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Encuentran en la embajada rusa de Argentina casi 400 kilos de cocaína

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Un alijo de cocaína de la más alta pureza valorado en 50 millones de euros

M.Y.

23 Febrero 2018 12:36

¿Qué hacen 389 kilos de cocaína en una embajada? Es lo que se debieron preguntar las autoridades de Buenos Aires cuando el propio embajador ruso en Argentina, Viktor Koronelli, acudió a ellos para denunciar que en su sede diplomática había 16 maletas llenas de cocaína de la mejor pureza.

Un cargamento narco que habría dado para muchas fiestas desenfrenadas de diplomáticos si no fuera porque en realidad estaba destinado a viajar a Moscú. Después del aviso del embajador, agentes argentinos se personaron en la embajada y comprobaron que, efectivamente, allí había maletas llenas hasta los topes de cocaína procedente seguramente de Colombia. El alijo estaba valorado en al menos 50 millones de euros.

Para no perder la pista a los culpables, los agentes iniciaron una operación que ha durado más de un año y medio y que ha incluido a autoridades de los dos países. Su primera labor fue sustituir la cocaína por 400 kilos de harina y precintarlo todo con las mismas bandas diplomáticas para no hacer sospechar a los contrabandistas.

Gracias a que todo su trabajo ocurrió en el más absoluto secreto, los investigadores descubrieron que el cabecilla de la trama era un personaje misterioso bajo el nombre de "Señor K". Sus cómplices eran el tesorero de la embajada, Ali Abyanoy, y dos rusos nacionalizados y residentes en Argentina: Alexander Chikalo e Iván Bliznouk, subinspector de la policía de Buenos Aires. Los tres habían ideado una red de narcotráfico perfecta que consistía en aprovecharse de los derechos diplomáticos para transportar droga sin levantar sospechas.

El grupo intentó hasta en tres ocasiones enviar la droga a Rusia, sin saber que las maletas estaba llenas de harina que estaban en todo momento siendo vigiladas. La primera vez lo intentaron en un avión privado pero el embajador puso excusas para evitar el viaje. La segunda vez lo intentó el policía argentino, pero decidieron los agentes que iba a ser un problema al tratarse de un cargamento diplomático. La tercera vez, la droga llegó finalmente a su destino.

Aprovechando que el tesorero había vuelto ya a Rusia, se usó su mudanza para colar las maletas. Pero cuando el cargamento llegó a la capital rusa, los policías, que ya estaban avisados, detuvieron a tres personas que intentaron retirarlas, entre ellas al propio tesorero. Hoy han sido detenidos también los argentinos implicados. Pero la investigación de una de las tramas más cinematográficas de los últimos años no ha concluido: falta detener al Señor K.

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