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Artículo La gente está quemando antenas de 5G porque creen que tienen la culpa del coronavirus Now

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La gente está quemando antenas de 5G porque creen que tienen la culpa del coronavirus

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No te rías, que esto es serio

Franc Sayol

07 Abril 2020 17:39

Hasta hace poco, cuando escuchábamos algo sobre los supuestos efectos nocivos de la tecnología 5G era a través de los habituales de las teorías de la conspiración. Los mismos que te dicen que el dióxido de cloro puede curar el cáncer o que los aviones nos fumigan con agentes químicos. La crisis del coronavirus, sin embargo, ha hecho que la conspiranoia sobre la nueva generación de telefonía móvil llegue al mainstream. Y la cosa se está poniendo fea.

En el Reino Unido, terreno siempre abonado para el ludismo, la situación es especialmente tensa. Diversos medios británicos informan de que al menos 20 antenas telefónicas han sido quemadas en relación con las informaciones falsas sobre el 5G que tanto circulan estos días. Los saboteadores se organizan a través de grupos de Facebook, donde posteriormente comparten imágenes de sus acciones e incluso elaboran rankings sobre las regiones en las que más antenas se han vandalizado.

Los postes no son los únicos objetivos. Los ingenieros de telecomunicaciones denuncian que durante el confinamiento se han multiplicado las amenazas verbales y físicas hacia ellos. En un vídeo difundido en las redes sociales, una mujer se dirige a dos operarios que están tirando cable para el 5G. “¿Saben que eso mata a la gente?¿Saben que cuando enciendan esto van a matar a todo el mundo? Por eso están construyendo los hospitales”, dice la señora ante la atónita mirada de los trabajadores.

La paranoia por el 5G ha llegado a pie de calle. Pero, ¿por qué ahora? Los expertos señalan diversos factores. Por un lado, el confinamiento ha provocado un mayor uso de las redes sociales y los servicios de mensajería, así como la proliferación de grupos vecinales en estas. Por el otro, está la necesidad que tiene la gente de encontrar respuestas ante una situación que ha trastocado sus esquemas sobre el mundo.

Luego está la (supuesta) conexión con el virus propiamente dicho. Desde que estalló el brote en Wuhan, hay gente que asegura que la culpa de la pandemia la tiene el 5G. Sus argumentos se componen de medias verdades, coincidencias y datos erróneos, pero esto no ha impedido que muchas de estas teorías se vuelvan virales.

Una de las afirmaciones que más ha circulado es que Wuhan fue la primera ciudad del mundo en recibir 5G, lo que explicaría los estragos que el virus ha causado ahí. Pero, tal y como recuerda The Guardian, Wuhan recibió cobertura 5G en agosto de 2019, casi 18 meses después de que O2 lanzara su primer banco de pruebas en Londres. Al mismo tiempo, Irán ha sido un de los países más afectados por el virus a pesar de no tener cobertura 5G.

Refutar esta avalancha de desinformación no es fácil. Para empezar, es difícil saber qué hay que refutar exactamente, ya que ni siquiera los conspiranoicos se ponen de acuerdo entre ellos. Algunos dicen que el virus sí existe pero que el 5G lo empeora, otros que los síntomas que experimenta la gente los provoca el 5G y no el virus y otros que el virus ni siquiera existe y que todo es una cortina de humo para tapar la implementación de la nueva tecnología.

En todo caso, no existe ni una sola evidencia científica de que el 5G sea nocivo para la salud. Y mucho menos de que esté ligado al coronavirus. La Organización Mundial de la Salud califica la tecnología inalámbrica (incluida la 5G) como cancerígeno de nivel 2B, que engloba aquellos compuestos acerca de los que no hay ninguna prueba científica conclusiva acerca de que, en niveles de exposición normales, sean cancerígenos. Es la misma categoría en la que se encuentra el café.

La confusión proviene de un mal entendimiento del funcionamiento de la radiación. El hecho que el 5G sea radiactivo no significa que sea dañino para las personas. La única parte dañina del espectro de radiación es la radiación ionizante, que es la que tiene suficiente energía para eliminar electrones de los átomos. Al igual que las ondas de radio o las microondas, el 5G está muy lejos de tener este tipo de potencia. Los expertos en radiación insisten que no representa un riesgo para los humanos. Pero aún así hay gente se resiste a quitarse el papel de plata de la cabeza.

Para intentar frenar la diseminación de este tipo de contenido, YouTube ha avisado que eliminará los vídeos que promuevan estas teorías. Facebook, por su parte, ha empezado a borrar a algunos de los grupos anti-5G que se alojan en la red social.

Pero la mejor manera de refutar la desinformación es con información. El problema es que tanto los gobiernos como las grandes compañías telefónicas no han sabido o no han querido promocionar las verdades científicas detrás del 5G. Y siempre es más difícil intentar que la gente cambie de parecer acerca de este tipo de cuestiones cuando ya han dado por válida una teoría.

Tampoco ayuda que algunas celebridades estén avivando las llamas. Ante el estupor de la comunidad científica, gente con millones de seguidores en las redes sociales como el actor Woody Harrelson o el boxeador Amir Khan han compartido algunas de las informaciones falsas que circulan por la red. Algo que viene a corroborar lo poco útiles que están siendo muchos famosos durante esta crisis.

La responsabilidad de evitar que sigan esparciéndose estas falsedades es de todos. Y es importante tomársela en serio. Por muy risible que nos resulte un titular como el de esta noticia, destrozar tecnología puntera y atacar a aquellos que permiten que las redes de comunicación sigan funcionando resulta tremendamente egoísta. Especialmente teniendo en cuenta que es esta misma tecnología la que está haciendo que el confinamiento sea un poco más soportable para millones de personas.

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