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Coca de por vida para Bolivia. Alimentación fantasma para los bolivianos

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Evo Morales ha extendido la fiebre de la hoja de coca por todo el país: agricultores convertidos en cocaleros y mercados de alimentos en la despensa del narcotráfico

Marc Casanovas

26 Marzo 2018 10:51

Los líderes cocaleros pidieron más coca a Evo Morales y el Jefe de Estado garantizó "coca de por vida" para todos los bolivianos. No era una acción populista. Era una decisión política para garantizar la paz. “No puede haber cierta envidia, hermanas y hermanos”, dijo refiriéndose al disputas territoriales entre La Paz y la Cochabamba, las dos grandes zonas que luchan en Bolivia por ocupar el trono como tercer productor mundial de cocaína.

De la teoría se pasó a la práctica en marzo de 2017. La nueva Ley General de la Hoja de la Coca modificaba la legislación vigente durante 29 años y ampliaba de 12.000 a 22.000 hectáreas la extensión de las plantaciones legales en el país. Para la administración y los cocaleros fue el triunfo de la hoja sagrada sobre la mano invisible de Estados Unidos. Para la oposición fue una ley que alentaba el uso ilícito de la hoja de coca para convertir a Bolivia en un narcoestado.

En definitiva, Bolivia puede garantizar y garantiza 'coca de por vida' para los bolivianos, pero ¿puede decir lo mismo de la soberanía alimentaria del país?

Que un Jefe de Estado pronuncie lo de "coca de por vida" en un acto de interés nacional puede generar alarma a ojos ajenos. La realidad boliviana es bien distinta. Hay que entender que la coca proviene de un arbusto reconocido como patrimonio cultural venerado por el movimiento campesino. La mejor manera de entender la realidad de Bolivia es saber que Evo Morales fue líder cocalero antes que Jefe de Estado. En concreto, capitaneó a los productores de coca del Chapare, la zona tropical con los suelos más vírgenes del país y la cuna política donde su figura se convirtió en mito.

Evo Morales con una corona de hojas de coca

Los cultivos de hortalizas y otros cultivos de invierno como el mismo maíz de chocho no pasan de 100 hectáreas, un 0,3%.

Instituto para el Desarrollo Rural de Sudamérica

Es en el Chapare donde se focaliza toda la atención. No es casualidad que en la tierra menos cansada del país cada vez se cultive más la coca y menos los alimentos frescos. Una visita por los mercados populares del Chapare debería reflejar la diversidad del trópico con una amplia oferta de verdura y fruta fresca. Pero la realidad se asemeja más a una postal pobre de lo que debería ser y ya no es.

"La coca reporta 4.746 hectáreas que es equivalente al 12% de los cultivos agrícolas, entre el plátano de freír y el plátano fruta 13.467 hectáreas que significa el 33%, cítricos como naranja y mandarina 8.535 hectáreas que equivale a un 21%, el arroz 3.774 hectáreas un 9% y así cultivos menores como la yuca, el palmito, el cacao y el maíz, y otros una 1.868 hectáreas que es un 24%. Los cultivos de hortalizas y otros cultivos de invierno como el mismo maíz de chocho no pasan de 100 hectáreas, un 0,3%", nos dice Oscar Bazoberry del Instituto para el Desarrollo Rural de Sudamérica (IPDRS). Estos son los números oficiales, pero algo no cuadra en el recuento final. "Es un cultivo que puede transitar de lo lícito a lo ilícito fácilmente", recalca Oscar. Si nos basamos en datos de la Dirección General de Coca e Industrialización, el representante en Bolivia de la Oficina de las Naciones Unidas contra las Drogas y el Delito (ONUDD), César Guedes, dijo que "el 94% de la coca del Chapare no pasa por el mercado legal. Esta hoja probablemente va para al narcotráfico y la otra se dirige a centros mineros. No olvidemos que allá se consume la hoja para incrementar la capacidad de trabajo". Eso quiere decir que se cultiva mucha más coca de la que se justifica de manera oficial. Un total de 35.000 toneladas no aparecen en esos registros legales. Y eso va en detrimento de alimentos que dejan de cultivarse.

"Un concepto más amplio de soberanía alimentaria obligaría a una alternativa territorial que permita monitorear todos los aspectos relativos a la sostenibilidad de largo plazo de la producción diversificada, tomando en cuenta aspectos físico y químicos del suelo, las necesidades de la población local y el aporte que pueden realizar con productos alimentarios a otras regiones de Bolivia en términos de complementariedad", dice Oscar..

El 94% de la coca del Chapare no pasa por el mercado legal. Esta hoja probablemente va para al narcotráfico.

Oficina de las Naciones Unidas contra las Drogas y el Delito

Pero, ¿cómo logran los cocaleros camuflar la coca extra en su terreno?

