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“Me llamo Luz y a los 26 años me quedé completamente calva”

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No es nada fácil cambiar vida y alimentación para aceptar la calvicie femenina

Meritxell Martorell

05 Abril 2017 13:11

I. "Me llamo Luz y nací en Málaga hace 30 años. A los 26 me quedé completamente calva por Alopecia Areata y esta condición cambió mi manera de ver la vida y mi manera de alimentarme"



Tras perder todo su cabello y parte de pelo de brazos y cejas, Luz decidió hacer un cambio de vida y de alimentación. Cambió la cortisona por alimentos saludables y las visitas a especialistas por meditación y yoga. Sin querer dar lecciones de nada a nadie, afirma que fue así como recuperó el 100% de su cabello de forma natural. Ahora, asegura que “si no nos curamos es porque no nos escuchamos”.

Trabajando en Dublín en un estudio de Diseño Industrial, empezó a sufrir una pérdida de cabello desmesurada. Fue al médico y le diagnosticaron Alopecia Totalis, pérdida local del cuero cabelludo y, tras probar diversos tratamientos, decidó raparse la cabeza. “Ni te imaginas el impacto entre mis compañeros cuando fui a trabajar totalmente afeitada, así que decidí empezar un tratamiento más fuerte, quería mi pelo de vuelta.”

Según el Instituto del Pelo, "la alopecia areata es una enfermedad que afecta por igual a hombres y mujeres de todas las edades (2% de la población). Es considerada de origen multifactorial ya que hay antecedentes familiares en un 20 % de los casos y factores de origen psicológico como la ansiedad". Y es que todo comenzó con el problema occidental más conocido en los últimos años: el estrés. Estrés que se manifestó en pérdida de cabello, especialmente cuando Luz se duchaba. Cada día perdía más cantidad. ¿Cómo podría no estresarse en esta situación? “Es un circulo vicioso”, reconoce.


Ni te imaginas el impacto entre mis compañeros cuando fui a trabajar totalmente afeitada.



II. "No tener cabello en un hombre está más aceptado socialmente, pero que una chica lo pierda es un shock para todos" 

  Tras varias inyecciones de cortisona en el cuero cabelludo, el médico le aseguró que se verían los primeros resultados.  “Las inyecciones de cortisona son muy dolorosas y decidí buscar información sobre los efectos de la corticoide. Descubrí que la cortisona inyectada puede producir cataratas y dejar cicatrices en el cuero cabelludo. Allí empecé a cuestionármelo todo: ¿Valía la pena sufrir todos esos efectos adversos a cambio de sólo pelo? Pero, sí, en ese momento me mediqué sin dudarlo”.

“Me pasé un mes literalemente durmiendo, en la cama, sin ganas de hacer nada y sin ver demasiados resultados. Tuve ansiedad y sentía rechazo al mirarme en el espejo. Pero a los dos o tres meses mi pelo empezó a crecer y, de algún modo, volví a ser yo misma, la de siempre. Con mi pelo de vuelta conseguí animarme.”

Luz reconoce que nunca le gustó abusar de la medicación y, aún sabiendo las posibles consecuencias, decidió dejar de tomarla durante un tiempo, estaba harta de tantas pastillas. “Había perdido fuerza, no hacía ninguna actividad física, dejé de lado mis hobbies, como por ejemplo la escalada, y estaba cansada de depender siempre de la medicación.” El proceso y lo esperado fue demasiado rápido, empecé a perder todo el pelo que había ganado en muy poco tiempo.

“Así que allí estaba otra vez, desesperada, medio calva, de vuelta al médico y de vuelta a la cortisona.”. Esta vez los efectos secundarios fueron mucho más fuertes: hirsutismo (desarrollo excesivo de vello en la cara), visión borrosa, cara hinchada, pérdida dramática de peso, cansancio, dolores musculares y articulares, manchas e infecciones.

“Es un círculo vicioso, cuando te tomas una pastilla no erradicas el problema de raíz si no que cubres el problema y creas otro de nuevo, de modo que necesitas otra medicación… Y así sucesivamente. Llegué a tomarme 10 pastillas diarias”.

Luz finalmente aceptó la situación: sería una chica calva. “Tuve que pasar por esa experiencia para darme cuenta de que tantas pastillas no llevaban a ningún lado. Esta vez, totalmente convencida, decidí que prescindiría de la cortisona y de los antidepresivos. Ahora lo que me tocaba hacer era aceptar el problema en vez de luchar contra él.”


Tuve ansiedad y sentía rechazo al mirarme en el espejo.




