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Este boxeador asesinó a su padre y se puso a ver la TV en la cama

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"El Terrible" Sosa ya había matado a dos personas en 2008

PlayGround

01 Marzo 2018 13:41

El boxeador Jorge Luís Sosa, conocido como "El Terrible" Sosa en EEUU y como "Makelele" en España, está detenido en una cárcel de Miami sin fianza tras haber sido acusado de matar a su padre.

Sosa, de 32 años, habría asesinado a su padre el sábado por la noche en su apartamento del barrio de La Pequeña Habana, según una ficha del sistema de cárceles del Condado Miami-Dade. Los medios locales aseguran que el boxeador le propinó hasta tres golpes en el cuello, presionó su garganta y lo estranguló. Al consumar el parricidio, Sosa entró en la casa de una vecina y se tumbó en su cama para ver televisión.

"Supongo que lo estranguló", dijo la jueza Mindy Glazer en una una audiencia desarrollada celebrada el lunes en un tribunal. De ser considerado culpable, se enfrentará a la cadena perpetua.

No era la primera vez que Sosa estaba involucrado en un asesinato. En España su nombre apareció en los diarios al protagonizar un atropello mortal en una céntrica calle de Vigo en 2008, acabando con la vida de un matrimonio.

En aquel entonces, "Makelele" se fugó de rumbo a Santo Domingo para convertirse en boxeador profesional, y luego se asentó en Filadelfia con su esposa española y su hijo.
Tras llevar una carrera pugilística ascendente en Estados Unidos, la Interpol le localizó en agosto de 2014 -a pesar de cambiar su nombre en el circuito americano por "George Louis"- y las autoridades de Washington autorizaron su extradición a España para terminar de cumplir los 3 años de condena por el doble homicidio por imprudencia.

Al final solo estuvo dos años encerrado en Madrid porque le descontaron el tiempo de la prisión provisional tras el accidente en Vigo.

Tal y como dictaba la sentencia, él y otro conductor circulaban a gran velocidad en una carrera improvisada, se rozaron y el coche del segundo se estrelló contra un utilitario, donde estaba el matrimonio vigués. Sosa siempre insistió en su inocencia, así que desapareció de la escena del crimen, aparcó lejos, volvió andando y se entró en un bar a beber.

En aquella época tenía 22 años y la fama de ser un conductor medio loco que ya había sufrido varias persecuciones de la Policía Local, aunque nadie se esperaba que acabara estrangulando a su propio padre.

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