PlayGround utiliza cookies para que tengas la mejor experiencia de navegación. Si sigues navegando entendemos que aceptas nuestra política de cookies.

C
left
left
Artículo Reichsbürger: la amenaza de extrema derecha que inquieta al Estado alemán Now

Now

Reichsbürger: la amenaza de extrema derecha que inquieta al Estado alemán

H

 

Los 'Ciudadanos del Reich' niegan la legitimidad de la República Federal Alemana y defienden la vigencia del sistema político y los límites territoriales del Imperio Alemán pre-guerra. Considerados durante años como un puñado de 'lunáticos conspiracionistas', han empezado a armarse y están en el punto de mira de los servicios de inteligencia del país

Luis M. Rodríguez

12 Marzo 2017 06:00

La Alemania que conocemos no existe. Es una burda mentira. Una gran "simulación administrativa" asociada a una marca registrada y cuyos destinos están regidos por un Gobierno ilegítimo.

No se nos ha ido la mano con la botella antes de escribir esas líneas. Lo que acabas de leer es parte del credo del 'movimiento reichsbürger' (Reichsbürgerbewegung en alemán), una especie de “secta de ultraderecha” con un “núcleo de derecha radical no inofensivo”, en palabras del ministro federal de Interior de Brandeburgo.

De acuerdo a las estimaciones del Ministerio de Interior alemán, más de 10.000 ciudadanos se declaran 'reichsbürger' o 'ciudadanos del Reich'. Una minoría permanentemente descontenta que a juicio de las autoridades se está volviendo una amenaza para la seguridad del país.

Más de 10.000 ciudadanos se declaran 'reichsbürger' o 'ciudadanos del Reich'

El pasado otoño, un autodeclarado ciudadano del Reich disparaba contra un policía causándole la muerte. Pocas semanas después, otro individuo adscrito al movimiento abría fuego contra cuatro agentes durante un registro en Georgensgmünd, en Bavaria. En las últimas semanas se han producido varias redadas contra decenas de propiedades de reichsbürguer que han dejado detenciones —las últimas, este pasado miércoles— y el decomiso de una cantidad significativa de armas de fuego —regladas y de fabricación casera—, munición y explosivos.

El duelo antiautoritario del 'movimiento reichsbürger' parece haber subido varios puntos en la escala de intensidad. Y muchos se preguntan: ¿está asistiendo Alemania al nacimiento de un nuevo desafío terrorista de extrema derecha?

Algo más que un puñado de chiflados

“Durante demasiado tiempo, el movimiento de los ciudadanos del Reich ha sido considerado por el Gobierno Federal como una mera congregación de solitarios trastornados, unos chiflados inofensivos. Los han juzgado así a partir del análisis de la Oficina Federal para la Protección de la Constitución. Desde el grupo de Los Verdes hemos criticado esta consideración durante mucho tiempo y ahora el análisis del Gobierno demuestra que se ha caído en un error de cálculo peligroso”.

La que habla es Irene Mihalic, portavoz de Interior del Partido Verde alemán. La pasada semana trascendía la respuesta del Gobierno a una pregunta parlamentaria elevada por Los Verdes en la que se criticaba la excesiva lentitud de las fuerzas de seguridad a la hora de reconocer el peligro que representa el movimiento reichsbürger.

El movimiento de los ciudadanos del Reich ha sido considerado por el Gobierno Federal como una mera congregación de solitarios trastornados, unos chiflados inofensivos. Desde el grupo de Los Verdes hemos criticado esta consideración durante mucho tiempo (Irene Mihalic, Los Verdes)

Mihalic y los suyos consideran que el Estado alemán ha fallado a la hora de seguir la pista de lo que consideran una ideología y unas actitudes claramente extremistas. “La ideología de los ciudadanos del Reich crece en buena medida a partir de un caldo de cultivo nacionalista-revanchista”, opina Irene. “Su credo se basa en el no reconocimiento de las consecuencias de la Primera y sobre todo de la Segunda Guerra Mundial”.

Johannes Radke, periodista y experto en extremismos de derecha, va un poco más allá a la hora de señalar con el dedo: “La idea que subyace a sus consignas es el rechazo a la democracia liberal y sus valores, empezando por los derechos humanos”.

“La idea que subyace a sus consignas es el rechazo a la democracia liberal y sus valores, empezando por los derechos humanos” (Johannes Radke, periodista)

Para los partidarios del movimiento reichsbürger, la República Federal Alemana es un país jurídicamente inexistente, un estado fingido, una ficción de la que nos han logrado convencer. Según su interpretación contrafactual de la Historia, la Alemania legítima sigue siendo el Deutsches Reich, la organización política y territorial vigente en el momento previo al estallido de la Segunda Guerra Mundial.

