Lo personal es político: la lucha de ‘Sola Me Gusta’ para normalizar la masturbación femenina

“Me masturbé por primera vez a los 21 años”. Esta confesión unió para siempre a Larissa Pagán y Nazareth dos Santos, dos compañeras de piso que, en ese momento, se dieron cuenta de que algo fallaba. ¿Será algo habitual entre las mujeres? ¿Por qué existe un tabú tan fuerte alrededor de la masturbación femenina? Y lo más importante: ¿Es posible acabar con él?

Todas estas preguntas las empujaron a crear Sola Me Gusta (al que más adelante se sumaría Javiera Tatorra), un proyecto con el que promueven el amor propio y dan visibilidad a la sexualidad femenina. Una comunidad donde mujeres de todas las edades comparten sus experiencias y dudas con el fin de empoderarse y acabar con el tabú. Porque como no se cansan de decir: “lo personal también es político”.

"A mí nunca en la vida se me ocurrió tocarme porque no lo vi en ningún lugar, apenas hay referencias de masturbación femenina, puede que ahora empiece a haber algo de representación en algunas series y películas, pero en general cuando una mujer se masturba se suele pensar que es para otra persona”, explica Larissa.

Atónitas ante la falta de normalización, Larissa y Nazareth decidieron entrevistar a más de 100 mujeres de todo el mundo para descubrir si eran las únicas a las que solo les habían hablado de sexo cuando entraba otro sujeto en la ecuación, un hombre en el mejor de los casos. Por desgracia, confirmaron sus dudas.

“A las mujeres se les negó el placer durante años. La idea de la culpa pecaminosa ha sido totalmente castradora para todas y ahora vivimos en una especie de dualidad: una sociedad hipersexualizada pero, a la vez, con una educación sexual que solo habla de enfermedades y embarazos no deseados”, señala Javiera.

Las chicas de Sola Me Gusta pensaron que todas las historias personales que habían recopilado podían ayudar a muchas otras mujeres a desestigmatizar la masturbación femenina. Pero ninguna editorial quiso publicarlas. “El problema era que hablábamos alto y claro, y la sexualidad femenina todavía genera incomodidad a muchas personas”. Por eso decidieron saltarse las normas y autoeditar un libro que, además de las entrevistas, contaba con un amplio contenido sexo-educativo escrito por Larissa y 45 ilustraciones de Nazareth.

“Nuestro objetivo era crear una guía sobre la masturbación femenina que no se quedara en casa, por eso no pesa nada, para que te apetezca compartirlo con una amiga cuando lo acabes”.

Con el tiempo y muchos esfuerzos de autogestión, Sola Me Gusta ha encontrado el apoyo que se merecía en la editorial Velero de Chile, que se ha atrevido a reeditar el libro. “Es verdad que la nueva generación está más despierta que la nuestra, pero eso también ha pasado gracias al trabajo de muchas mujeres feministas y de proyectos como este, que luchan para que las cosas cambien”.

Poco a poco, la comunidad de Sola Me Gusta se ha ido convirtiendo en un movimiento (en el que, si quieres, puedes colaborar). “Si en redes nos censuran, pues salimos a la calle”, aseguran. Así nació su proyecto de murales sororos, “una actividad terapéutica en la que juntamos a un grupo de mujeres para pintar mientras hablamos de feminismo y creamos vínculos”. Y lo mejor de todo es que el mural se queda en la pared para siempre.

Entre sus proyectos, Sola Me Gusta también quiere retomar la noche. “Incluso en ciudades como Barcelona, las mujeres todavía se sienten acosadas cuando salen”, explican. Por eso decidieron crear espacios seguros donde poder bailar libremente y sin miedo a los que llamaron fiestas de Perreo Matriarcal. “Como todavía no existían estos lugares, decidimos inventarlos”.

Si bien Sola Me Gusta nació con el objetivo de normalizar la sexualidad femenina, este proyecto va, por encima de todo, de quererse a una misma. “La masturbación está muy ligada con el amor propio. Es una reconciliación con nosotras mismas y con el resto de mujeres a las que siempre se les ha dicho que tienen que ayudar a los demás, incluso antes que a ellas mismas”. Esta es su verdadera revolución.