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Alemania acaba de firmar el fin de la política de puertas abiertas a los migrantes

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Merkel sucumbe a las presiones populistas de su propio gobierno y crea centros de retención de inmigrantes

A.P.G.

03 Julio 2018 12:32

1.“We will manage” ?

En 2015, Angela Merkel, la canciller alemana popularizó en el país germano el famoso lema We will manage. Mientras el resto de países se blindaba ante la llegada de refugiados a Europa, Merkel impulsó una política de puertas abiertas. La canciller y líder del Partido Unión Democrática Cristiana (CDU) inspiró a los alemanes a que se solidarizaran con ropa, tiempo y dinero con los migrantes recién llegados.

En total, entre 2015 y 2016 más de un millón de migrantes solicitaron asilo en el país. Merkel siempre ha defendido su política de integración como un asunto que concierne a Europa y ante el cual no se puede mirar hacia otro lado. “Somos una Europa de valores. Nadie en Europa puede decir que no tiene nada que ver con la crisis de refugiados”, declaró en una rueda de prensa hace alrededor de tres años.

También llegó a comparar el desafío migratorio en la UE con la reunificación alemana tras la caída del muro.

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2. Un nuevo acuerdo

Tras horas extenuantes y de máxima tensión en el gobierno alemán, Merkel ha llegado a un acuerdo con su socio e histórico aliado, el ministro de interior, Horst Seehofer, del partido bávaro Unión Social Cristiana (CSU). En un pulso sin precedentes, Seehofer había amenazado a Merkel con dimitir si esta no accedía a firmar un acuerdo migratorio restrictivo y en abierta contradicción con las posiciones defendidas hasta ahora por Angela Merkel.

¿Qué incluye el acuerdo? La creación de “centros de tránsito”—es decir, unos centros de retención de inmigrantes— en la frontera entre Alemania y Austria. El acuerdo significa que los solicitantes de asilo que se hayan registrado en otro país de la Unión Europea serán rechazados de inmediato al entender que deben solicitar asilo en dichos países. También supone, previsiblemente, el internamiento y la deportación forzosa.

En palabras de Seehofer, es un acuerdo “para prevenir la inmigración ilegal a través de la frontera entre Austria y Alemania”, un tapón para evitar la llegada de nuevos migrantes. Merkel ha defendido que es un “paso esencial”.

3. Aferrarse al poder

La disputa entre Merkel (CDU) y Seehofer (CSU) y es significativa porque pone en cuestión y hace peligrar un bloque histórico que ha gobernado Alemania durante largos periodos desde la Segunda Guerra Mundial. Si Merkel ha aceptado este acuerdo, es para evitar el colapso del gobierno y para mantenerse en el poder después de casi 13 años como canciller. Pese a que esta jugada le augura algo más de tiempo, su descenso de popularidad entre la población —y el auge de la extremaderecha y grupos racistas y xenófobos por la llegada de refugiados— hacen harto improbable que llegue a mantenerse durante muchos más tiempo. Al menos, ahora.

Además, las tensiones con los socialcristianos bávaros (CSU), aliados del gobierno en coalición, se hacen cada vez más tensas. El CSU, animado por su mal resultado electoral y el ascenso de la ultraderechista AfD -que crece por toda Alemania- quiere endurecer sus políticas migratorias y contener el flujo de refugiados en un intento de recuperar parte del electorado perdido.

4. ¿Fin de la era Merkel?

La tensión en las últimas horas y el chantaje y presión al que Seehofer a sometido a Merkel (que llegó a declarar que si Merkel está en el gobierno es gracias a él) ponen en relieve la pérdida de poder político de la canciller.

"Su capital político está agotado", declaró Thomas Kleine-Brockhoff, director de la oficina de Berlín del German Marshall Fund, según recoge New York Times. "Estamos en el capítulo final de la era de Merkel". El rotativo Der Spiegel también definía de este modo el acorralamiento de la canciller y su dudosa supervivencia política:

“En la política para los refugiados, conservadores y populistas en Europa están formando una alianza anti-Merkel. Y en la reforma europea los socialdemócratas alemanes parecen estar asociándose con Macron para oponerse a la canciller. En Berlín, está atrapada por la coalición con el SPD. En Bruselas está constreñida por intereses incompatibles. Y la adversidad también está en el horizonte de la política de refugiados de Merkel, por culpa de su partido hermano en Baviera, el CSU”.

5. Queda un último socio

El acuerdo alcanzado todavía debe obtener el visto bueno del tercer socio en la coalición, los socialdemócratas, que defienden una política más abierta con la inmigración.

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