"En los lotes blancos”, coinciden a resaltar en Eju! tres cocaleros que prefieren mantener el anonimato por miedo a represalias. Para entender que son los lotes blancos primero hay que epxlicar que la coca del Chapare es mucho más ácida y tiene menos alcaloides que la de La Paz. Esta característica especial la hace más atractiva para la producción de droga. Como en el trópico cochabambino se cosecha cuatro veces al año significa que los narcotraficantes tienen hasta 4 oportunidades para hacerse con su botín a espaldas del Estado: "Aquí se distribuyeron dos tipos de terreno: unos de 20 hectáreas y otros de 10. Los de 20 han sido dividido en tres, cuatro y hasta en cinco lotes y los de 10 en dos; la nueva parcela es lote blanco y tiene su qatu de coca”, dicen los cocaleros. Los qatu o lotes de 1.600 metros cuadros sin registrar es donde se camuflan los lotes blancos para los narcos.

"La coca como monocultivo es altamente depredadora de tierras, es conocida el constante incremento de productos químicos que se utilizan para el cultivo en Bolivia, tanto para la fertilidad como para el control de enfermedades. El fenómeno de suelos y monocultivo, puede ser muy similar al que ocurre con el cultivo de la soja. En ese sentido no sería muy diferente a una ley de regulación de cultivos transgénicos", nos dice Oscar.

La cuestión es que ya nadie puede esconder el cambio para mal en la dieta de los bolivianos: "Dada su concentración poblacional y diversidad cultural, es real que la dieta alimentaria se restringe a productos muy básicos como el arroz, los derivados de trigo, la carne de pollo, el aceite de soja y el azúcar. Esto ha modificado el mercado y la dieta alimenticia de los bolivianos. El Chapare no es una excepción, sin embargo como otras regiones muy ricas en biodiversidad, es lamentable que no se tenga una política de diversificación más agresiva", dice Oscar.

Porque al final la cuestión no es prohibir a los cocaleros el cultivo de la coca. Se trata de lograr que los cocaleros no dejen de lado el cultivo de alimentos en su terreno: "No es necesario ni deseable su erradicación, pero por supuesto sí es urgente volver a un punto de equilibrio con la naturaleza en términos de sostenibilidad para su consumo lícito, así como avanzar en diseños territoriales que incluyan la coca y los otros cultivos en términos de soberanía alimentaria y mejora de la calidad de vida de los habitantes".

Es importante resaltar que cualquier agente internacional que quiera implantar leyes contra el narcotráfico va a chocar con un factor ineludible si busca una solución: "Los gobiernos y una buena parte de empresas y la población involucrada no se arriesgarán a modificar la economía derivada del cultivo de la coca dada su importancia en la contabilidad de los Estados y el movimiento económico que generan. Esta es una realidad sobre la que hay que construir alternativas, es un caso similar al discurso del extractivismo contra antiextractivismo de recursos naturales. Se conoce con suficientes evidencias los daños ecológicos y sociales en el que incurren ciertas actividades económicas, por más legales que fueran, pero nadie le echa mano por el dinero que generan".

Los gobiernos, las empresas y la población involucrada no se arriesgarán a modificar la economía derivada del cultivo de la coca dada su importancia en la contabilidad de los Estados.

Instituto para el Desarrollo Rural de Sudamérica

En la Ley General de la Hoja de la Coca tiene prevalecen los factores cuantitativos del beneficio a corto plazo por encima de los factores cualitativos de sus gentes: "Una característica de las zonas productoras de coca, es que son también zonas de migrantes, que expulsados de sus regiones de origen y atraídos por las nuevas tierras y cultivos, conforman nuevas formas culturales y gastronómicas que no necesariamente coinciden con las tierras de transición a la Amazonía como es el Chapare en este caso".

De esta manera solventando el conflicto de la coca se está generando un nuevo conflicto con menos dinero en juego, pero que afecta a la sobiranía alimentaria: "Entendemos la necesidad de una Ley de la Coca, pero esta es una ley limitada, que no toca la esencia misma de la problemática. Ha generado disputas territoriales entre zonas productoras, especialmente de las denominadas tradicionales y que tienen mayores mercados de consumo tradicional". Por esta y más razones las Naciones Unidas llevan mucho tiempo reclamando la publicación de un estudio oficial sobre el consumo interno de la hoja de coca, que hasta ahora el Gobierno de Evo Morales se ha negado a publicar. Sólo así los números cuadrarán y se podrá señalar con el dedo a los que que apuestan toda su fortuna para que se imponga un narcoestado en Bolivia.

Entendemos la necesidad de una Ley de la Coca, pero esta es una ley limitada.

Instituto para el Desarrollo Rural de Sudamérica

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