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El Ironman más rápido de la historia se sometió a una tortura medieval

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The Man with the Halo
 

Tim Don optó por hacerse 8 agujeros en su cabeza y fijar el cuello como un busto para correr la Maratón de Boston

PlayGround

16 Abril 2018 11:33

El 11 de octubre de 2017, Tim Don fue arrollado por un coche en la entrada de una gasolinera cuando se preparaba para el Mundial Ironman en Hawai. Faltaban solo 3 días para el campeonato.

Este tritaleta británico, campeón del mundo en distancia olímpica en 2006 y plusmarquista mundial de Ironman -7:40:23-, despertó media hora después de la colisión en un hospital. Tenía roto el cuello, exactamente la segunda vértebra cervical -la que se encuentra justo detrás de los dientes- y sólo la rapidez de la ambulancia impidió que se ahogara allí mismo.

Los médicos le dieron 3 opciones para recuperarse: utilizar un collarín especial -nada recomendable por la gravedad de la lesión-, operarse para reparar la vértebra y volver pronto a hacer vida normal -con esta opción hubiera acabado su carrera al perder movilidad- o "podía tener un halo" para una recuperación total, sin limitaciones.

Don eligió la tercera, que consiste en una antigua tortura medieval en la que se fija el cuello con unos hierros durante 12 semanas.

El triatleta nunca se planteó tirar la toalla y eligió la opción más dolorosa, la única que le daba una opción de volver.

"El halo es un dispositivo de tortura medieval. Es una experiencia terrible, pero es la mejor opción si se quiere una recuperación completa sin limitaciones a largo plazo. Básicamente consiste en clavar cuatro clavos de titanio en la cabeza del paciente, dos en la frente y dos en la parte trasera, unirlas con una circunferencia y colocar dos barras de metal para formar un busto. Hay que llevarlo unos tres meses. Es muy doloroso. Pero funciona", aseguró el doctor del atleta en el documental The Man with the Halo que contará la historia de superación de Don.

En esos tres meses Don vomitaba de dolor, supuraba por los agujeros de su frente y se pasaba el día en una silla especial. "Si voy a recuperarme, voy a empujar mis límites para hacerlo lo antes posible y lo mejor que pueda. Si soy capaz seré incluso mejor que antes", asegura.

Durante las 12 semanas que duraba el proceso de recuperación permaneció inmóvil y no durmió más de hora y media seguida al estar en la silla con el halo sujeto al cráneo.

A la decimotercera semana Don comenzó a entrenar en su bicicleta. En el gimnasio trabajó el tronco inferior, mientras que en la piscina necesita un tubo porque aún no podía girar el cuello lo suficiente para respirar de lado.

Hoy volverá a sentirse deportista profesional. Tras entrenar 20 horas semanales, disputará la Maratón de Boston este mismo lunes. De hecho, espera acabar la prueba en un tiempo de 2 horas y 50 minutos, algo similar al que logró el año pasado preparando el Ironman de Hawaii, antes del fatídico accidente que le ha hecho vivir una auténtica tortura.

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