sin pasajeros. Sin duda, las últimas personas que bajaron de él agradecieron no tener que sentirse como paquetes moviéndose sin dirección dentro de este tren fantasmagórico.

La particular escapada de este tranvía acabó cuando, después de recorrer varias calles, chocó contra otro vehículo que circulaba y, por desgracia, hirió con el impacto a un hombre de unos 50 años y una mujer que viajaban en él. Ninguno de los dos presenta lesiones importantes, pero sí que necesitaron recibir atención médica.

La policía de esta ciudad rusa ha informado que está investigando para establecer las causas del incidente, por lo que se espera que pronto se conocerá si realmente fue debido a una mala praxis de la conductora o a un posible problema técnico.

Una carrera alocada con el tranvía

Las imágenes dejaron una escena cómica: el momento en que la conductora y otro hombre que estaba a su lado se dieron cuenta de que el vehículo empezaba a moverse solo. Los dos decidieron pararlo con… ¡nada menos que sus propias manos! En un alarde de optimismo, parece que las dos personas se consideraron lo suficientemente fuertes como para imitar a Superman e iniciaron una divertida carrera paralela al tranvía con la esperanza de llegar a alcanzar su velocidad y, después, ejercer de tope extendiendo sus manos y parándolo.

No sabemos mucho más de este incidente, ni de la ciudad de Ekaterimburgo, pero sí que podemos afirmar sin ningún género de dudas que los habitantes de esta localidad rusa son los campeones honoríficos del optimismo.

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