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¿Recordáis a Martin Shkreli, el tipo que multiplicó por 5000% el precio de una medicina contra el VIH? Pues si te rascas el bolsillo, podrás cruzarle la cara
29 Septiembre 2016 10:30
Martin Shkreli, el controvertido hombre de negocios que se ganó a pulso el título de "el hombre más odiado de América" acaba de anunciar que subastará la oportunidad de pegarle un puñetazo en la cara.
Shkreli, de 33 años, ganó notoriedad tras elevar el precio de una medicación contra el VIH en un 5000% mientras trabajaba como CEO de la farmacéutica Turing en septiembre del año pasado.
Renunció su puesto tan solo tres meses después, justo un día después de ser arrestado con cargos por fraude en otra empresa en la que trabajó anteriormente. Shkreli, obviamente, niega todos los cargos.
El emprendedor, que fue apodado como "el machito farmacéutico" y "la personificación de la codicia", ha dejado a todos picuetos subastando la oportunidad de cruzarle la cara con la intención de recaudar dinero para el huérfano de un ex compañero suyo. Mike Kulich, su consultor de relaciones públicas, falleció en la mañana del sábado con tan solo 29 años. Kulich dejó tras de sí un niño pequeño enfermo de leucemia.
I will auction one slap/punch in the face to benefit my friend Mike who passed away & leaves behind a young son who survived cancer. DM bids
— Martin Shkreli (@MartinShkreli) 26 de septiembre de 2016
"Subastaré un tortazo/puñetazo en la cara por mi amigo Mike, que falleció dejando a un hijo joven que ha sobrevivido al cáncer. Enviadme las pujas por mensaje privado" tuiteó.
So far the two highest bidders to punch or slap me in the face are for $78,000 and $25,500. Let me know!
— Martin Shkreli (@MartinShkreli) 26 de septiembre de 2016
"De momento las dos pujas más altas para pegarme un tortazo o un puñetazo en la cara son de 78.000 y de 25.000. ¡Decidme!".
Hay quienes se han mostrado en contra de su estrategia ya que es obvio que Shkreli podría satisfacer sus impulsos caritativos sin tener que montar un circo ni recurrir al dinero de otro. Al menos sabemos que, quien gane la subasta, sentirá que ha sido un dinero muy bien invertido.
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