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Lit
La publicación de 'No llueve en California' nos permite descubrir la melancolía juguetona de Frank O'Hara, uno de los poetas más importantes del s. XX
05 Abril 2018 06:00
Ante una emergencia sentimental, hay pocas cosas más inútiles que un poema. El diccionario define "emergencia" como "una situación de peligro o desastre que requiere una acción inmediata", y parece que la poesía ni es inmediata ni resulta especialmente activa: como mucho conseguirá agravar la melancolía y el sufrimiento.
Quizá por ello, cuando Frank O'Hara escribió su 'Meditaciones en una emergencia' estaba pensando en otro tipo de escritura. Él mismo definió su poética como "personismo", un método que "pone el poema directamente entre el poeta y la persona". Desarrolló la idea el 29 de agosto de 1959, cuando durante un almuerzo se enamoró de un hombre y decidió escribirle un poema. Pero, explica O'Hara, "mientras escribía, me di cuenta de que podía llamarlo por teléfono si quería, en vez de escribir el poema". Dejo de escribir y lo llamó. Así nació el personismo.
No es una parábola exagerada y coqueta que el autor utilizara para romantizar y justificar su estilo. Se dice que O'Hara escribía sus poemas mientras interactuaba con sus amigos en bares y restaurantes, casi como si fuera un desafío o un juego. Y es leyéndolos cuando uno entiende que para él funcionaban como herramientas para relacionarse con el mundo, tan banales como un teléfono o un automóvil.
Esto no significa que, en su poesía, lo cotidiano ahogue la lírica. Aunque a veces sus versos parezcan aspavientos calculados, maldades que uno suelta cuando ha bebido lo bastante para decirlo pero no suficiente como para no ser consciente de hacerlo, al final la burla siempre se deshincha en suspiro: "soy el menos complicado de los hombres. Lo único que quiero es amor ilimitado".
Tampoco la ironía consigue anular la emoción adolescente del enamorado. Para él las ciudades —Nueva York, Madrid, Biarritz, Barcelona— funcionan como escenarios íntimos, un plató privado para sus amantes: "estás sonriendo, estás vaciando el mundo para que estemos solos".
La publicación de No llueve en california (kriller71 ediciones) nos permite descubrir a un poeta casi inaccesible en castellano, considerado uno de los más importantes del s. XX. Líder de la (mal) llamada 'Escuela de Nueva York', que no era escuela y quizá ni tan sólo generación, murió prematuramente en 1966, con cuarenta años, cuando un jeep lo atropelló en la playa de Fire Island, después de que se estropeara el taxi en el que viajaba. En 'Mañana', escribió un epitafio perfecto: "te echo de menos siempre / cuando voy a la playa / la arena está mojada con / lágrimas que parecen mías".
Os dejamos con tres de nuestros poemas preferidos:
Luz claridad ensalada de aguacate a la mañana
después de todas las cosas horribles que hago qué increíble
es encontrar perdón y amor, ni siquiera perdón
pues lo hecho hecho está y perdonar no es amar
y el amor es el amor nunca nada puede salir mal
aunque las coas se pongan irritantes aburridas e innecesarias
(en la imaginación) pero no de verdad porque amor
aunque a una calle te sientas distante la sola presencia
lo cambia todo como el papel que toca un químico
y desaparecen todas las ideas en una rara emoción serena
esta es mi única certeza, y crece cuando resperio
Cuando estoy deprimido y ansioso malhumorado
lo único que tienes que hacer es sacarte la ropa
y el resto se borra para revelar lo dulce de la vida
que somos carne y respiramos y estamos cerca
como eres de verdad como eres yo me convierto en
como soy de verdad vivo y entiendo un poco lo que es
y lo que me importa más allá de las intrusiones
de relaciones incidentales y accidentales
que no tienen nada que ver con mi vida
cuando estoy en tu presencia siento que la vida es fuerte
y vencerá a todos sus enemigos y todos los míos
y los tuyos y los tuyos en ti y los míos en mí
la lógica enferma y la razón frágil se curan
con la simetría perfecta de tus brazos y tus piernas
que extendidos juntos forman un círculo eterno
crean un pilar dorado junto al Atlántico
la suave línea de pelo que divide tu torso
le da paz a mi mente y libera mis emociones
al aire infinito donde desde entonces estamos
juntos y para siempre en esta vida pase lo que pase
Estoy parado en un taxi en el tráfico
que es lo típico
y no solo de la vida moderna
el barro trepa por el enrejado de mis nervios
¿Deben terminar con Venus los amantes de Eros,
muss es sein? es muss nicht sein, te digo
odio la enfermedad, es como una preocupación
que se vuelve real
y simplemente no debería poder pasar
en un mundo donde tú eres posible
mi amor
nada puede salirnos mal, dime
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