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Cómo ganar dos Copas de Europa con tu pata de palo

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"¡Con el tobillo, le di con el tobillo!"

Omar Naboulsi

24 Abril 2018 16:29

La noche del 30 de mayo de 1984 es posiblemente la más triste en la historia de la Roma. Era su primera final de la Copa de Europa y tuvo el honor de albergarla en el Estadio Olímpico, pero enfrente estaba el tres veces campeón continental, el Liverpool de los 80.

En aquel entonces Italia era la selección campeona del mundo, y en la Roma jugaban Bruno Conti y Francesco Graziani, conquistadores de España'82, además de los brasileños Falcao y Toninho Cerezo. Aunque la Roma jugara en su estadio, fue visitante administrativo y se vio obligada a jugar con su uniforme secundario, todo de blanco, mientras que el Liverpool visitió con su tradicional indumentaria roja.

Los Reds contaban con leyendas del club como Kenny Dalglish, Ian Rush y Alan Kennedy.

Precisamente los aficionados del Liverpool se rinden al oportunismo de Kennedy para ganar la eliminatoria que ingleses e italianos disputan esta noche.

Este lateral izquierdo es un ídolo en el club. En 1981 convirtió al Liverpool en campeón de Europa gracias a un sorprendente lanzamiento -precedido de un saque de banda y de un clamoroso error de García Cortés- que acabó batiendo a Agustín para derrotar al Real Madrid en la final jugada en el Parque de los Príncipes de París.

Este héroe presente en la memoria colectiva del Liverpool rubricó su gran hazaña en el Olímpico de Roma, aunque el encuentro fuera bastante aburrido.

Phil Neal marcó para los ingleses y Roberto Pruzzo empató el marcador. Prórroga y penaltis.

El exceso de responsabilidad atenazó a varios jugadores del Liverpool, negándose a tirar los penaltis. Kennedy se ofreció varias veces para lanzar, pero sus compañeros no se fiaban de su habilidad con el balón, ya que lo veían como un defensa rápido y ya. Tanto insistió que fue incluido en la lista de elegidos, pero le dejaron para el último lanzamiento, creyendo que no sería necesaria su intervención.

La tanda la abrió Nicol, falló. Di Bartolomei marcó, lo mismo que Phil Neal. Bruno Conti erró. Empate. Luego marcaron Souness, Righetti y Rush. Llegó el turno de Francesco Graziani y ahí apareció la figura del histriónico Bruce Grobbelaar, el portero sudafricano nacionalizado zimbabuense. Antes del lanzamiento del italiano, el guardameta se acercó a la portería, mordió un trozo de la red e inició un baile indescriptible para distraer al rival.

"Estoy en Roma, la comida nacional son los espagueti, así que haré espagueti con las piernas", explicó después del partido.

El balón de Graziani se estrelló en el larguero, así que todo quedaba en los pies de Kennedy. Marcó mucho su lanzamiento, pero Tancredi se tiró al lado contrario.

El Liverpool era campeón otra vez gracias a Kennedy.

Fue la primera final ganada desde la tanda de penaltis y la primera derrota de un anfitrión. En 2005, Michael Robinson, que jugó en aquella final, recordó el gol de Kennedy como un terrible golpe de suerte.

"'¡Con el tobillo, le di con el tobillo!', nos dijo Kennedy cuando fuimos a felicitarle. Por eso engañó al portero, claro. El gran Alan, el único futbolista del mundo que decidió dos Copas de Europa dándole mal a la pelota. Porque el gol al Madrid en París, aquel tiro que batió a Agustín, pretendió ser un centro y acabó en gol. Esa pierna es para amputársela y ponerla en un museo", aclaró Robinson.

34 años después, los reds se encomiendan a la suerte de Kennedy para llegar a una nueva final.

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