Power of United Migrants (PUM) busca ser un espacio político transnacional para dar voz y voto a este colectivo silenciado
¿Qué pasaría si todas las personas migrantes pudieran votar, si las instituciones estuvieran dispuestas a facilitar el acceso a la vida pública de aquellos que vienen en busca de una vida mejor? Varias organizaciones se han propuesto cambiar la tendencia en este asunto y han fundado, junto a diferentes colectivos, el PUM (Power of United Migrants), un “partido” para que los migrantes se organicen.
La migración existe desde el comienzo de la historia pero últimamente la cantidad de personas que se ven obligadas a desplazarse a causa de conflictos sociales y medioambientales se ha incrementado de manera alarmante. Y es por ello que hace falta una respuesta contundente. Una vuelta de tuerca al sistema cerrado y protector que lo convierta en en un sistema abierto y acogedor.
El migrante no ha perdido únicamente su casa y a sus vecinas, también dejó atrás su derecho a ser sujeto político para decidir legítimamente su futuro. La mayoría de políticas migratorias dan como resultado que aquellas personas que deciden o se ven obligadas a migrar pierdan en mayor o menor medida sus derechos fundamentales, como son el acceso a la salud, la educación, el empleo digno o la jubilación. Y, como no, al voto. Incapaces de incidir en la tierra en la que ahora viven, el limbo y la suspensión forman parte de su día a día. Con todo lo que ello supone.
Quizás sean estas algunas de las razones que hicieron que el pasado abril, varias organizaciones que intentan dar respuesta al problema de la mobilidad humana llegaron a la conclusión de que lo mejor que le podría pasar a este colectivo es que se abriera un espacio de participación enfocado a dar voz a quienes la han perdido.
Y así nació Power of United Migrants, un espacio de convergencia internacional que busca conectar a las organizaciones migrantes de todo el mundo para dar voz y voto a todos aquellos que han tenido que desplazarse de la tierra que los vió nacer.
La idea es lanzar varias convocatorias a las que cualquiera puede sumarse. Les han llamado “asamblea zero” y este junio ya las hay convocadas en tres ciudades europeas: Barcelona, Atenas y Roma.
Según nos cuenta Tomy, de Learning by Helping, uno de los impulsores del proyecto, “la asamblea zero está diseñada para dar comienzo a la organización del partido y tiene como objetivos conocer a los miembros iniciales y seleccionar el equipo que se encargará de crear y administrar las próximas asambleas en el territorio”.
La idea es que uno de los participantes asuma el rol de moderador de la asamblea y consiga articular una organización estable. A partir de ese momento todas las herramientas generadas gracias a la colaboración entre organizaciones estarán a su disposición.
Lo cierto es que, de entre las organizaciones impulsoras que se han puesto de acuerdo para lanzar la iniciativa (Learning by Helping, Chapter#2, Techfugees, Diomcoop, Refugee Friendly, SINGA España, Lambdaloopers, Abrazo cultural, Chuzkos) ninguna de ellas quiere ser la protagonista en esta historia. Sin embargo, no cabe duda que con este elenco de socios y colaboradores, la propuesta, en caso de llevarse a cabo, tiene una proyección innegable.
Por el momento, el compromiso pasa por poner el tema en discusión y, sobre todo, abrir un lugar simbólico donde se pueda empezar a construir un lugar repleto de instrumentos, estrategias y metodologías a disposición de quien quiera utilizarlas.