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Esta denuncia puede salvar vidas

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L\'Équipe / Arte PG
 

La portada que hoy conmociona a Francia puede leerse también como un manual de alerta contra el maltratador: dependencia económica, aislamiento social, golpes, peticiones de perdón, violación y una imagen público intachable

PlayGround

26 Marzo 2018 13:52

La conmoción está doblemente justificada. Primero, porque no es habitual ver en una de las principales cabeceras (deportiva para más señas) una denuncia machista en exclusiva y a toda portada. Después, y más importante, por la crudeza de lo expuesto.

Los quioscos de Francia han amanecido hoy con una portada, la de L'Équipe, tras la que Miriam -nombre ficticio- relata una dura crónica de agresiones machistas durante unos dos años en los que compartió vida sentimental con un futbolista de primera división, aun en activo.

Al principio, recuerda el testimonio, él "era encantador". Todo cambió cuando fueron a vivir juntos. Desde entonces, ella asegura que se dio cuenta de que "no era muy estable, sino realmente violento". "Empezó a pegarme", continúa. "Era muy celoso. No eran pequeñas bofetadas, sino puñetazos en el estómago, en la cara y por todos lados".

Miriam afirma que el jugador "cambió por el dinero". "Se volvió más arrogante y se creía con licencia para todo" o "Cuando me veía llorar después de haberme pegado, se acercaba a mí, me pedía perdón y luego me obligaba a hacer el amor. Yo luchaba, pero pienso que eso le excitaba" son parte del testimonio.

La mujer denuncia que las agresiones eran habituales. "A veces pasaba tres veces en un mes. En una ocasión perdí el conocimiento. Cuando lo recuperé, no podía respirar". Esa vez acabó en el hospital. La policía también se presentó "muchas veces" en la casa por las quejas de los vecinos. Los propios vecinos también eran conscientes del mal estado de Miriam. "A día de hoy, me doy cuenta de que pude morir", asegura. También su hijo: estando embarazada también recibió palizas del futbolista. Él gritaba que no era su hijo.

"Mis amigas me llamaban para verme y él pensaba que querían presentarme a un chico. Con estos hombres violentos, tienes muchos regalos pero no eres feliz porque te aíslan, te encierran. Después de los golpes lo niegan todo. Pude haber muerto", explica.

El círculo se cerraba con la dependencia económica a la que el hombre la sometía: "Se negaba a que yo trabajara".

Después de su caso, Miriam ha sabido que él se ha comportado así con otras mujeres. Su maltrato, sin embargo, no trascendía fuera de la pareja. "Sus entrenadores y compañeros de equipo nunca vieron su comportamiento violento, porque, hacia el exterior, el 'señor' era reservado y tímido".

La narración de Miriam puede leerse casi como un manual de comportamiento del maltratador tipo. Dependencia económica, aislamiento social de la víctima, golpes seguidos de peticiones de perdón y peticiones de perdón que anteceden a violaciones. En este sentido, para muchas jóvenes lectoras, la denuncia que lleva hoy en portada L'Équipe puede salvar vidas.

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