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Artículo “A los 12 años me violaron en grupo”, o cuando seguir viva te parece una suerte Lit

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“A los 12 años me violaron en grupo”, o cuando seguir viva te parece una suerte

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Imagen: Franca Giménez
 

#ÚLTIMAHORA contra el machismo literario. ¿Cómo ha repercutido el debate sobre la cultura de la violación en el sector editorial?

Eudald Espluga

03 Mayo 2018 17:45

#ÚLTIMAHORA contra el machismo literario: la campaña para desenmascarar el machismo literario y el acoso sexual en el mundo editorial sigue adelante: estas son las últimas lecturas que recomendamos:


1. "Cuando tenía doce años, fui violada en grupo en el bosque de detrás de mi vecindario". Con estas palabras empieza el terrible testimonio de Roxane Gay en Not That Bad, el libro sobre cultura de la violación que la escritora norteamericano acaba de publicar. Se trata de una antología de testimonios de mujeres que Gay empezó a recoger mucho antes del #Metoo o del #Cuéntalo, pero con la misma intención: denunciar el carácter sistémico de este tipo de actos y reflexionar abiertamente sobre los discursos sociales que legitiman y normalizan la violencia contra las mujeres. Después de la violación, Gay pensó que hasta cierto punto había tenido suerte, pues a diferencia de a muchas otras mujeres, no la habían matado. Su razonamiento era un silogismo simple, pero terriblemente perverso: si había sobrevivido, entonces lo suyo no había sido tan malo. Pero la terrible idea del "no tan malo" —que es fácil ver cómo operó en la argumentación judicial del caso contra La Manada— tiene implicaciones culturales enormes: "me creé una idea nada realista de cómo era aceptable que me trataran en las relaciones, en amistades o en encuentros aleatorios con desconocidos". Si ser violada en grupo no era tan malo, dice Gay, mucho menos lo era ser empujada; o que la agarraran del brazo hasta dejarle marcas; o que la silbaran por la calle; o que le bajaran los pantalons y le dijeran que debería estar agradecida porque no se merecía tanta atención.

2. Fue precisamente contra la cultura de la violación que el pasado lunes se organizó un acto en la librería La Calders de Barcelona para hacer una lectura pública de la sentencia del caso contra La Manada. De entre las 370 páginas del auto judicial, se leyeron los pasajes más sintomáticos e indignantes, tanto por el contenido como por el lenguaje de la sentencia. Fue especialmente impresionante cuando la poeta Mireia Calafell leyó en bucle los mensajes de WhatsApp que los acusados habían mandado después de la violación. La repetición melódica del horror desnudaba lo obsceno del comentario: "follándonos a una los cinco. Puta pasada de viaje. Todo lo que cuente es poco. Vaya puto desfase. Del Atlético de Madrid era. Jajaja". El acto 'Prou cultura de la violació' tendrá continuidad en la Carbonera, con la presentación del poemario Detrás del aire hay monstruos, de Elena Barrio, y en otras dos librerías en Palma de Mallorca.

3. Si el acto contra la cultura de la violación que se celebró en La Calders aglutinaba el activismo feminista que desde el sector editorial llevaba tiempo en marcha, ya fuera desde agrupaciones como Mujeres del libro o desde las propias librerías, hubo otras reacciones literarias más ventajistas que comprometidas, como el texto que publicó Carlos Miguel Cortés (Turista en tu pelo) en su cuenta de Twitter, titulado "Yo también podría haber sido manada", en el que afirmaba cosas como "yo también he consumido porno", "yo también he dicho que 'ni machismo ni feminismo, igualdad'" o "yo también he pensado que era una locura eso de 'la cultura de la violación'". Sin embargo, a pesar de lo obvio y de lo chapucero del tuit, lo cierto es que sus lectores terminaron afeándole su epifánico compromiso con el feminismo.

4. Mucho más grave es la confesión de Benjamin Zephaniah, uno de los poetas británicos más conocidos, que en una entrevista en la BBC Radio reconoció haber agredido a una ex novia. Se defendió en directo diciendo que nunca lo había hecho sistemáticamente, sino que en ocasiones había perdido los nervios y se había puesto violento. Ahora dice arrepentirse profundamente, y siente que gran parte de su vida se ha comportado como un hipócrita, pues mientras asistía a manifestaciones y gritaba "libertad" dejaba a su pareja en casa, llegando incluso a prohibirle que saliera de ella. "Soy un hipócrita. Soy un opresor y un hipócrita". Zephaniah lo confesó en la presentación de su autobiogrfía, The life and Rhymes of Benjamin Zephaniah, en la que sin embargo no ha escrito sobre la violencia que ejerció sobre su pareja.

5. Los libros que sí reflejan la violencia sexual y apuntan a sus causas son los que aparecen en la lista de los más vendidos que publica el Diario de Navarra (que aglutina datos de las librerías de El Corte Inglés, Walden y Katakrak). La semana después que se conociera la sentencia del caso de La Manada, Mujeres y poder, de Mary Beard, era el bestseller de la comunidad. En el top 10 también están Contra el patriarcado, de María Pazos; Microfísica sexista del poder, de Nerea Barjola; y Los hombres me explican cosas, de Rebecca Solnit. Asimismo, entre las buenas noticias también podemos añadir el cartel de la Feria del libro de Sevilla, que este 2018 reivindica el papel de la mujer en el mundo editorial.

6. Y prueba de que las cosas van cambiando poco a poco es la anécdota que ha contado la directora editorial de Seix barral, Elena Ramírez, en una entrevista para Jot Down, sobre cuando empezó a trabajar como asistente editorial en Alfagura, en 1994, "cuando el mundo editorial era todavía muy masculino". "Como te puedes imaginar, yo no opinaba, me limitaba a exponer lo que había, pero para mí era como una reunión importante: era el momento en el que estaba ahí delante de mi jefe, y sus asesores (todo tíos, claro), así que aquello me lo tomaba muy en serio. Y en una de estas, estando yo en la pizarra de pie, explicando lo que fuera, uno de los ponentes, no diré quién, levantó la mano y me dijo: '¡Elena! Un café'. Y solo se me ocurrió responder: 'No, gracias' [risas]. En el fondo me quedé muy cortada, me puse toda colorada, pero me salió así, espontáneo, no pude evitarlo. El mundo editorial de antes no tiene nada que ver con el de ahora, en el que, te diría, al menos el setenta y cinco por ciento del sector está formado por mujeres. Hasta llegar al top, claro. Ahí arriba la proporción se invierte".

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