“Venimos del mono”, se suele decir, y no, no es eso. Los chimpancés nunca fueron nuestros antepasados. Son, en un sentido amplio, nuestros ‘hermanos evolutivos’. Ambas especies descendemos de un antepasado común que vivió en las selvas africanas durante el Mioceno. Ellos tienen su propia historia evolutiva, y nosotros la nuestra. Pero sí, qué duda cabe que como hermanos evolutivos tenemos algunas cosas en común. De ahí que siempre estemos tratando de vernos a nosotros en ellos. Y es esa retórica tramposa del antromorfismo la que nos lleva a lanzar aquí esta pregunta: ¿saben bailar los chimpancés? ¿Pueden estos animales responder a estímulos musicales y tener el ritmo en sus venas?
Las imágenes de arriba, grabadas por Dave Norwoods, muestran cómo responden estos parientes lejanos al sonido de la música en el santuario de Chimp Eden en Nelspruit, Sudáfrica. Como vemos, es oir las primeras notas y acercarse curiosos a la valla para observar tan insólita escena. Incluso uno de los chimpancés, por impulso propio, comienza a aplaudir y a balancearse al ritmo de la música que Norwoods toca con su hang drum.
"Los milagros se desarrollaban frente a mí. Fueron impactados por el sonido de mi música. Ese chimpancé comenzó a bailar, aplaudir y encender fuego. Él estaba muy emocionado", asegura un sorprendido Dave sobre las reacciones de los animales. Su entusiasmo es tal que, incluso, piensa que un día pueda enseñarles a tocar instrumentos. "Ver a los chimpancés actuar así me hizo darme cuenta de lo inteligentes que son y lo conectados que están con los humanos".
La euforia de Dave no termina de encajar con estudios de reconocidos primatólogos acerca de la relación entre los chimpancés y la música. ¿Es cierto que les gusta? Tiempo atrás se pensaba que los primates preferían el silencio a cualquier ruido rítmico.
“Los chimpancés pueden percibir los patrones rítmicos fuertes y predecibles como amenazantes, ya que las batallas de dominancia de los chimpancés suelen incorporar sonidos rítmicos repetidos, como pisando fuerte, aplaudir y golpear objetos”, explica uno de los investigadores de un reciente estudio en el que se midió la respuesta de estos primates ante una selección de melodías africanas, indias y japonesas. Resultó que se decantaban más por las músicas de origen africano o indio. Aunque no está claro el porqué.
Dos chimpancés
Así las cosas, los científicos suelen mantener que es pronto para afirmar con rotundidad que los primates puedan entender las regularidades rítmicas de la música como tal. Lo que sí se ha demostrado es que estos simios pueden ser sensibles a la estructura o agrupación rítmica. Aunque otras características de la música también pueden despertar su interés, como es el caso del timbre, el contorno melódico, la sincronización... Lo que parece claro después de ver el vídeo de arriba es que el chimpancé en cuestión disfruta. Y ¿baila?