Sus argumentos se basan en una lectura selectiva de una sentencia emitida por el Tribunal Constitucional Federal en relación al llamado Tratado Básico (Grundlagenvertrag) de 1972, en el que se reconocía la existencia de dos Estados alemanes en igualdad de derechos y de soberanía. La Corte Constitucional de la RFA emitió un fallo en julio de 1973 en el que se determinó que los acuerdos del Tratado Básico no anulaban el objetivo de restablecer la unidad política de las dos Alemanias.

Los reichsbürger se agarran a esa sentencia, a esa declaración de la vigencia del "objetivo de reestablecer la unidad política" del país entonces dividido, para defender que el Reich, como sujeto de derecho internacional, sobrevivió al colapso de la Alemania nazi.

Las actas de capitulación alemanas y la ocupación aliada, sostienen, no habrían alterado la realidad jurídica previa del país. En consecuencia, solo reconocen las fronteras del Imperio Alemán de 1937. Para ellos, la Constitución de Weimar de 1919 sigue estando en vigor. De paso, también niegan el holocausto judío en la II Guerra Mundial.

En base a esa lectura jurídica de la Historia, para un reichsbürger la Alemania actual sigue siendo un territorio ocupado de manera ilegal por los aliados occidentales. Como tal, ni el Gobierno electo ni los cuerpos de seguridad tienen ninguna autoridad. Y no se pueden acatar las normas que emanan de un poder que no es legítimo. Hay que provocar a ese poder.

“Su credo se basa en el no reconocimiento de las consecuencias de la Primera y sobre todo de la Segunda Guerra Mundial” (Irene Mihalic)

Algo más que ganas de incordiar

A lo largo de los años, los reichsbürger han dado buena muestra de sus ganas de molestar al sistema. De entrada, existen diferentes grupos que han declarado su soberanía sobre territorios que consideran mini-estados. Su escenificación llega al punto de emitir sus propios pasaportes, sus permisos de conducir, sus propias monedas y sellos postales.

A menudo, los reichsbürger han entrado en conflicto con las autoridades porque se niegan a pagar impuestos y multas. Mientras, disfrutan agobiando a las administraciones con todo tipo de demandas, reclamaciones, solicitudes de información, quejas o recursos.

Por todas estas prácticas, la prensa alemana se ha referido a estos ciudadanos díscolos como papierterrorist, terroristas del papeleo. Se les venía despachando como simples descontentos, antiestatarios con ganas de tocar las narices. Moscas cojoneras, pero poco más.

Hasta que llegaron las agresiones.

Y los tiros.

Alcaldes de varios municipios han denunciado ataques verbales y físicos a manos de Ciudadanos del Reich. Muchas veces los agresores graban sus ataques y los suben a la red. Luego están los arsenales.

“Hace algunos años el movimiento reichsbürger no era más que un grupo muy pequeño de lunáticos”, explica Radke. “Pero a día de hoy es gente que se encuentra y se organiza con facilidad a través de las redes sociales y de multitud de webs que propagan sus ideas. El movimiento está creciendo rápidamente y algunos grupos están acumulando armas y no tienen miedo de usarlas”.

Los informes de inteligencia hablan de pequeñas células organizadas. Sin embargo, cuando se pregunta por esa creciente organización, el Ministerio del Interior remite a una respuesta oficial ofrecida en 2012: “Según la evaluación del Gobierno, no existe un 'movimiento Reichsbürger' unificado”.

Para Irene Mihalic, esa negación encierra un tremendo peligro. “El énfasis en las diferencias entre las personas cercanas al movimiento nos lleva por un mal camino a la hora del análisis”, opina la política.

“Hace algunos años el movimiento reichsbürger no era más que un grupo muy pequeño de lunáticos. Hoy es gente que se encuentra y se organiza con facilidad a través de las redes sociales y de multitud de webs que propagan sus ideas. El movimiento está creciendo rápidamente y algunos grupos están acumulando armas y no tienen miedo de usarlas” (Johannes Radke)

Desde sus páginas web, los reichsbürger exhortan a seguir luchando contra la República Federal de Alemania. Algunos de sus miembros son sospechosos de planear ataques terroristas contra instituciones, migrantes y miembros de la comunidad judía.

