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6 motivos por los que Post Malone es el mejor espejo del mundo actual

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Y esto no es precisamente un piropo...

Franc Sayol

04 Diciembre 2019 18:19

Post Malone es el artista más escuchado de 2019 en Spotify. Un dato que difícilmente nos habríamos creído si alguien nos lo hubiera anticipado en 2015. Ese año se dio a conocer con White Iverson, y todos dimos por sentado que era un mago de un solo truco. ¿Un blanco con aspecto de haber sido despedido de su trabajo en un supermercado por jugar al Minecraft haciendo trap lacrimógeno? No podía llegar demasiado lejos. Pero, ah, qué equivocados estábamos. Si Drake reescribió las reglas del pop de la década Post Malone ha sido quién mejor las ha sabido adoptar. Puede que el canadiense haya dictado el zeitgeist, pero Post Malone es su reflejo más fiel. Aquí los motivos.

1. Se interesó por la música a través de un videojuego.

Post Malone creció como Austin Post en Grapevine, una ciudad-suburbio a las afueras de Dallas, Tejas. Su interés por la música no vino de crecer en un hogar musical o de las clases de piano extraescolares, sino a raíz de empezar a jugar al videojuego Guitar Hero. Era tan bueno que cuando ya no le quedaron niveles por superar sus padres le compraron una guitarra, que aprendió a tocar viendo vídeos de YouTube. Una educación ausente de discos y mentores que ayuda a entender su extraña aproximación a la música. Su discografía está escrita como quién pasa pantallas en la PlayStation ejecutando mecánicamente combos aprendidos de memoria. Hay uno para cada pantalla, pero siempre se llevan a cabo apretando los mismos 10 botones. Para ello se requiere habilidad, pero no necesariamente creatividad.

2. Sacó su nombre de un generador de internet.

No parece que Post Malone sea la clase de persona que piensa mucho en sus acciones. Todo en él desprende cierto aire de aleatoriedad. En el caso de su nombre artístico, esto es literal. Tal y como explicó en una entrevista con Jimmy Fallon, lo sacó de poner su nombre real a través de un generador de nombres de rap aleatorio que encontró online. Si no sabes quién eres, deja que internet lo decida por ti.

3. Mezcla todos los estilos en uno.

Una de las claves del ascenso de Drake al trono del rap fue la fluidez de su identidad, tanto musical como emocional. Post Malone ha llevado esta idea al extremo. En su música se mezclan el country, el grunge, el soul, el hip-hop y el R&B. Seis décadas de música pop fundidas en una argamasa sónica a la que da forma cantando a la manera de un trapero imitando a un cantante de folk, o viceversa. Como si fuera el producto de un glitch, es un cantante de rock que adopta cadencias del rap. Su voz se adapta a cualquier tipo de canción, y gracias a ello puede sonar a multitud de estilos al mismo tiempo. Es una máquina de imaginar cross-overs imposibles, y los encarna en su propia persona. Lo curioso es que todos estos experimentos acaban sonando a lo opuesto del riesgo. Es un cantante versátil, sin duda. Pero su éxito no puede explicarse sin tener en cuenta como la descontextualización y la ironía se han apoderado de la transmisión cultural actual. En tiempos confusos, Post Malone ha hecho de la ambigüedad su principal arma artística.

4. Mezcla todas las emociones en una.

Hubo un tiempo en que las distintas pistas de un disco se utilizaban para expresar distintos tipos de emociones. Post Malone, en cambio, hace confluir todos los sentimientos en un particular estado de ánimo que luego imprime en cada una de sus canciones. Suena como si estuviera permanentemente narcotizado, desconcertado y listo para quejarse. Pero, al mismo tiempo, encantado de haberse conocido. Sus alardes transmiten cierta tristeza y habla de sus penas con orgullo. Nunca sabes si te está vacilando o está a punto de ponerse a llorar. Todo esto, claro, convierte en particularmente complicado averiguar cual es su personalidad real. Pero, eh, vivimos en la era de Instagram.

5. Es un artista hecho para el streaming.

Aunque Post Malone publique álbumes, sabe mejor que nadie que para el público mainstream estos han dejado de tener sentido. En el reinado del streaming importa más como tus canciones se adaptan a los ecosistemas digitales que no el universo particular de un álbum. El éxito de una canción depende tanto de su contenido como de que sea fácilmente incrustable en una playlist de Spotify. El negocio del streaming requiere atrapar a los oyentes y que estos se olviden de dónde viene la música que están escuchando. Es por ello que evita los sobresaltos en favor de un estado de ensoñación hipnótica. Y Post Malone es el artista perfecto para alcanzarlo. Sus canciones son accesibles, sus estribillos son instantáneos y todo suena más o menos igual. Incluso su manera de cantar, en la que las sílabas se superponen las unas por encima de las otras, parece pensada para mantener tu atención. Todo ello envuelto en una capa de neutralidad emocional. Es triste pero dulce, pero sobretodo, no es demasiado triste como para hacerte pensar en tu ex ni demasiado dulce para resultar empalagoso. Es decir para darte motivos para cambiar la canción. En sus discos no hay rarezas ni ocurrencias. No hay giros estilísticos repentinos ni salidas de tono. No hay nada que, en definitiva, pueda confundir a un algoritmo.

6. Encarna el espíritu de las fake news.

En un mundo en el que Drake le gana beefs a Meek Mill y la gente sigue escuchando a Rick Ross, queda claro que la idea de autenticidad en el rap forma parte del pasado. En Post Malone confluyen una procedencia relativamente acomodada -su padre es ejecutivo de los Dallas Cowboys-, una identidad heterogénea y acusaciones de apropiación de la cultura negra. Es decir, una serie de factores que sugieren falta de credibilidad. Pero como afirma el ensayista Christian Salmon, ya no importa resultar creíble, sino ser el centro de atención. Un ejecutivo de Republic, su sello discográfico, comparó a Post Malone con Donald Trump porque “todo aquello que debería haberle hundido solo le hizo más grande”. Los paralelismos no acaban ahí. Igual que el presidente americano, Post Malone no necesita un relato coherente sino un estado de transgresión permanente, por muy absurdo que sea. Si Trump cuelga una foto de sí mismo con el cuerpo de Rocky, Post Malone aparece en un videoclip caracterizado como un guerrero medieval con tatuajes en la cara. Uno explica el mundo como lo haría un alumno de primaria y el otro habla de sentimientos con letras que tienen la profundidad literaria de una contraseña de módem. Ambos son charlatanes que venden la idea que siempre hacen lo que les da la gana. Y su gran mérito es que a pesar de que sabemos que no podemos creérnoslos la gente les escucha en masa. Las redes sociales, la ambigüedad, las medias verdades, el resultar chocante... En el fondo, gran parte de las cosas que hicieron presidente a Trump son las que han convertido a Post Malone en el artista más escuchado del mundo. 2019, tampoco te echaremos de menos.

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