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Adrian Newey es el ingeniero más cotizado de la actual Fórmula 1. Es el hombre que está detrás de los cuatro campeonatos del mundo que ganó Sebastian Vettel en Red Bull, donde Newey sigue como director técnico. A sus 58 años, y tras estar más de 35 ganándose la vida en los paddocks, acaba de publicar su autobiografía titulada How to build a car-Cómo construir un coche-, donde recuerda el momento más duro de su carrera profesional.
Fue durante el 1 de mayo de 1994, cuando Newey era el jefe de diseño y desarrollo de Williams y tenía como piloto estrella a Ayrton Senna.
En la vuelta 7 del GP de San Marino, el Williams FW16 del piloto brasileño no tomó la curva Tamburello, sino que salió de la pista estampándose brutalmente contra un muro de cemento a 218 km/h.
La rueda delantera derecha se desprendió y le golpeó en la cabeza, mientras que un perdigón de la llanta delantera le atravesó el casco y la visera, produciendofracturas en el cráneo del 3 veces campeón del mundo. Aunque aguantó varias horas en el hospital, los doctores acabaron confirmando su muerte cerebral.
Newey, junto al director técnico Patrick Head, aceptaron modificar la columna de dirección del monoplaza a petición de Senna, así que tras el accidente mortal fueron señalados.
El ingeniero británico, que por aquel entonces tenía 36 años, asume su sentimiento de responsabilidad. "Fui uno de los altos ejecutivos de un equipo que diseñó un coche en el que un gran hombre murió. No importa si esa columna de dirección causó el accidente o no, es imposible olvidar el hecho de que era una pieza de diseño mala, que nunca debería haberse permitido en el coche", reconoce en su libro.
No cree que aquella petición de Senna le acabara matando, pero no puede perdonarse por el fallo en la aerodinámica.
"De lo que me siento más culpable no es de que un posible fallo de la columna de dirección fuera la causa del accidente, porque ese no es el caso, sino porque fallé en la aerodinámica del coche. Metí la pata en la transición entre la suspensión activa y la vuelta a la suspensión pasiva; diseñé un coche que era aerodinámicamente inestable, en el que Ayrton intentaba hacer cosas que no se podían hacer. Y de hecho no fue capaz”.
En su día la justicia italiana demandó a Patrick Head y Adrian Newey, que años más tarde fueron absueltos. A pesar de ello, Newey asegura que "siempre me sentiré responsable de la muerte de Ayrton, pero no culpable".
Él tampoco puede quitarse de la cabeza una de las muertes más impactantes de la historia del deporte.
