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Más dura será la caída: último adiós a Mark E. Smith, líder de The Fall

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El cantante británico ha muerto a la edad de 60 años. Con su banda, The Fall, participó de la escena musical de Manchester, junto a coetáneos como Joy Division, The Smiths o Buzzcocks

víctor parkas

25 Enero 2018 14:13

Lo importante no es la caída, es el aterrizaje: a la edad de 60 años, Mark E. Smith nos ha dejado. Eso significa reconocer, hacerse a la idea, quizás entre sollozos, de que no habrá más discos de The Fall. Porque Mark E. Smith no era el líder de The Fall: Mark E. Smith era The Fall.

Abanderados de ese sonido Manchester que definieron y delimitaron The Smiths, Buzzcocks, The Durruti Column, Happy Mondays o Joy Division –y, por defecto y defunción, New Order–, The Fall fueron una suerte de pioneros: aunque no se hicieron fuertes hasta los ochenta, Mark E. Smith Martin Bramah y Tony Friel empezaron a operar, en plena adolescencia, ya en 1976.

Bramah y Friel se acabarían marchando, como se acabarían marchando seis decenas de músicos a lo largo de los años, quedando únicamente Mark como líder y miembro permanente de The Fall. De todos sus colaboradores, solo un tercio logró rebasar los doce meses en el grupo. Como escribe Dave Simpson en The Guardian, “Smith gestionó el grupo como quién gestiona una pequeña fábrica, contratando y despidiendo gente a destajo”.

Totally Wired me llegó en forma de URL, por el chat de Messenger. Me la pasó una chica que me gustaba y, aunque ella nunca lo hizo, la canción me agarró por el cuello y me arrastró por un pasillo resbaladizo de luces parpadeantes. Totally Wired era como buscar una lentilla extraviada en medio de un desfile militar: peligrosa, marcial, adrenalítica y enloquecida.

Lo mejor de hacerte fan de The Fall tres, cuatro décadas después de su formación es que, joder, The Fall seguían sacando discos, y lo hacían a una velocidad pasmosa: entre su legado, se pueden contar 32 referencias de larga duración. ¿La última? New facts emerge, publicado en 2017.

Pese a lo extenso de su producción, The Fall no firmarían ese disco redondo e incontestable que sí alcanzaron otros compañeros generacionales como The Smiths con Meat is Murder, o Joy Division con Closer. En ese sentido, The Fall tenían un potencial parecido a The Buzzcocks: sabían como nadie enfocar su poderío sobre el formato single, creando una constelación de hits tan asombrosos como Psykick Dance Hall, Smile o City Hobgoblins.

Nacido en Salford en 1957, Mark E. Smith se construyó un personaje abandonado a la extravagancia que excedió los logros de The Fall. Militante de lo grumpy, sus desaires a periodistas y compañeros de profesión son tan antológicos como lo es verle leer resultados futbolísticos en la BBC.

Sus pasos por el altar fueron igual de desconcertantes: en 1983 se casó con su compañera de grupo, Brix Smith. Ya divorciado de ella, se comprometería con Saffron Prior, presidenta del club de fans de The Fall. Su pareja actual, Eleni, también engrosaría la banda, de 2002 a 2016. Así, Mark hizo de The Fall no solo un proyecto musical, sino también un negocio afectivo y familiar.

“Si me ves con tu abuela tocando los bongos”, bromeaba el cantante, “estás viendo a The Fall”.

Bajo toda la patina de locura, Mark E. Smith y The Fall supieron convertir la conciencia de clase en productos tan pesadillescos, desempezandados y piscóticos como The Infotainment Scan, uno de los discos que ocuparon el top ten de los charts británico en 1993. Sin The Fall, jamás habrían existido Sleaford Mods –ambos, en distintos puntos, tuvieron Rough Trade como sello y casa común.

Aunque todavía se desconocen los detalles que han rodeado su muerte, los problemas de salud aquejaban a Mark E. Smith ya se hicieron notar en los últimos meses. El pasado agosto, The Fall cancelaron conciertos en ciudades como Nueva York, Louisville o Kentucky, después de que el cantante tuviera que ser hospitalizado por complicaciones en su garganta y su sistema respiratorio.

En octubre, a vueltas con la conciencia de clase, con el deberse a su público, Smith decidió dar un directo en Wakefield a pesar de encontrarse en silla de ruedas –salió al escenario montado en ella, y en ella dio el concierto.

Con su marcha, el mundo en general, y Manchester en particular, son un poco más aburridos. La discoteca Haçienda es ahora un bloque de apartamentos, Granada TV una televisión local gris, y The Fall un grupo que cuatro, cinco décadas después de su formación, joder, ya no seguirá sacando discos. Al menos, no en este mundo.

“When I'm dead and gone, my vibrations will live on in vibes on vinyl through the years”, cantaba Mark. “People will dance to my wave”.

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