¡Eso, mamona! No le debes ser bonita a nadie

Vivimos en una era de mayor libertad para ser, decir y hacer lo que se nos dé la gana: desde manifestarnos por el cambio climático (btw, un problema que hace apenas algunos años no era un “problema”), hasta salir a la calle con las uñas pintadas y en falda sin la necesidad de ser forzosamente del sexo femenino.

Tal vez, para algunos este tipo de cosas no signifiquen algo o sean irrelevantes, ridículas o simplemente modas que pasarán, pero hay a quienes este tipo de “libertades” les permiten ser realmente quienes son sin la necesidad de quedarse callados viviendo con múltiples inseguridades (que siempre las hay) o preocupándose por que dirán todo el tiempo.

El simple hecho de decir “este soy yo y me acepto y quiero tal cual soy” sin querer quedar bien con alguien (más que con uno mismo) es un acto de valentía por el que todos en algún momento de la vida tenemos que atravesar para intentar ser un poquito más felices.

Se ha ganado muchísimo terreno en la continua evolución cultural de la aceptación y, casi casi, aprobación de nuestro físico, personalidad, gustos, creencias y preferencias. Sabemos que aún falta, pero por ejemplo ya vimos cómo la misma Rihanna eliminó las etiquetas para ser modelo y abrió, así, el camino a mujeres con cuerpos normales y reales. Muchos —y me incluyo— nos sentimos representados por este tipo de acciones, que nos permiten dejar atrás por unos minutos nuestros miedos e inseguridades. Cada nueva muestra de inclusión nos hace decir “¡eso, mamona!”

Otros artistas, como Rosalía, Lizzo, Sam Smith o Billie Eilish, han dicho y demostrado con sus miedos e inseguridades (iguales a las tuyas o las mías) que el físico se puede y se debe trascender. Los moldes se pueden romper y no todos tenemos por qué ser iguales. Han predicado con el ejemplo al normalizar tener panza, ser una persona asexual, tener nalgas grandes o que se te vea la estría.

Un factor que ha permitido que el mundo evolucione y sea lo que hoy nos merecemos, para bien o para mal, son las (benditas) redes sociales. Estar todo el tiempo conectados, compartiendo el día a día, nos ha acercado y, aunque parezca contraproducente, también separado de quienes creíamos nuestros amigos. Paradójicamente, también nos ha permitido crear comunidades con personas de todo el mundo que comparten nuestras mismas ideologías y gustos y que nos enseñan o aportan algo con un post, un simple like o un comentario.

Pero en las redes sociales no todo es color de rosa. Podríamos decir que casi es todo lo contrario. No es que sea nuestra culpa o esté mal compartir contenido original; simplemente los haters son inevitables. Siempre existirá aunque sea una persona a la que no le va a gustar lo que digas, lo que compartas o lo que se ve en tu foto. Y pues nos agüitamos, claro, pero al final no hay mejor respuesta que seguir adelante, mandarles un saludo y mentalizarse a lo que sigue, compa.

De las redes sociales se han sacado grandes statements y personajes que nos han inspirado a reflejar nuestra lucha interior y exterior. Tal es el caso de la ilustradora mexicana @marmarmaremoto, mejor conocida por sus ilustraciones feministas, queers, de mujeres reales y pro selflove, y quien recientemente se juntó con Sprite para transmitir un mensaje 100% real, sin shade y puro de corazón: existen muchos tipos de belleza y no le debes a nadie ser bonita más que a ti misma. ¡Eso, mamona!

Rompiendo con los paradigmas de lo que significa ser mujer, hablando libremente de temas como la ansiedad, la depresión, el estar cansada y querer llorar todo el tiempo sin saber why, Maremoto es la portavoz de este discurso que nos pone muy de buenas porque no hay mejor feeling que el de expresarse, aceptarse y quererse cada día un poquito más y saber que afuera existen personas como nosotros que le dan voz a nuestras inseguridades.

Precisamente hablando de cómo las marcas y artistas se suman a esa lucha social de reflejar un mundo 100% real, aunque cueste trabajo de creer, Sprite es una marca que le habla a los chavxs y atrae las miradas de los más grandes por arriesgarse y aplaudir la personalidad y la naturalidad, labor que en conjunto con Maremoto aplican al dejar atrás frases que hacen que las mujeres se sientan inseguras, feas, gordas o antinaturales: “te verías más bonita si sonrieras más”, “la dieta pa’ cuando”, “así no se viste una señorita”, “¿y el novio?”, por mencionar algunas.

Es temporada de haters (24/7 y los 365 días del año), pero con el mensaje de “les manda amor mi pancita”, se rompe otro eslabón y los nacidos para refrescar, como dice Sprite, avanzan otro peldaño.

Una lloradita y a dormir. Besos donde quieran.