"Vale más el cerdo que va colgado que el propio trabajador"

“La carne es más barata que las verduras”, dicen algunos, para defender sus hábitos carnívoros. Pero nadie sospesa esta media verdad: ¿cómo es posible que desembolsemos tan poco por un filete? Porque los costes ocultos de la carne los pagan otros con su sufrimiento.

Hablamos de los animales que se crían en condiciones pésimas y de los trabajadores que les dan muerte y los despiezan en los mataderos.

“En estas empresas, vale más el cerdo que va colgado que el propio trabajador. Esto es muy grave”, decía Montse Castañé, de la Coordinadora Obrera Sindical, haciendo referencia a la empresa que está en el punto de mira, Le Porc Gourmet.

Salvados

Lo veíamos en el capítulo que Salvados, el programa de investigación liderado por Jordi Évole, dedicaba a la industria porcina española, Stranger Pigs. El equipo de grabación se dirigió hasta sus puertas para hablar con los empleados, que denunciaron condiciones de explotación: largas jornadas, despidos improcedentes, sueldos bajísimos, falsas cooperativas.

“Aquí están maltratando a gente”, decía uno de los trabajadores. De media trabajan 9 horas, aunque a veces 10 u 11, por una cifra que oscila entre los 800 y los 1.000 euros. Sin vacaciones, derecho a baja pagada, pagas extra. Incluso a veces sin derecho de ir al baño: hay trabajadores que se han orinado encima mientras trabajaban porque les han dicho que no podían dejar unos minutos lo que estaban haciendo.

Salvados

Otro trabajador se queja de que los tienen contratados como autónomos, que están mal pagados y que tienen que comprarse ellos todo el material de trabajo. Otro cuenta que muchos de los que tienen accidentes graves, como saben que no pueden pedirse una baja, vienen a trabajar.

Trastornos psicológicos es lo que también Alfonso Senovilla, veterinario vegano e inspector de Sanidad que trabaja analizando mataderos, pero que afirma que nunca más podría volver a trabajar en granjas: “estar quitando las tripas de un cerdo todo el día, eso deja huellas”.

Salvados

“Llegas a tu casa y no puedes más con tu propio cuerpo”.

Una mujer que enseña su tarjeta de residencia, explica en inglés la situación deplorable que viven. “Aquí solo emplean a extranjeros. Si entras verás que todos somos negros, especialmente en el matadero. No hay personas españolas trabajando en el matadero. Somos todos negros porque nos pueden engañar, ¿entiendes? Especialmente a los que no entendemos el idioma. Hacen con nosotros lo que quieren”.

NacióDigital

“Estamos de alguna manera como esclavos. Ningún catalán trabaja aquí. ¿Por qué? Porque no es vida”, se queja otro hombre.

Castañé denuncia el vacío legal que han aprovechado estas empresas para constituirse como falsas cooperativas en los que los empleados son tratados como socios que deben pagar incluso la tarjeta de fichar, los cuchillos y la lavandería de los uniformes, pero que no reciben ningún beneficio de participación como copropietarios reales.

“El coste de la carne es artificialmente bajo”, decía el eurodiputado de Equo-Primavera Europa, Florent Marcellesi. Y ahora, por fin, ha quedado claro quién lo paga. Está en tu mano no volver la vista hacia otro lado.

[Vía Salvados]