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El machismo está intoxicando el sexo homosexual

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El machismo está intoxicando el sexo homosexual

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/OPINIÓN/ “Ser un buen pasivo no pasa por presentarte como un receptáculo vacío que rellenar. Ser pasivo no implica ser menos merecedor de placer o de respeto que un activo. Ser pasivo no implica ser servicial. Ser pasivo no implica revalidar la frágil masculinidad de tu pareja sexual con comentarios que glorifiquen sus aptitudes en la cama” #CuántaPluma

El actor porno gay Allen King ha subido un vídeo a su canal de YouTube en el que ha querido dar consejos para ser un buen pasivo. Desde su propia experiencia, remarca en ese manual improvisado la necesidad de hacerse una lavativa para estar “limpio” y no “ensuciarle las sábanas” a nuestro compañero sexual y, sobre todo, la importancia de hacerle entender con nuestra expresión facial, palabras y gemidos que el sexo nos está encantando, aunque sea mentira.

Vamos, que para él un buen pasivo no es un guarro, finge y se desvive por satisfacer a su hombre; lo mismo que históricamente se le ha exigido a las mujeres en la cama.

Los hombres homosexuales también tenemos el patriarcado y la misoginia metidos en la cabeza y, a la mínima de cambio, aprovechamos para sacarlos a relucir y oprimirnos unos a otros. En una imaginaria escala de privilegio en el mundo gay, un hombre pasivo estaría por debajo de un activo. Es alguien inferior, alguien que merece menos. Erróneamente, muchos hombres homosexuales confunden ser pasivo con un objeto que está aquí para aliviar sus tensiones sexuales, cuya satisfacción propia es irrelevante, y que una vez usado puede ser desechado a la basura.

Este nulo interés en que el pasivo disfrute del sexo suele venir acompañado de bottom-shaming, es decir, hacerle sentir vergüenza por el simple hecho de ser el penetrado de la relación, como si eso lo hiciera menos hombre. El tabú acerca que todo lo que proviene del trasero —algo que repasa Javier Sáez en su libro Políticas anales— hace que muchos se olviden de dónde van a introducir su miembro viril y prefieren culpar al otro de una responsabilidad compartida.

Qué peligrosos son consejos como los de King, sobre todo si caen en manos de chicos que todavía no han tenido relaciones sexuales o que están investigando su sexualidad. El sexo no es opresión, ni sumisión, ni humillación, a no ser que ambas personas estén de acuerdo en llevar a cabo esa fantasía. Pero ante todo, cuando se habla en estos términos, hay que recordar siempre que el porno es ficción y que muchas veces en él se repiten cánones heteropatriarcales. En este sentido, aplicados a la vida real, los consejos de este actor tergiversan la versión de un sexo auténtico y mentalmente sano.

"El sexo no es opresión, ni sumisión, ni humillación, a no ser que ambas partes estén de acuerdo en llevar a cabo esa fantasía"

Así que no se equivoque nadie:

Ser pasivo no implica ser menos merecedor de placer o de respeto que un activo.

Ser pasivo no implica ser servicial.

Ser pasivo no implica revalidar la frágil masculinidad de tu pareja sexual con comentarios que glorifiquen sus aptitudes en la cama.

Ser pasivo tampoco pasa por engañar al otro en el sexo ni por presentarte como un receptáculo apático que rellenar.

Ser pasivo es simplemente una etiqueta para catalogar un rol sexual a la que no hay que añadirle características extra que acentúen unas normas sociales que como colectivo nos mantienen enjaulados.

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