El portero alemán es un tipo diferente al resto de la plantilla. Va con patinete al mercado, vive integrado en el centro de Barcelona y aprendió castellano antes de venir a España
Marc André ter Stegen, el portero del FC Barcelona, está considerado uno de los mejores porteros del mundo. Para muchos, el mejor junto a Jan Oblak del Atlético de Madrid. A un portero de un equipo de fútbol siempre lo comparan con el batería de un grupo de música porque son los locos que van por libre; por regirse por otras normas. En el caso del portero alemán no sabemos si hay algo de cierto porque nada ni nadie le impide llevar un estilo de vida de lo más normal en la ciudad.
En marzo le pillaron paseando en un patinete a motor por el barrio de Gracia para comprar el pan unas horas antes de jugar contra el Atlético de Madrid. Quería vivir el día a día de la Ciudad Condal y por eso se trasladó al centro el año pasado, dejando la casa de una zona residencial de Castelldefels en la que vivía. Una rara avis de la plantilla del Barça, donde los jugadores suelen residir en urbanizaciones de Gavà y Castelldefels, Pedralbes o la zona alta de Esplugues del Llobregat.
Tendría que ser algo normal, pero no es la norma entre tanta estrella subida a los altares. Su adaptación fue más rápida que la de la mayoría de jugadores. En su presentación como culé en el verano de 2014 sorprendió a todo el mundo: sabía hablar castellano de manera muy fluida, y su gran juego de pies le facilitó mucho las cosas para aclimatarse al estilo de juego de los barcelonistas: "No estaría aquí si no supiera jugar con los pies. Es importante para este club", reconoce Marc-André ter Stegen en la nueva edición de la revista Panenka. En ella podemos encontrar un amplio reportaje del portero alemán en el que explica su traslado a Barcelona, las características de su juego y la cultura que se encontró al llegar al Barça.
"Lo que hace que un portero sea o parezca ‘moderno’ es que tenga un buen juego de pies, que esté siempre atento detrás de la línea defensiva, por si hay un balón a su espalda y tiene que anticiparse. Pero, claro, el Barça, desde hace muchos años, desde la época de Víctor Valdés, siempre tuvo un portero valiente con los pies, que ayudó al equipo", destaca el alemán. "Yo no soy como Valdés y no lo quería ser. Mi ídolo era Oliver Kahn, nuestro estilo es distinto pero me fijaba en él por su mentalidad".
También quiso mostrar agradecimiento por Zubizarreta, quien fue su valedor: "Valoré que quisiera conocerme en persona. Y me dijo cosas interesantes: me habló del estilo, la mentalidad, la cultura de este club. Y que la portería del Barça parece más grande".
Reconoce que no llevó bien la competencia con Claudio Bravo en sus 2 primeros años en Can Barça. "Yo quería ser el número 1 aquí como sea. Y claro, cuando me enteré que sería Bravo fue complicado. Porque era internacional, había ganado títulos, tenía más experiencia", revela.
En la entrevista, ter Stegen destaca la importancia de la decisión del futbolista al elegir destino cuando cambia de equipo: "Hay porteros que encajan perfectamente en cada estilo, como Ederson o Bravo en el City. Y otros como Buffon que están bien ahí -Turín-. Pero si haces un cambio, si yo jugara en la Juventus y Buffon en el Barça, tal vez yo no sería el que soy ahora".
También tuvo buenas palabras para Ernesto Valverde y su llegada al banquillo del Camp Nou: "Tenemos un técnico que lo ha visto desde fuera. Cuando entrenaba al Athletic, siempre nos presionó de una u otra manera y nos hizo sufrir muchísimo en su campo. Ahora tenemos un entrenador que sabe lo que hemos hecho exactamente hasta ahora. Este año hemos mejorado defensivamente, era obvio que teníamos que estar más juntitos. Trabajando de verdad, aunque si hay que defender unos minutos, sabemos lo que tenemos que hacer".
La última muestra de que el alemán es un tipo diferente entre los futbolistas la vimos en la cena que la plantilla azulgrana celebró en el Hotel Sofia la semana pasada para celebrar el doblete de Liga y Copa. Mientras todos llegaban en sus lujosos coches, ter Stegen llegó caminando de la mano de su esposa. Al momento varios hinchas fueron corriendo a sacarse fotos con él, y fue ahí cuando la seguridad del hotel fue a escoltarlo hasta la entrada del mismo.