“Durante demasiado tiempo los reichsbürger han podido llenar sus armarios de armas sin que las autoridades y las cuerpos de seguridad del Estado hayan tomado nota” denuncia Mihalic. “Solo a partir de ese pasado enero los servicios de inteligencia han comenzado a observar este asunto y las primeras cifras ya explicitan un gran peligro”.

Se estima que unas 10.000 personas se identifican como ciudadanos del Reich. De ellos, más de 700 tienen armas.

“Y eso no es más que la punta del iceberg”, avisa Mihalic. “Debemos poner fin a esa dinámica existente hasta ahora que siempre ha tendido a restar importancia a este movimiento de extrema derecha”.

¿Neo-nazis o no neo-nazis?

Los reichsbürger no son un grupo homogéneo. Y ahí reside uno de los problemas a la hora de valorar su alcance y la magnitud de la amenaza que pueden o no representar.

“Entre ellos podemos encontrar neo-druidas amantes del esoterismo que son totalmente inofensivos, amigos de las conspiraciones, pero también neo-nazis peligrosos”, explica Johannes. “Por ejemplo, el neo-nazi Horst Mahler, antiguo terrorista de extrema izquierda y luego abogado del Partido Nacionaldemócrata de Alemania (NPD), de extrema derecha, es un conocido reichsbürger”.

“Para mí, los ciudadanos del Reich son muy claramente un movimiento que debe ser clasificado dentro del espectro de la extrema derecha”, sostiene la portavoz de Los Verdes. “Por desgracia, el Gobierno Federal todavía no los considera como tal”.

Hans-Georg Maassen, jefe de la Bundesamt für Verfassungsschutz (la agencia dedicada a los asuntos de inteligencia concernientes al ámbito doméstico alemán) reconocía el pasado miércoles que entre los asociados al movimiento reichsbürger hay identificados más de medio millar de personas consideradas extremistas. En un comunicado, Maassen reconoció que la comunidad está volviéndose más radical y muestra una “considerable voluntad de emplear la violencia”.

Esas declaraciones chocan, sin embargo, con la actual política institucional en relación al grupo. En lo que se refiere a la detección de delitos políticamente motivados, las acciones de los reichsbürger siguen siendo consideradas como acciones autónomas y autogestionadas de forma individual por sus perpetradores. No se relacionan con una colectividad o una motivación común.

“Eso suena mucho mejor de cara al ciudadano”, critica Mihalic. “Lo que está claro es que el racismo, el nacionalismo y el revanchismo siempre se dejan sentir en las declaraciones y las acciones de los ciudadanos del Reich”.

Se estima que 700 integrantes portan armas

La alargada sombra de la simpatía

En las críticas del Partido Verde a la respuesta titubeante de los servicios de inteligencia frente a la supuesta “amenaza reichsbürger” se pueden ver ciertos paralelismos con la historia del NSU, la organización terrorista clandestina de extrema derecha que asesinó a una decena de personas —nueve inmigrantes y un policía— hasta su desarticulación en 2011.

Hace un par de años la polémica estalló cuando se supo que los servicios de inteligencia llevaban tiempo detrás de la pista de los integrantes del NSU y decidieron no actuar. También fue polémica la destrucción de informes oficiales sobre sus actividades cuando todo el asunto se hizo mediático.

La sensación entonces en el seno de la sociedad alemana fue que había gente en puestos de responsabilidad que había tratado de “proteger” a los miembros del NSU y a su entorno político, por simpatizar con sus ideas, o que al menos se habían comportado de manera mucho más permisiva con la extrema derecha que con otras formas de extremismo. Para Mihalic, ese contexto de tolerancia hacia las expresiones de extrema derecha podría estar jugando un papel a la hora de abordar desde las instituciones el movimiento reichsbürger.

“La relación con el 'complejo NSU' es cercana”, opina. “Y no solo porque las agrupaciones nazis a menudo han asumido como propias las tesis esenciales de los ciudadanos del Reich. En cierto modo, la infiltración de ciudadanos del Reich en los poderes públicos es mucho más probable que en el caso de militantes nazis, porque son menos visibles. Por desgracia, aún sabemos muy poco acerca de su talante y su manera de actuar a la hora de crear sus redes y sus conexiones. De acuerdo a las estimaciones de algunos expertos, se cree que en ciertos lugares están constituidos y actúan como una especie de orden o sociedad secreta. Tenemos que tener eso muy en cuenta, de modo que no se repitan los errores que se cometieron con el NSU”.

share