Ya van 23 muertos en las protestas contra el gobierno de Maduro. La actitud de la religiosa es de las pocas que ha puesto de acuerdo a bolivarianos y opositores
Se llama Sor Esperanza y su nombre es casi demasiado obvio entre los pocos rayos de luz que se cuelan en el oscuro circo político de Venezuela.
Es una monja de 78 años que, frágil y tranquila, se acercó a conversar con la Guardia Nacional Bolivariana mientras esta lanzaba bombas de gas lacrimógeno a los manifestantes en las calles de Caracas.
Su imagen, de valentía y firmeza al tiempo que candidez, quedará para la posteridad como signo de eso, de esperanza, en los peores momentos de la era Maduro.
Ya van 23 muertos en protestas contra el gobierno, que dio un gran paso definitivo hacia el autoritarismo cuando el Supremo asumió los poderes de un Congreso en el que los bolivarianos no tenían mayoría.
"Yo sólo conversé con ellos. No les tengo miedo", dijo la religiosa a BBC Mundo.
Vestida con su hábito blanco y a paso lento, intentó acercar a los agentes a Dios: "Les hice la señal de la cruz, los bendije. Le dije al jefe: "Usted cumpla sus órdenes, porque si no, va preso, pero, ¿cómo es posible? Usted es venezolano y nosotros somos venezolanos".
De la misma forma, la monja regañó también a los opositores por promover altercados en la conocida como marcha del silencio: "Estaba disgustada con la gente. Les dije que se quedaran abajo y eso fue puero bochinche (desorden). Regañé a los míos. No me hicieron caso y echaron a perder el paquete".
Por una vez, figuras tan distantes como el opositor Henrique Capriles o la Guardia Nacional Bolivariana estuvieron de acuerdo en ensalzar su actitud. En el caso de los agentes, utilizaron su imagen para hacer un "llamado a la Paz de la Patria".
Nacida hace 78 años en un poblado campesino de Pampán, estadeo de Trujillo, María Esperanza García Ramírez es jesuíta desde su juventud. Formada en Italia, estudió después Medicina en la Universidad Central de Venezuela.
"Soy hija de Maria Auxiliadora y salesiana de Don Bosco. He participado en sopotocientas (muchísimas) marchas desde los tiempos de Hugo Chávez. A mí todo el mundo me respeta, aún los chavistas. Siempre digo que ni cura, ni monja ni militar deben estar en Miraflores", remató a BBC Mundo.
Asegura Sor Esperanza que la oposición no debe encontrarse con Maduro. Pero ella sí: "Espero ver cómo le llego a Maduro de alguna manera. Quizá mandarle un papelito, pero quisiera hacerlo en vivo y en directo".