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Lit
Los versos de Liliana Ancalao nos hablan de otras formas de vivir nuestra identidad, y lo hacen con con una fuerza originaria que nace de la memoria y de la opresión. Mujer e indígena, Ancalao nos recuerda que 'ignorancia' es la palabra de los poderosos
25 Mayo 2018 06:00
Escribe desde el sur, con un idioma silenciado. Teme al olvido, a la ignorancia que impone el poder, y lo hace para defender la memoria: la suya y la del pueblo Mapuche. Escribe para arrebatar el "yo" a la poesía, para romperlo con un "nosotros" imposible. Liliana Ancalao escribe desde la doble marginalidad de ser indígena y mujer.
Sin llegar a mezclarse, versos e ideas se confunden en Resuello (Marisma). El libro contiene un poemario, Mujeres a la intemperie (en edición bilingüe castellano-mapuzungun), y una antología de ensayos, Andás bien. Ancalao reflexiona sobre el lenguaje al mismo tiempo que escribe. Sus pensamientos sobre el mapunzungun no son sólo teóricas e históricas, sino que se hacen carne en sus versos, donde la autora salta del castellano —idioma en el que piensa— hasta a la fría profundidad de la lengua que le fue arrebatada: "tuvieron que matarnos para clavar sus garras deforestadores, desertificantes, depredadoras, contaminantes; sus garras civilizadas, en el wall Mapu, el territorio. Y nos mataron de diferentes modos: a balazos, desangrados, hambreados, separándonos de nuestros hijos, borrándonos la memoria".
Resuello es un largo esfuerzo por llegar a coincidir con uno mismo, cuando esto implica desprenderse de una idea estrecha de la identidad y entender lo que somos desde una perspectiva colectiva, en la que pasado, presente y futuro se funden en un sólo tiempo: el de la memoria. Os dejamos con algunos de los mejores pensamientos de Ancalao —en prosa y en verso— para recordar la importancia de esta lucha:
hasta cuándo aguantaremos
pará la lluvia dios es demasiada
no la bebe la tierra se atraganta
y somos casi nada
trazos de tiza borrados por el agua
yo era unas rodillas que dolían
decíamos qué frío
para mirar el vapor de las palabras
y estar acompañados
Descolonizar el discurso dominante es derrumbar monumentos, cuestionar próceres, rasparnos ese discurso con el que nos enseñaron a avergonzarnos de quienes somos.
La palabra de los poderosos es olvido. Por eso para nosotros la palabra memoria tiene poder. La palabra del poder es ignorancia. Por eso la palabra conocimiento tiene tanto poder. La frase del poder es solamente hoy. Por eso tejemos juntas las palabras pasado presente y futuro, con tanta persistencia de raíz.
ella tendrá cicatrices visibles en los ojos
sus ojos más certeros aún
hurgarán en mí
hasta sacarme las espinas
me dibujará el rostro con sus dedos
una huella de choique.
¿Cómo se escriben los colores escandalosos de los pájaros y la resistencia delicada de nuestros tejidos? ¿Cómo se escribe la voz gastada que nos cuenta de una estrella que cae y se clava en el pecho de una niña? ¿Cómo se escriben la profundidad y lso ecos que nos transforman en cátaros a las mujeres?
yo las palabras las pienso
y las rescato del moho que me enturbia
cada vez menos
y las protejo
son leña prendida de atahualpa
que quisiera entregar a esas mujeres
las derramadas las que atajan sus pájaros
La conciencia de ser parte de un pueblo nos hace ser responsables del resguardo de una cultura, porque la pérdida de la memoria, el olvido, que es una de las modalidades de la muerte, acecha a los pueblos originarios hoy. Memoria y conocimiento son sinónimos.
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