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Así se vive el despegue de un cohete Soyuz cuando eres uno de los astronautas en cabina

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Con esta aparente calma llevan los astronautas el ser disparados al espacio a 28.800 kilómetros por hora

Playground community

04 Julio 2018 19:41

Admitamos que, a no ser que se te haya hecho tarde y temas por tu futuro, en principio nadie corre hacia su trabajo. Vas a la velocidad que puedes o que te llevan. O que te permiten los atascos. Ahora bien, si eres astronauta, la cosa cambia. Porque puede que te transporten a tu puesto de trabajo a casi 30.000 kilómetros por hora.

Repite esa cifra. 30.000 kilómetros hora. Sí, cuesta imaginar lo que supone eso para el cuerpo. Pero esa es la velocidad aproximada a la que avanza el vehículo espacial que vemos en el vídeo.

Las imágenes, grabadas el pasado 6 de junio, nos muestran cómo se vivió el despegue desde la base de Baikonur, en Kazajistán, de la Soyuz MS-09. Su destino la Estación Espacial Internacional (ISS), a la que se acoplaron dos días después y en la que convivirán cinco meses. En el proceso la velocidad llegó a superar los 28.000 kilómetros. No lo intentéis en casa.

Así a primera vista se diría que cualquiera de nosotros tiene más estrés dibujado en la cara de camino al trabajo que estos tres astronautas. El ruso Sergey Prokopyev, la estadounidense Serena Auñón y el alemán Alexander Gerst comienzan su viaje —al menos, los diez minutos que alcanza el vídeo— con rostros tan beatíficos que casi parecen echar una microsisesta en un momento dado. Puede que sea porque saben que todo va “sobre ruedas” y que el trabajo duro comienza al llegar a la Estación Espacial. Porque allí no van de vacaciones, ni a estar contemplativos de las maravillas del Universo desde tales alturas las 24 horas del día.

Estos tres astronautas llevan en sus mochilas un listado de más de 200 investigaciones relacionadas con campos como la biología, la física y la tecnología. Durante la expedición que ellos van a sustituir —llamada Expedición 56— ya se han comenzado experimentos acerca del comportamiento de átomos en condiciones extremas, así como estudios de crecimiento microbiano durante la órbita. Por no hablar de algo que todo astronauta —o cosmonauta, que diría Sergey— sabe bien: que ellos mismos son un experimento en estos aún primeros pasos de la Humanidad en el Cosmos.

Cómo sus mentes y cuerpos reaccionan, cómo se combate el gasto vital al que se someten los organismos humanos y su capacidad de resistencia. Estas informaciones sobre su propio aguante son vitales para uno de los mayores fines: la expansión de la Humanidad por el Cosmos. Información relevante, más ahora que el Presidente norteamericano, Donald Trump, parece interesado en desarrollar la idea de crear una “Fuerza Espacial”, sus propios “Starship Troopers”.

No todo es tan glamouroso. Después de jugar, hay que recoger. Uno de los problemas a solucionar es la basura ya acumulada que sobrevuela la tierra. Se calcula en 5.000 toneladas y se experimenta ya con recogerla con arpones y redes. Tal cual. Una vez recogida, la idea es dejarla caer sobre nosotros. Pero tranquilos, la atmósfera quemará los restos antes de que alguno de nosotros pueda rematar de cabeza.

Recordad todo esto la próxima vez que vayáis con cara de estrés al trabajo. ¡Ni que fuerais astronautas!

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