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“Mi relación con la comida siempre ha sido comer para dormir"

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El fotógrafo Gioncarlo Valentine cuenta su relación tóxica con la comida por culpa de la herencia familiar: "Mi madre se llevaba un bol de comida a su habitación, se comía la mitad y se quedaba dormida"

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24 Mayo 2018 16:45

Comer a altas horas de la noche con la finalidad de conciliar el sueño. Esta es la relación con la comida que tiene el fotógrafo Gioncarlo Valentine. Contó su experiencia para Faber, motivado por la lectura de Hambre, de Roxane Gay.

“Mi relación con la comida siempre ha sido comer para dormir. Es un ritual en mi familia, legado de mi abuela, una mujer gorda, a mi madre, una mujer gorda, a mí”.

Habiendo experimentado una pobreza durante la infancia que en muchas ocasiones le privaba de realizar las 3 comidas diarias, Gioncarlo, apenas desayunaba, hacía su primera comida en la escuela y por las noches, bastante tarde, cenaban las copiosas comidas que su madre cocinaba para él y para su hermano. Pero ella no las comía:

“Como en una postal nítida, la puedo recordar sentada en la cocina delante de la radio, sorbiendo su cerveza Steel Reserve después de haber lavado todos los platos, cantando con Whitney Houston o Anita Baker, sin molestar a nadie. Hacía esto hasta las tres o las cuatro de la mañana. Entonces se llevaba un bol de comida a su habitación, se comía la mitad, y se quedaba dormida. Esta era nuestra fórmula para sobrevivir. Estos fueron nuestros cimientos”.

Ese patrón alimentario se ha trasladado a su vida adulta, en la que tiene episodios de depresión ligados a sus traumas infantiles por la relación con un padre maltratador, el abuso de los niños en la escuela por ser gordo, pobre y gay, y por los que ha llegado a sufrir obesidad:

“Con frecuencia cocino tarde la cena, a veces incluso después de las 11 de la noche. Porque he heredado este hábito, duermo muy poco. Mi cuerpo se ha acostumbrado a cuatro o cinco horas cada noche. Como era costumbre en casa de mi madre, como una o dos veces al día de media, y casi nunca desayuno. Cocino comidas en gran cantidad y muy sustanciosas, no sólo porque todavía peleo para salir de la pobreza y necesito que mis comidas duren, sino porque como para sentirme lleno, así que cocino sólo comidas específicas. Las comidas grasientas y pesadas son ideales ya que me hacen dormir con más facilidad”, contaba Gioncarlo, que también ha colaborado para The New York Times.

La descripción de Gioncarlo se asemeja al síndrome del comedor nocturno. Según la doctora Kelly C. Allison de la Universidad de Pennsylvania y Ellen Tarves, de la Universidad LaSalle de Filadelfia, que publicaron un estudio sobre el tratamiento de la enfermedad en Psychiatric Clinics of North America, el síndrome del comedor nocturno tiene los siguientes síntomas: no comer o apenas hacerlo por la mañana, mucho apetito entre la cena y la hora de dormir o cuando el enfermo se despierta por la noche, insomnio entre cuatro y cinco veces como mínimo a la semana, la creencia de que comer es necesario para dormirse, humor deprimido que empeora por la noche. Las comidas se realizan de forma consciente.

“Por los muchos traumas que he afrontado mientras crecía, sufro de depresión", cuenta Gioncarlo. "Cuando estoy deprimido, algo que ocurre con demasiada frecuencia, me doy atracones. Mis porciones se doblan. Como y como y como un poco más hasta que todo lo que siento es cansancio. Como así porque la depresión a veces es tan difícil de llevar que en lugar de autolesionarme, quiero irme a dormir. Como para mantenerme vivo. En momentos así, la comida es algo más que un sedante, me hace sentir entero y cálido”.

Gioncarlo cuenta también que aunque todavía tiene problemas y muchas veces come para quedarse dormido, ahora está siguiendo una terapia, se ha convertido en vegetariano después de ser pescatariano durante ocho meses, que va ajustando su dieta cada mes para llegar al objetivo de 90 kilos que se ha fijado y que pronto se apuntará a un gimnasio.

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