III. “Con todas mis fuerzas y absolutamente calva decidí que esta enfermedad no iba a detenerme. Aparte de calva, soy también viajera."

Se fue a viajar por Australia, Tailandia, India y se quedó un tiempo viviendo y trabajando en Nueva Zelanda, donde decidió crear un blog para dar a conocer la Alopecia Areata.

“Todo lo que encontraba en la red acerca de la calvicie era súper catastrófico, no había esperanza y parecía que por el simple hecho de perder el pelo se perdían también las oportunidades. Quería darle otro enfoque, así que desde la vulnerabilidad y el humor, hablé de esta enfermedad. El objetivo era informar y educar.” Su blog llegó a alcanzar más de 4.000 visitas diarias.

Aunque la alopecia iba tomando terreno empezando a afectar cejas y brazos,  Luz iba ganando seguridad. “Acepté que era calva y que perdería todo el pelo de mi cuerpo. El hecho de viajar y estar en otro país me hizo salir de mi zona de confort, me abrí a otras posibilidades y empecé a vivir menos en la mente y más en el presente.”

Tal vez por ello, se encontró por casualidad con una doctora ayurvédica y, aunque en ese momento Luz se consideraba totalmente escéptica, escuchó con atención las palabras de la especialista. El ayurveda es el sistema de medicina tradicional de la India e incluye dieta y medicamentos de herboristería haciendo hincapié, sobre todo, en despertar el equilibrio natural del sistema cuerpo-mente para curarse a uno mismo.


Todo lo que encontraba en la red acerca de la calvície era súper catastrófico, no había esperanza.



IV. “La alimentación era un paso importante para mi curación. Dejé de comer fritangas y añadí más nutrientes a mi dieta”.

Esta doctora me ayudó a ver mi enfermedad desde otro punto de vista. Me hizo salir del victimismo y ver que yo tenía el poder de cambiar algo, de tomar responsabilidad. Tal vez la situación que vivía tenía un por qué”.

Cambié un poco mis hábitos alimenticios, comiendo menos cantidades y siendo más selectiva con la comida. Dejé de comer tanto pan y añadí más frutas y vegetales. Seguí viajando y, movida por mi intuición, me fui a Nepal, donde hice un retiro de meditación durante diez días.”

Este curso de meditación (Vipassana) sirvió a Luz para desintoxicarse mentalmente, de forma que luego decidió ir un paso más allá y, tal como le dijo la doctora ayurvédica, encontrar un balance entre cuerpo y mente.  “Una vez desintoxiqué mi mente, tocaba también desintoxicar mi cuerpo físico.”

En un centro ayurvédico del Nepal realizó el panchakarma, el principal tratamiento ayurvédico de purificación, desintoxicación y limpieza. Durante tres semanas limpié mi organismo a través de  distintas purgas y de una dieta muy estricta. No pasé hambre y compaginé esta técnica ancestral con prácticas como el yoga, el pranayama (respiración) y la meditación.

Después de estas tres semanas Luz admite que se sintió más viva que nunca, totalmente sana y con mucha fuerza.  Seis meses depués, y sin ningún tipo de medicación de por medio, empezó a ver cómo su pelo crecía de nuevo.

“Tengo todo mi pelo de vuelta y no tomo ninguna pastilla, no me pongo cremas y simplemente como sano. Tampoco soy estricta en cuanto a la alimentación, casi nunca como carne, por ejemplo, pero si me apetece un día un poco de jamón ibérico, disfruto de un buen bocadillo, al igual que con el chocolate. No hay que volverse maníaco, sólo hay que comer con sentido común y escuchar a nuestro propio cuerpo.”

Esta experiencia cambió a Luz para siempre y ahora entiende las enfermedades como “mensajes que el cuerpo manda para que tomemos consciencia de los patrones limitantes que no nos permiten el crecimiento personal”. Asegura que la Alopecia Areata le sirvió para mejorar, para deshacerse de preocupaciones sin sentido y, sobre todo, del estrés.

Y es que Luz tiene claro que el blog que empezó "no soy yo, son todas aquellas personas que viven la Alopecia Areata y se ven reflejadas con nuestra historia". Ahora Luz trabaja como terapeuta ayudando a personas que sufren alopecia areata en su propia piel: “Necesitamos que nos enseñen las herramientas para aceptar cualquier situación. Dejemos de ver las enfermedades desde el victimismo y hagamos algo por cambiar nuestros patrones, comamos mejor, escuchémonos, conozcámonos.”




Tengo todo mi pelo de vuelta, no tomo ninguna pastilla, no me pongo cremas y simplemente como sano.



[Vía AA It's Me]

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