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Artículo Soldados de usar y tirar: ¿por qué cientos de veteranos son deportados de EEUU? Do

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Soldados de usar y tirar: ¿por qué cientos de veteranos son deportados de EEUU?

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Haber servido en las Fuerzas Armadas estadounidenses no es suficiente para evitar la deportación en muchos casos

David Meseguer

29 Marzo 2017 04:25

Volver traumatizado de una guerra, engancharte a alguna droga para olvidar, un arresto policial por tenencia de estupefacientes, cárcel y deportación. Este fatídico encadenamiento de acontecimientos es, en realidad, bastante común entre los cientos de veteranos del ejército que han sido expulsados de los Estados Unidos.

Tras cumplir la condena en prisión y ser deportados, gran parte de los veteranos considera injusto pagar dos veces por un mismo crimen, y desde hace años luchan para que las autoridades de Washington les permitan regresar al país por el que arriesgaron sus vidas.

Los inmigrantes siempre han constituido una parte importante de las Fuerzas Armadas de EE.UU. Alistarse en el Ejército ha sido, históricamente, una de las maneras más rápidas y viables para obtener la ciudadanía estadounidense.

Según datos del gobierno estadounidense, en 2015 se naturalizó (se concedió la ciudadanía, no la nacionalidad) a cerca de 8.000 militares extranjeros. Una cifra que entre 2002 y 2015 alcanzó los 109.000 militares.

En 2016, el número de veteranos residentes en Estados Unidos se situaba entorno a los 18,8 millones. De éstos, 511.000 nacieron en el extranjero y 1,5 millones lo hicieron en territorio estadounidense, en el seno de una familia inmigrante. Es decir, para formar parte de las filas del ejército de los Estados Unidos no es necesario tener ni la nacionalidad ni la ciudadanía.

Pagar doble por un delito

“Estamos ayudando a 311 veteranos que han sido o están siendo deportados a 36 países”, explica a PlayGround Héctor Barajas, desde su destierro en Tijuana (México). 

Mexicano de nacimiento, Barajas estuvo enrolado en el ejército estadounidense durante más de 5 años (hasta 2001). Después de tratar de buscar ayuda para su adicción a las drogas y al alcohol, terminó abandonando su carrera militar.

Fue en 2001 cuando se vio implicado en un tiroteo callejero en Los Ángeles. Nadie resultó herido, pero a causa del altercado Héctor paso un tiempo en la cárcel y fue posteriormente deportado de EEUU.

Ahora este veterano del Ejército regenta en Tijuana la Deported Veteran Support House, conocida como 'El Búnker', un hostal para otros como él, exmilitares que, después de vivir experiencias traumáticas en países en conflicto, regresan a su país y tienen muchas dificultades para adaptarse de nuevo a la sociedad.


“Ya son tres las administraciones que han deportado a veteranos. Clinton, Bush y Obama, demócratas, republicanos, nadie ha hecho nada por frenar las deportaciones”



Allí, los veteranos reciben apoyo legal para tramitar sus casos de deportación o pensiones, información sobre cursos de empleo y asistencia psicológica para superar traumas y adicciones.

Como Barajas, muchos militares extranjeros no obtuvieron la ciudadanía durante sus años de servicio y la comisión posterior de un delito les comportó la deportación.

La ley de Reforma de Inmigración Ilegal y Responsabilidad de Inmigración (IIRIRA), aprobada por el presidente Bill Clinton en 1996, amplió enormemente el número de personas susceptibles de ser detenidas y deportadas. Una amplia lista de delitos menores como el robo, la evasión fiscal o la tenencia de pequeñas cantidades de droga pasaron a considerarse delitos graves, y por lo tanto, motivo de deportación. Delitos como la posesión de drogas, que en el caso de muchos veteranos son consecuencia directa del Trastorno por Estrés Postraumático causado por haber sido participado en una guerras como la de Afganistán o Irak, y de la falta de asistencia psicológica o médica para adicciones.

Imagen de CNN.

En este contexto, los veteranos reconocen la comisión de sus delitos, pero también denuncian un doble castigo al haber cumplido la condena en la cárcel y después haber sido deportados.

Aunque no existen cifras oficiales de exmilitares deportados, Héctor Barajas destaca que “la gran mayoría son mexicanos y dominicanos”. Ahora gracias a 'El Búnker', más de 300 veteranos deportados unen esfuerzos para conseguir ser readmitidos en los Estados Unidos.

Trump, ¿la gran esperanza para los veteranos deportados?

“Ya son tres las administraciones que han deportado a veteranos. Clinton, Bush y Obama, demócratas y republicanos, nadie ha hecho nada por frenar las deportaciones”, subraya Héctor Barajas, que reconoce que la llegada de un nuevo inquilino a la Casa Blanca le da un poco de esperanza.

Sin embargo, la legislatura de Donald Trump comienza con gran incertidumbre. Durante su campaña electoral, el magnate habló de la posibilidad de regularizar a los indocumentados que sirvan en el ejército, pero también de aumentar las deportaciones, sobre todo, de aquellas personas con antecedentes penales.

“En 2016 se presentaron tres ‘bills’ (propuestas de ley) pero no obtuvieron más de 18 firmas de congresistas. Para que pasen se necesita un tercio de los 435 congresistas”, cuenta Héctor.


Aunque no existen cifras oficiales de exmilitares deportados, la gran mayoría son mexicanos y dominicanos



Desde hace años, distintos colectivos de veteranos y familiares luchan para que prospere una propuesta de ley en Washington D.C. Si es ratificada por el Congreso y firmada por el presidente, la propuesta evitaría la deportación de inmigrantes que hayan formado parte de las fuerzas armadas estadounidenses, y que por diferentes motivos no hubieran obtenido la ciudadanía durante su servicio.

También luchan para que la propuesta de ley recoja una cláusula que evite la deportación de los familiares directos de los soldados y también de las familias “Gold Star” (Estrella Dorada), aquellas cuyo familiar ha fallecido durante el servicio militar o como consecuencia de las heridas sufridas en dicho servido.

De momento no se prevé que la administración Trump firme una orden ejecutiva en este sentido, pero Héctor Barajas desvela que dos congresistas introducirán una nueva propuesta de ley en breve. “Aunque esto prospere, va a tardar años, porque no somos la prioridad de los legisladores”.

Se trata de un pesimismo muy extendido entre la gran cantidad de combatientes que arriesgaron su vida para obtener la ciudadanía estadounidense y lo único que obtuvieron fue una vida arruinada por los traumas y las adicciones. El hecho de no haber nacido en EEUU, les convierte en soldados de usar y tirar.





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