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Artículo Muere un hombre en Burning Man tras lanzarse a una de las hogueras de clausura Culture

Culture

Muere un hombre en Burning Man tras lanzarse a una de las hogueras de clausura

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Ocurrió ante la mirada de miles de asistentes al festival

PlayGround

04 Septiembre 2017 12:43

Burning Man @burningman

Burning Man es el único festival que, desde el nombre, se hace spoiler a sí mismo: el evento, que tiene una duración de 9 días, culmina con la quema de una esfinge humana de madera que mide algo más de 12 metros. Durante la pira, y a lo largo de la historia del festival, muchos asistentes han intentado acercarse a la figura por razones más poéticas que prosaicas: el fuego simboliza para algunos una especie de renacimiento; de purificación.

Si la mayoría de esos asistentes jamás consiguió burlar el perímetro de seguridad que separa la esfinge del público, custodiado por bomberos y guardabosques, esta edición será fatídicamente recordada por ser la primera en la que alguien muere, precisamente, al lograr traspasar las líneas de seguridad del recinto.

Traspasarlas, como hizo Aaron Joel Mitchell, de 41 años, para luego lanzarse de cabeza a las llamas.

Las imágenes hablan por sí solas: Joel Mitchell, perseguido, en vano, por un bombero, se adentra en la esfinge en llamas, lanzándose si no a una muerte segura, sí a la unidad de quemados del hospital UC Davis en California, donde murió horas después del incidente. Según la investigación del equipo médico, el hombre no estaba bajo la influencia del alcohol –todavía no se han hecho públicos, sin embargo, los resultados toxicológicos.

Los hechos, que sucedieron el pasado sábado y terminaron con la muerte de Joel Mitchell el domingo de la misma semana, hicieron que la organización del Burning Man decidiera cancelar la agenda de ese día –no así la del siguiente, que incluía la quema, esta vez sin percances, de un templo de madera.

Tras el incidente, la organización puso a disposición de los asistentes del Burning Man un equipo que ofrecía asistencia emocional y psicológica; cualquier cosa excepto cancelar el evento, por miedo, presumiblemente, a las consecuencias económicas y mediáticas que eso podría acarrearles. “El trauma necesita procesarse”, escribía la promotora en un comunicado. “Os emplazamos a que os abracéis, os cuidéis y durmáis”.

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