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Artículo 11.000 científicos de 153 países declaran la emergencia climática Now

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11.000 científicos de 153 países declaran la emergencia climática

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En su texto advierten del “sufrimiento indecible” que está por llegar, y esbozan un plan de acción urgente

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08 Noviembre 2019 13:59

“Los científicos tenemos la obligación moral de advertir claramente a la humanidad de cualquier amenaza catastrófica y de ‘decir las cosas como son’”.

Así comienza el texto en el que 11.000 científicos de 153 países se han unido para pintar con palabras claras el futuro negro que nos espera si no empezamos ya a tomar medidas serias para atajar la deriva climática. Para los signatarios de ese paper-manifiesto publicado en la revista BioScience, ya es hora de dejar de hablar de crisis, para empezar a hablar de emergencia.

“Sobre la base de los indicadores gráficos que se presentan a continuación, declaramos clara e inequívocamente, con más de 11.000 signatarios científicos de todo el mundo, que el planeta Tierra se enfrenta a una emergencia climática”, reza el escrito. “Para asegurar un futuro sostenible, debemos cambiar la manera en que vivimos. Esto implica grandes transformaciones en las formas en que nuestra sociedad global funciona e interactúa con los ecosistemas naturales”.

“Declaramos clara e inequívocamente, con más de 11.000 signatarios científicos de todo el mundo, que el planeta Tierra se enfrenta a una emergencia climática”

Su declaración llega cuando se cumplen 40 años desde la Primera Conferencia Mundial del Clima, que reunió a científicos de 50 países en Ginebra en 1979. Aquellas jornadas se cerraron con un mensaje unánime: las tendencias alarmantes para el cambio climático hacían que fuera urgentemente necesario actuar. Desde entonces, se han emitido alarmas similares a través de la Cumbre de Río de 1992, el Protocolo de Kyoto de 1997, el Acuerdo de París de 2015 y otras asambleas mundiales. Sin embargo, las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) siguen aumentando, con efectos cada vez más perjudiciales para el clima de la Tierra.

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“Se necesita un inmenso aumento de escala en los esfuerzos por conservar nuestra biosfera para evitar sufrimientos indecibles debido a la crisis climática”.

Uno de los objetivos de la declaración, basada en el análisis científico de más de 40 años de datos, es establecer una gama más completa de indicadores de las causas y efectos del colapso climático que vaya más allá de las emisiones de carbono y el aumento de la temperatura de la superficie terrestre.

“Se debe monitorear un conjunto más amplio de indicadores, que incluyen el crecimiento de la población humana, el consumo de carne, la pérdida de la cobertura arbórea, el consumo de energía, los subsidios a los combustibles fósiles y las pérdidas económicas anuales por eventos climáticos extremos”, explica Thomas Newsome, investigador de la Universidad de Sydney y uno de los coautores del texto.

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Los científicos también aluden a otros “signos profundamente preocupantes” relacionados con la actividad humana. Entre ellos citan el aumento sostenido de las poblaciones de ganado humano y de rumiantes, la pérdida global de la cobertura arbórea, el creciente número de pasajeros aéreos o la producción de carne per cápita. De paso nos recuerdan que “la crisis climática está estrechamente vinculada al consumo excesivo del estilo de vida rico”.


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El retrato que obtenemos cuando se suman los datos resulta dramático.

Pero no está todo perdido.

En su manifiesto, los científicos esbozan un plan de acción con seis puntos críticos e interrelacionados. “Estos son pasos importantes, pero no son las únicas acciones necesarias”, aclaran.

1. Transición energética

El mundo debe implementar rápidamente prácticas de conservación y eficiencia energética masivas y debe reemplazar los combustibles fósiles con energías renovables bajas en carbono y otras fuentes de energía más limpias. Deberíamos dejar las reservas restantes de combustibles fósiles en el suelo y debemos buscar cuidadosamente emisiones negativas efectivas utilizando las tecnologías disponibles. Los países más ricos necesitan apoyar a las naciones más pobres en la transición lejos de los combustibles fósiles. Debemos eliminar rápidamente los subsidios a los combustibles fósiles y usar políticas efectivas y justas para aumentar constantemente los precios del carbono para restringir su uso.

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2. Freno a los contaminantes de corta duración

Necesitamos reducir rápidamente las emisiones de contaminantes climáticos de corta duración, incluido el metano, el carbono negro y los hidrofluorocarbonos. Hacer esto podría ralentizar los ciclos de retroalimentación climática y reducir la tendencia al calentamiento a corto plazo en más del 50% en las próximas décadas.

3. Protección de la naturaleza

Debemos proteger y restaurar los ecosistemas de la Tierra. El fitoplancton, los arrecifes de coral, los bosques, las sabanas, los pastizales, los humedales, las turberas, los suelos, los manglares y los pastos marinos contribuyen en gran medida al secuestro de CO2 atmosférico. Las plantas marinas y terrestres, los animales y los microorganismos juegan un papel importante en el ciclo y almacenamiento de carbono y nutrientes.

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Necesitamos reducir rápidamente la pérdida de hábitat y biodiversidad, protegiendo los bosques primarios restantes, especialmente aquellos con grandes reservas de carbono, al tiempo que aumentamos la reforestación y forestación, donde sea apropiado, a escalas enormes. Hasta un tercio de las reducciones de emisiones necesarias previstas para 2030 según el acuerdo de París podrían obtenerse con estas soluciones climáticas naturales.

4. Cambios en la alimentación

Debemos avanzar hacia una dieta basada en vegetales al tiempo que se reduce el consumo global de productos animales, especialmente el ganado rumiante.

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Ese cambio de hábitos alimentarios reduciría significativamente las emisiones de GEI y liberaría tierras de cultivo. Las prácticas de cultivo, como la labranza mínima que aumentan el carbono del suelo, son de vital importancia. Necesitamos reducir drásticamente la enorme cantidad de desperdicio de alimentos en todo el mundo.

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5. Reforma del sistema económico.

La extracción excesiva de materiales y la sobreexplotación de los ecosistemas, impulsada por el crecimiento económico, deben reducirse rápidamente para lograr la sostenibilidad a largo plazo de la biosfera. Necesitamos una economía libre de carbono que aborde explícitamente la dependencia humana de la biosfera y políticas que guíen las decisiones económicas en consecuencia. Nuestros objetivos deben dejar de enfocarse únicamente en el crecimiento continuado del PIB y la búsqueda de la riqueza, y empezar a pensar en mantener los ecosistemas y mejorar el bienestar humano, priorizando las necesidades básicas y la reducción de la desigualdad.

6. Estabilizar la población

La población en la Tierra crece en más de 200.000 personas por día (80 millones por año), y la ONU estima que alcanzará un máximo de 10,9 mil millones de personas para finales de siglo. Ese escenario es insostenible. La población mundial debe estabilizarse, e idealmente, reducirse gradualmente, dentro de un marco de servicios de planificación natal y familiar que garanticen la justicia social y económica.

“Mitigar y adaptarse al cambio climático al tiempo que se honra la diversidad de los seres humanos implica grandes transformaciones en las formas en que nuestra sociedad global funciona e interactúa con los ecosistemas naturales”, concluyen los científicos.

“El análisis exhaustivo proporcionado en este documento no deja lugar a dudas, la evidencia está ahí”, sentencia Caroline Sullivan, profesora de Economía y Política Ambiental en la Universidad Southern Cross. “Lo que debemos preguntarnos es '¿qué tipo de futuro queremos?' Y '¿cómo llegamos allí?'”.

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