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8 meditaciones para vencer al desasosiego

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Selección de algunos fragmentos de 'El Diario (1837-1861)', de H.D. Thoreau

Eudald Espluga

07 Junio 2017 14:34

Pensar al ritmo de las inclemencias metereológicas. Eso es lo que hace H.D. Thoreau, y si este recopilatorio tratara de retratar con fidelidad proporcional el tono de El diario: 1837-1861 (Capitán Swing), debería consistir en una amalgama de anotaciones sobre las variaciones climáticas, el paso de las estaciones y la sosegada evolución del entorno natural.

Las anotaciones sobre el brote de los sauces, sobre el poder destructor de la nieve o sobre la migración de los gorriones son las que marcan la cotidianidad del pensador asceta que fue Thoreau. En su exilio, físico e interior, acompasa el ritmo de sus ideas al de las estaciones.

Pero es precisamente este pensar acompasado a la cadencia de los bosques lo que moldea sus reflexiones con una textura y unos matices desconocidos para aquellos cuyos cuerpos están engarzados en la gran maquinaria de la civilización –es decir, para todos nosotros–.

El ruralismo quizá esté mutando en una moda hipster y, también quizá, Thoreau se ha convertido en el símbolo más visible de este ideal de vida lenta para bohemios burgueses. Sin embargo, es incontestable que la lectura de sus dietarios te obliga a desacelerar y coartar las expectativas: sus reflexiones no son aforismos llanos y directos, envueltos en papel pinocho y rubricados con un lacito.

Nada de galletitas de la suerte. Sus meditaciones son plantas que brotan lentamente, al ritmo de un ecosistema de ideas del que Thoreau es el centro


I.

Sobre la soledad

“¿Y si nuestras ansias no tienen techo que pueda responder a ellas? Camino solo. Mi corazón está henchido. Los sentimientos bloquean la corriente de mi pensamiento. Golpeo la tierra en busca de un amigo, espero encontrarlo a cada paso. Pero el amigo no aparece, y quizá no existe amigo alguno que siquiera esté soñando en aparecer en algún momento”.


II.
Sobre la percepción de la belleza

“Solo recibimos fogonazos parciales y pasajeros de la belleza del mundo. Si nos colocamos en el ángulo correcto, el arcoíris reflejado sobre el hielo insípido puede golpearnos. La belleza, la música no son meros rasgos o meras excepciones. Son la regla, son el carácter. Es la excepción lo que vemos y escuchamos. Siempre trato de descubrir después qué es lo que me ha encantado y atravesado en esta visión, pero me es a menudo imposible detectar aquello que me atrapó. ¿Y si pudiéramos realizar un daguerrotipo de nuestros pensamientos, de nuestros sentimientos?

III.

Sobre ciencia…

“Pensamos que la ciencia se asemeja a un niño que va caminando distraído por la playa recogiendo piedrecitas por la cosa, y aun así, esta es rara vez su condición. Por lo general, el pensamiento práctico de la ciencia es que solo hay unas pocas piedrecitas que no han sido todavía conocidas, medidas y pesadas. Una nueva especie de pez no es más que un nombre nuevo”.

IV.

…y poesía

“Un niño piensa en peces y sale a pescar por la misma razón que su hermano lee a los poetas en busca de versos únicos. Es la poesía que contienen estos peces lo que le da su utilidad, no su carne. La belleza del pescado es lo que le da su valor y lo que debe medirse. Su lugar dentro de nuestros sistemas tiene poca importancia.”

V.

Sobre la autosuficiencia

“Me satisface comer mi propia comida y que ese sea mi alimento. Me hace sentir bien tanto a la hora de la cena como después de ella. Es imposible comprender por qué no nos gusta que otra persona haga nuestra cama, porque hasta nos parece una perversión. Prefiero el agua del manantial claro al agua de la botella en la mesa de un caballero. Me gusta más el pan que yo mismo he cocido, la ropa cosida por mis manos, el refugio que yo he construido, el combustible que yo mismo he recogido”.

VI.

Sobre el trabajo

“Odio el modo en el que nos ganamos la vida a día de hoy. No soporto la idea de trabajar en una granja, en una tienda o en cualquier otro tipo de oficio o profesión. Prefiero lograr el sustento de mi vida de una manera sencilla, primitiva. La vida que la sociedad me propone es artificial y compleja, sujeta a numerosos soportes débiles, lista para venirse abajo en cualquier momento.

VII.

Sobre el mundo editorial

“Si cuesta tanto publicar, ¿no sería mejor para el autor mantener sus manuscritos en una caja fuerte?

Las mentes de los hombres asocian de un modo tan instantáneo todo lo que hacemos con el trabajo y con el dinero que todo el mundo piensa en la recompensa pecuniaria cuando se habla de labores literarias. Su única curiosidad es la de saber cuánto dinero gana el conferenciante o el autor por su trabajo. Piensa que el naturalista se esfuerza en recolectar plantas y animales porque le están pagando por ello”.

VIII.

Sobre racismo

“Veo que había ingenio incluso poesía en la respuesta que el negro le dio al hombre que estaba tratando de persuadirlo de que los esclavos no tendrían que estar obligados a trabajar en el cielo: ‘Ah, déjame en paz, maestro. Sé bien cómo va la cosa. Si no hay trabajo para la gente de color, se lo inventarán. Y si no hay nada que hacer, nos pondrán a mover nubes. A mí no me engañas, maestro.’”


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