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La desaparición de los cuadernos de Nicanor Parra destapa una disputa familiar

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La familia del poeta chileno ha denunciado el robo de material inédito y los ladrones resultan ser los propios familiares del escritor

Eudald Espluga

16 Diciembre 2017 19:16

Por desgracia, esta vez Nicanor Parra no es noticia por razones literarias.

Qué ha pasado. La familia del poeta chileno ha denunciado el robo de unos cuadernos originales de la casa que Parra tenía en la localidad costera de Las Cruces, de la que se mudó hace unos meses. Según Cristobal Ugarte, nieto del poeta y portavoz, fue en un inventario de los manuscritos y documentos originales realizado tras la mudanza cuando se dieron cuenta de que faltaban algunas libretas con anotaciones privadas del poeta, así como otros objetos de valor (entre ellos, una fotografía de Pablo Neruda). Afirma que la preocupación de Nicanor Parra es máxima, ya que a sus 103 años sigue siendo muy celoso respecto de su obra pública y que se niega a ver publicados originales que él no ha autorizado.

Dónde están. En principio, esta sería la única pregunta que no podríamos responder. Pero el robo de los cuadernos toma aquí un curioso giro, parecido al del cuento de Edgar Allan Poe, La carta robada, porque, como en el relato, la mayoría de los cuadernos desaparecidos resultaban estar a la vista: se encuentran en manos del coleccionista César Soto y de la galerista Isabel Croxato. Ambos, sin embargo, han negado haber robado los cuadernos. Aseguran que ellos los adquirieron legalmente, por lo que la pregunta, entonces, es quién se los vendió.

La gran cuestión: quién. Llegamos al corazón de la polémica. Tanto Soto como Croxato han confirmado que obtuvieron el material de manos de Juan de Dios Parra, hijo del escritor, y Constanza Franz, su ex pareja. Es decir, que fueron miembros de la propia familia del poeta quienes sustrajeron los originales. El objetivo del robatorio era comercializar la obra de Nicanor Parra sin la autorización del autor, pero como no pudieron conseguir el certificado de autenticidad, la galerista Isabel Croxato apartó los cuadernos y finalmente los devolvió a los supuestos ladrones. Por su parte, César Soto afirma que la adquisición fue legal y con conocimiento de la familia, alegando que él mismo es amigo íntimo del poeta (ya que, además de ser compañeros de escuela, Soto fue su editor y biógrafo).

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Cuándo. Aunque no está claro cuando se produjo el robatorio, la venta de los cuadernos se produjo en agosto de 2015. Y según ha declarado ella misma, Isabel Croxato devolvió los cuadernos en 2016. Sin embargo, como señala el diario chileno El Mostrador, parece que la cronología de este altercado debe remontarse a una contienda familiar "del clan de los Parra" de mucho más largo recorrido.

Por qué. La razón parece bastante prosaica: el enorme valor económico de los manuscritos del creador de la antipoesía. A pesar de ser un autor muy prolífico —de hecho, acaba de publicarse una antología de sus ecopoemas, El cielo se está cayendo a pedazos (Vegueta ediciones)—, Nicanor Parra considera que mercantilizar sus anotaciones personales va en contra de su filosofía como artista. O por lo menos así lo ha comunicado su nieto, que ejerce como portavoz del escritor. Lo que debe llevar a preguntarnos: ¿esta polémica nace de la tensión entre la voluntad literaria de un autor y el interés comercial de sus futuros herederos? ¿O es ya una disputa entre futuros herederos por hacerse con el botín? En cualquier caso, la mejor noticia del asunto es que todos los implicados coinciden en una cosa: a sus 103 años Nicanor Parra sigue lúcido y centrado en su obra.

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