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Las zapatillas populares con las que Olajuwon combatió el clasismo de las Air Jordan

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"¿Cómo una madre trabajadora con tres niños va a poder comprar bambas Nike o Reebok por 120 dólares? Los niños acaban robándolas. A veces matan por ellas".

Omar Naboulsi

31 Octubre 2017 17:55

Pocos recuerdan la muerte de Jawaad Jabbar por la poca repercusión que tuvo... o bien porque casi cada año aparecen historias de agresiones en las compras navideñas.

Jabbar, de 16 años, y un par de amigos decidieron pasar la tarde del 20 de diciembre de 2014 en un centro comercial de Columbus -Ohio-. No tenían dinero, pero querían conseguir la edición limitada de las Air Jordan que acaban de salir a la venta.

Su plan era sencillo: esperar a que alguien se gastase 200 dólares en las bambas y después robárselas.

Al poco rato avistaron a dos hombres con un par de las Air Jordan bajo el brazo. Jabbar no lo dudó y sacó una pistola, exigiendo a aquellos tipos que le diesen las zapatillas. Lo que no esperaba es que ellos también fueran armados. Uno de ellos no soportó verse amenazado por un estudiante de secundaria y le pegó un tiro mortal en el torso.

La policía se llevó a los amigos de Jabbar a un centro de detención juvenil, pero los que se quedaron con las Jordan pudieron escapar y jamás fueron identificados.

No es el único delito que se ha producido en EEUU por culpa de unas Air Jordan. Desde que salió al mercado su primer modelo en 1985, se han recopilado, por lo menos, robos a mano armada en Nueva Jersey, Louisiana, y un tiroteo en Houston. Además, la policía usó botes de gas lacrimógeno para dispersar a los clientes de varias tiendas en Toledo y Ohio por tumultos durante la compra de sus nuevas Jordan.

Hakeem Olajuwon ya atisbó esta espiral de violencia consumista hace veinte años e intentó combatirla cuando estaba en la cresta de la ola.

Acababa de ganar su segundo anillo como campeón de la NBA de manera consecutiva con los Houston Rockets, siendo considerado el mejor pívot del mundo. Entonces decidió sacar al mercado unas bambas propias que pudiera comprar cualquier hijo de vecino.

No triunfaron, pero nadie puede echarle nada en cara sobre sus intenciones.

"Dream Shake" -su mote era The Dream- se llamaban las bambas, gracias a un acuerdo con Spalding. ¿Su precio? 34,99 dólares.

"¿Cómo una pobre madre trabajadora con tres niños va a poder comprar bambas Nike o Reebok que cuestan 120 dólares? No puede. Entonces los niños roban estas zapatillas de las tiendas y de otros niños. A veces matan por ellas", dijo Olajuwon en el lanzamiento de sus zapatillas.

La estratagia parecía inteligente, pero él nunca fue un hombre mediático. A lo mejor era su inglés con marcado acento africano, o quizás porque no parecía una estrella de hip hop con pendientes y tatuajes a juego.

La cosa es que las Dream Shake no calaron como las setenteras Adidas de Jabbar o las Converse de Magic de los 80. Ni siquiera como las Patrick Ewing o las Air Force de David Robinson. Muchos periodistas llegaron a argumentar que era el clasismo de la sociedad americana el que hizo que aquel modelo fracasara, y otros simplemente llegaron a la conclusión de que se le discriminó inconscientemente en el mercado porque no era estadounidense.

Jordan estaba retirado y era el momento de estallar a nivel publicitario.

Aunque Olajuwon llegó a estar en el Top 10 de deportistas mejores pagados del 1995, fueron Kobe Bryant y Shaquille O'neal los que se quedaron con la cuota de protagonismo en el mercado. El primero acabó siendo el heredero comercial de las Air Jordan.

Sin embargo, el gran problema de las Dream Shake fue su distribución: se vendieron en Payless, WalMart y K-Mart, pero no en Foot Locker o The Sports Authority.

En este artículo del Philadelphia Inquirer de la época, los redactores Michael Sokolove y Nita Lelyveld demostraron que casi nadie iba a a Payless para comprar unas zapatillas de baloncesto. Además, Foot Locker -la principal tienda de calzado de los 90- optó por no vender las Dream Shake porque creían que los niños recibían burlas por usarlas a causa de su precio.

Spalding aseguró que se vendieron 4 millones de pares, pero ninguna estrella aparte del propio Olajuwon las calzó.

En cambio, Sthephen Marbury sacó las Starbury a 14,95 dólares y fue todo un éxito comercial. De hecho, consiguió consolidar su propia línea de ropa deportiva en China, aunque su carrera se hundiese paulatinamente.

El contrato de Olajuwon con Spalding expiró en 2000, con el sonoro fracaso de unas bambas populares que nunca llegaron a serlo.

En 2014 llegó a un acuerdo con otra marca que le patrocinó varios años, Etonic, para lanzar otra línea edición limitada llamada "1984 Akeem the Dream". Se vendieron a 120 dólares y tuvieron cierto tirón.

¿Casualidad?

(Vía The Guardian)

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