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'Overshadowed' es la cuenta pendiente de la TV con un monstruo llamado anorexia

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Esta youtuber enferma logra eliminar cualquier rastro de glamour en la anorexia

Rosa Molinero Trias

24 Octubre 2017 14:26

Cualquier aficionado al cine sabe lo difícil que es plasmar en imágenes ciertos temas. ¿Cuántos habrán querido ir a pegar tiros al ver una película de guerra, a pesar de que el propósito sea el contrario? Pues lo mismo pasa cuando se retrata una enfermedad que afecta a la mente y al cuerpo como es la anorexia. Hasta la fecha, parece que no ha habido ningún retrato satisfactorio de este trastorno alimentario. Pero este mes, el tercer canal de la televisión inglesa BBC3 estrenó Overshadowed, que se ha ganado el respeto de hasta los más críticos.

Hace poco, la película Hasta los huesos (Netflix, 2017), fue acusada de glamurizar el trastorno entre las personas que sufren o podrían sufrirlo. Pero Overshadowed demuestra que sí es posible hacer un retrato de la anorexia enseñando toda la crudeza de los comportamientos obsesivos, las emociones fuera de control y los malestares físicos de la youtuber de Leeds, Imogene.

A través de sus vlogs comprobamos cómo la enfermedad le va ganando terreno a su salud mental y física. Pero la degradación de su cuerpo la vemos a través de un vestuario escogido y un maquillaje que la hace más demacrada. En ningún caso la actriz tuvo que perder peso y tampoco veremos clavículas angulosas ni costillas protuberantes. Porque la anorexia, no lo olvidemos, tiene una causa mental que afecta al cuerpo. De nada vale un retrato físico si no se hace un buen perfil psicológico de la enfermedad. Y Overshadowed lo consigue.

A Imogene (Michelle Fox) le persigue Anna (Eva O’Connor) como una sombra que la eclipsa. Anna, vestida de negro, manipula y habla a Imo cada vez con más agresividad. Ella encarna el trastorno de la anorexia, le pone rostro, expresiones y frases llenas de violencia. Son las que resuenan en la cabeza de Imo y de cualquier persona que padezca el trastorno y que golpean como pedradas al espectador cuando las escucha de viva voz.

“Piensa qué bien te vas a sentir cuando te mires al espejo y te guste lo que ves”.

“Los espejos no mienten”

“Te dije que no tenías que venir aquí esta noche [a un restaurante]. Tienes 0 poder de voluntad. Deberías aclararte con tus prioridades, porque tu vida empieza a ser un asco”.

“¿No pensarás comerte eso?”

“Deberías pesarte”.

Esta personificación del trastorno se prueba como una manera altamente efectiva para entender cómo una enfermedad domina y obnubila el juicio de alguien, mucho más que mostrar un cuerpo extremadamente delgado. Lo sabe bien la propia Eva O’Connor, que fue la autora de la obra de teatro en la que se basa la serie y también es una de sus guionistas junto con Hildegard Ryna. Sufrió en carne propia la anorexia y explicó para The Guardian que sentía como si viviera “con un demonio sobre el hombro”.

“Lo que quise dejar claro es que la anorexia es una enfermedad mental que no da tregua. Está contigo cada minuto del día. Cuando alguien tiene un trastorno de la alimentación puede ser muy difícil vivir con ellos. Pueden ser crueles, peligrosos, autodestructivos. (...) Recuerdo aquella voz, por eso quise crear un personaje independiente en Overshadowed. Quería diferenciar entre la enfermedad y quien la sufre”, dijo O’Connor.

En los 8 capítulos rodados como si fueran vlogs de 10 minutos que Imo cuelga en su cuenta de Youtube para sus seguidores, asistimos a la desaparición de la vida de la protagonista. Su vitalidad y su humor desaparecen, sus relaciones con la familia y los amigos se desintegran. Solamente ocupa su mente la “nueva vida” que se ha propuesto, la de comer poco y correr mucho, la de convivir con una Anna que le habla cada vez con más agresividad y que la hace más y más inestable.

Así, celebra ante la cámara que ha hecho 97 piscinas hoy, que se siente “hinchada y asquerosa” y que abandona los carbohidratos, que va de compras con su hermana y no quiere probarse nada y cuando lo hace, sale corriendo llena de una ira triste y deja tirada a su hermana. La vemos montar un escándalo por no querer comerse una patata frita que le ofrece el chico que le gusta o porque se le ofreció pastel en un cumpleaños. Y decirle todo de cosas hirientes a su hermana para alejarla, porque le ha plantado cara a ella y a su enfermedad.

Porque ha llegado a decir “No necesito hacer esto”, refiriéndose a comer.

Entretanto, sus followers de dan cuenta y algunos le dicen que está enferma, que ya no es el modelo para ellos que antes fue. El chico que le gusta le da un ultimátum para que cambie. Sus amigas intervienen para ayudarla. Y su familia pide cita en el hospital. Pero a todo esto Imo reacciona estallando como una bomba de relojería: “Siento que esto es ahora todo lo que soy. Y que sin esto no sería nada. Quiero volver a ser la persona que era antes, pero no sé si esa persona todavía existe”.

Su productora, Kay Mellor, comentó para Radio Times cuál era el objetivo que había guiado la confección de la serie: “Queremos transmitir que esto es algo que puede ser profundamente desgarrador, empiezas pensando que tienes el control y que solo estás adelgazando un poco, pero no sabes dónde terminará. No sabes qué monstruo estás creando”.

Todo puede empezar tirando el desayuno.

Todo puede empezar con una frase corta: “Dame un chicle; me estoy muriendo de hambre”.

Todo puede empezar cuando el discurso de hacer deporte para estar sano se corrompe: “Voy a saltar a la comba aunque sude tanto que no recuerde quién soy”

Y todo puede acabar fatal.

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